ROZBRAT ES SU EJEMPLO MÁS CONOCIDO
Veinte años de okupaciones en Polonia

En los años ‘90 llegó el movimiento okupa a Polonia.
Desde entonces han surgido docenas de centros
sociales y culturales. El más antiguo, Rozbrat, funciona
desde 1994 y como núcleo de la izquierda local.

30/09/10 · 20:54
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Manifestación anarquista
en la capital de Polonia en 1990. / Umbruch Bildarchiv

El movimiento okupa es conocido
sobre todo como un fenómeno de las
capitales occidentales, tras alcanzar
un tamaño notable en ciudades como
Ámsterdam, Berlín o Londres.
No obstante, también hubo okupaciones
al otro lado de la cortina de
hierro, como en la Alemania del Este
y Polonia. En esa época las okupaciones
se llevaban a cabo de forma
más clandestina y no se trataba de
llamar la atención a las autoridades.

A principios de los años ‘90, llegó
la okupación en su forma moderna
a Polonia, inspirada en las experiencias
occidentales. Las primeras okupaciones
se produjeron en Varsovia,
poco después surgieron varias en
Wroclaw, y en 1994 fue tomado el
Rozbrat en Poznan, la okupa más famosa
y antigua del país.

Tomek, que vive en este edificio
desde sus inicios, explica a DIAGONAL
el desarrollo del proyecto:
“[En los años ‘90] mucha gente viajó
al Oeste, algunos vivieron allí en
okupas y se dieron cuenta de que
necesitaban un lugar como éste.
Rozbrat fue ocupada como vivienda.
Al cabo de un año, organizamos
los primeros conciertos, después
de tres o cuatro años empezamos
con otras actividades”. Hoy en día,
Rozbrat es el núcleo del movimiento
libertario en Poznan. El complejo
alberga un taller de bicicletas,
una imprenta y el colectivo Food
not Bombs
de la ciudad, que proporciona
comida gratuita a personas
sin techo. Además dispone de
la mayor librería anarquista del
país, que cuenta con un amplio archivo
de publicaciones históricas y
volúmenes raros. En torno a Rozbrat
también fue fundado el grupo
local del sindicato anarcosindicalista
Inicjatywa Pracownicza (IP),
que tiene secciones sindicales en la
mayor empresa metalúrgica de la
ciudad, Cegielski, y otras empresas
menores. Algunas reuniones de la
IP aún se celebran en Rozbrat.

Sin tradición okupa

Aun así, Rozbrat es un caso excepcional,
ya que el movimiento okupa
nunca ha tenido tanta repercusión
en Polonia como en Holanda o
Inglaterra. “La okupación siempre
ha tenido una cierta importancia
como parte del movimiento anarquista
autónomo, pero jamás fue
un fenómeno realmente grande. Al
Estado nunca le ha gustado, por lo
que la mayoría de estas iniciativas
tenían un cierto grado de problemas
con la policía y, también, habitualmente
con los nazis locales”,
apunta a este periódico Soja, que
ha militado durante años en el movimiento
okupa polaco. Este hecho
también explica el que en Polonia
no exista ninguna ley explícitamente
pro o anti okupación. A pesar de
que ésta sí es ilegal, si dura tres meses
una okupa dispone de cierta
protección legal, pero según afirma
Tomek, “el Gobierno viola esta ley
y como la gente no conoce sus derechos,
no se defiende.”

En general, las okupas polacas
son relativamente efímeras. Soja
explica que “de las casas [de los
‘90] sólo se mantiene Rozbrat,
también hay otras que llevan varios
años por ahí y a menudo nos
encontramos con un nuevo proyecto”.
En Polonia, la mayoría de
estas propuestas autogestionadas
son llevadas a cabo por grupos de
autónomos o anarcopunks, que
tratan de crear un espacio para realizar
actividades políticas u organizar
conciertos. “Por supuesto,
también se trataba de okupar sitios
para vivir allí, pero en la mayoría
de los casos esto jamás fue la
motivación central.”

A pesar de su carácter subcultural,
Tomek atribuye a los okupas
polacos un carácter más abierto hacia
la sociedad que en otros países,
donde los espacios son cerrados y
sus habitantes no tratan de establecer
lazos con el resto de la ciudadanía.
Esto se refleja en las relaciones
de los okupas polacos con el vecindario,
quienes también han participado
en manifestaciones contra el
desalojo del edificio. Soja recuerda
que en su experiencia “habitualmente,
después de las sospechas
iniciales, los okupas han logrado
tener una relación amistosa con sus
vecinos, que los suelen considerar
buena gente, pero un poco raros.
En un primer momento, las okupas
eran muy subculturales, ahora lo
son un poco menos, pero aún existe
un fuerte elemento punk en
ellas”. Por ejemplo, Rozbrat se considera
un lugar abierto, donde cualquiera
puede “entrar, escuchar un
concierto, intercambiarse o simplemente
tomar unas cervezas.”

Apoyo del vecindario

Esta relación también se debe a una
lucha común contra la especulación
inmobiliaria y la gentrificación,
que afecta tanto a los okupas
como a sus vecinos. Un desalojo de
Rozbrat también perjudicaría a estos
últimos, ya que el Ayuntamiento
de Poznan planea la construcción
de chalets de lujo en la zona verde
dentro de la cual se encuentra este
edificio. Por otro lado, los okupas
son conscientes de que “para existir
y resistir la represión estatal, es
necesario mantener buenas relaciones
con el vecindario”.

El movimiento polaco también se
diferencia de los movimientos occidentales
en que apenas existen espacios
legalizados. Mientras en la Europa occidental se han legalizado
algunos centros o han
aceptado espacios cedidos por
Ayuntamientos esta situación
para nada ha sido habitual,
Soja destaca que “debido a la
burocracia que existe en Polonia,
incluso si alguien quisiera
legalizar una okupación, se encontraría
con obstáculos masivos
en el camino”.

En la actualidad sólo hay dos
okupas legalizadas en Polonia.
Una es el CRK en Wroclaw, ciudad
que en los años ‘90 constituía
un centro del movimiento
en Polonia. En consecuencia, el
Ayuntamiento cedió un edificio
donde hoy se realizan conciertos,
fiestas. Además se han instalado
un local de ensayo, un
estudio de sonido y un taller de
bicicletas. El segundo proyecto
legalizado se encuentra en Gliwice
y fue cedido por el Ayuntamiento
a cambio de un antiguo
matadero okupado, que
después fue derrumbado.
Obviamente, sobre todo en
ciudades ricas como Poznan,
las tendencias generales son las
mismas que en la Europa occidental:
suben los precios de vivienda,
que se vuelve cada vez
menos asequible. Tomek apunta,
que “aún la gente es apática,
pero quizás un día habrá más
personas que empiecen a okupar
viviendas deshabitadas.”

EN PELIGRO DE
DESALOJO


Desde marzo de 2010, Rozbrat se
encuentra en peligro de desalojo.
El propietario de la mayor parte
del terreno, un banco, intentó
subastar el solar por un mínimo
de 1.100.000 euros. A pesar de
que el valor del solar podría multiplicarse
al aplicar el Ayuntamiento
un cambio al plan urbanístico,
que prevé la construcción de chalets
de lujo en el solar, el banco
no logró venderlo. La subasta fue
acompañada por varias manifestaciones
solidarias. La próxima
subasta está prevista para enero
de 2011.


EL INTERSQUAT DISCUTE LA SITUACIÓN DEL MOVIMIENTO OKUPA

S.F. (MADRID)

Entre el 10 y el 19 de septiembre
tiene lugar en Berlín
el festival Intersquat. Concebido
como espacio de encuentro
para personas involucradas
en el movimiento
okupa, el primer Intersquat
se celebró en 2005 en París
.
Entonces era sólo un encuentro
de militantes de centros
sociales de esta ciudad. En
los años siguientes, la participación
creció hasta alcanzar
el ámbito internacional, por
lo que festivales así empezaron
a ser organizados en
otras ciudades.

El Intersquat berlinés consiste
en una serie de fiestas, charlas,
conciertos, exposiciones
de arte y otras actividades.
Sobre todo trata de crear un
espacio para el intercambio
entre integrantes del movimiento
okupa. Así, los organizadores
plantean el debate
sobre la situación de este
movimiento en el mundo y
sobre distintas formas de
gentrificación. Otras propuestas
de discusión son, por
ejemplo, “cómo puede recibir
el movimiento okupa un
mayor grado de solidaridad
en sus formas de acción” y
las posibilidades para mejorar
el intercambio entre los
colectivos.

El Intersquat berlinés coincide
con varias manifestaciones
antifascistas, contra la
gentrifiación en general y en
apoyo a la Liebigstrasse 14,
un centro social que se
encuentra amenazado de
desalojo a pesar de tener
contratos de alquiler vigentes.

Para alojar a los visitantes
de otras ciudades se ha instalado
un camping en el
centro de la ciudad, concedido,
según el grupo de
organización, tras la toma
de la oficina del alcalde.
Según sus promotores, el
festival se centra en “debates
políticos, arte y cultura
alternativa” y “la conexión
de formas de vida alternativa
con la cultura y el arte”.

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