MEMORIA HISTÓRICA: UN AÑO ANTES SE DEROGÓ LA LEY DE PELIGROSIDAD Y REHABILITACIÓN SOCIAL
Treinta años de la legalización de la primera asociación LGTB

El 16 de julio de 1980 fue
legalizado el Front
d’Alliberament Gai de
Catalunya, el primer
grupo de lesbianas, gays,
transexuales y bisexuales
del Estado español.

13/01/11 · 11:06
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Con la llegada de los años ‘80, las
organizaciones de lesbianas, gays,
transexuales y bisexuales (LGTB)
dejaban de actuar en la clandestinidad.
La primera en obtener reconocimiento
oficial fue el Front d’Alliberament
Gai de Catalunya
que
veía reconocida oficialmente su
labor antirrepresiva y por los derechos
de gays y lesbianas que realizaba
desde 1975. La resolución
llegó tras el recurso administrativo
interpuesto por FAGC ante la
negativa de legalizar la entidad
por la vía política del ministro de
Gobernación de Adolfo Suárez
(UCD), Juan José Rosón. “La legalización
del FAGC era uno de nuestros
dos principales objetivos como
organización, junto a la derogación
de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación
Social, que permitía perseguir
legalmente a homosexuales
bajo
la dictadura fascista encabezada
por Francisco Franco, lo que se consiguió
en 1979. Ambos fueron motivo
de sendas campañas de sensibilización”,
afirma Armand de Fluvià,
histórico del movimiento LGTB catalán
y fundador del FAGC.

“Ser legales nos permitió dejar
de ser clandestinos y de usar los
‘nombres de guerra’ para usar los
reales, tener amparo jurídico, convocar
actos públicos y manifestaciones
sin problemas y poder acabar
de normalizar la situación de
los gays en la sociedad catalana”,
afirma De Fluvià, que cree que la
importancia de la legalización va
más allá del propio FAGC y afecta
a todo el movimiento LGTB.
Además, las campañas para conseguirlo
permitieron integrar a los
homosexuales, lesbianas y transexuales
en el tejido social
, ya que
obtuvieron el apoyo de los partidos
de izquierdas y movimientos con
los que colaboraba (obrero, vecinal
o feminista), que presionaron a
su favor. También se implicó el
mundo de la cultura, como el director
de cine Ventura Pons, que realizó
el documental Informe del
FAGC en apoyo a su legalización.
Para Eugeni Rodríguez, actual portavoz
del FAGC, la legalización de
esta entidad “marcó un antes y un
después y ahora es un hecho irreversible
que nadie cuestionaría”.

Pese a poder considerarse en realidad
un “aniversario” para todo el
movimiento gay, no ha contado con
actos unitarios de conmemoración
o de homenaje a sus fundadores y
activistas. Tampoco ocurrió con el
aniversario de la derogación de la
Ley de Peligrosidad Social que llevó
a cientos de homosexuales, por el
mero hecho de serlo, a la prisión o a
los llamados Centros de Educación
de Homosexuales Masculinos (en
Huelva y Extremadura) donde sufrieron
palizas, violaciones y terapias
aversivas con el objeto de
‘convertirles’ en heterosexuales.
De Fluvià critica el olvido de las
asociaciones LGTB
de la memoria
histórica del colectivo, “ni la
FELGTB ni otras entidades han hecho
nada para recuperarla”, afirma.
La efeméride tan sólo fue conmemorada
por el propio FAGC con
una mesa redonda el 16 de julio,
“sin demasiadas pretensiones y que
sólo quería hacer un repaso histórico
de lo que significó”, afirma
Rodríguez, que lo define como “un
acto emotivo y en familia”.

Más de 30 años de historia

La entidad decana del movimiento
LGTB en el Estado tiene sus raíces
en el Movimiento Español de Liberación
Homosexual (MELH)
que
también surgió en Barcelona en
1970, de tendencia moderada, como
las asociaciones LGTB de su
época, y que se radicalizó al transformarse
en FAGC. Esta entidad,
conectada con los movimientos de
la nueva izquierda y la liberación sexual
de los ‘70, elaboró en 1975 el
Manifiesto del FAGC, que contenía
sus principales objetivos. Dos años
después, se celebraba por primera
vez el 28 de junio en el Estado español
como día de la liberación LGTB.
En los ‘70, el FAGC diseñó una
estrategia, en la que el Front era el
brazo político y reivindicativo, y el
Institut Lambda, el brazo social y
cultural. Además, favoreció la creación
del Grup de Lluita per l’Alliberament
de les Lesbianes para que
éstas tuvieran también su espacio
diferenciado, que las aproximara a
las feministas por su doble discriminación:
por lesbianas y por mujeres.

Hoy el FAGC sigue vinculado a
los sectores más alternativos del
movimiento gay y a los movimientos
sociales, y tiene como principio
la visibilización del deseo homosexual
y la denuncia de la homofobia
a través del Observatorio
contra la Homofobia
.

A favor y en contra
de la legalización

_ El FAGC, en los '70, era un
movimiento unitario que
recogía a representantes
de todo el espectro ideológico
vinculados a la liberación
homosexual, aunque
centrado en la izquierda.
Entre sus componentes
había socialistas, comunistas,
nacionalistas de
izquierdas y anarquistas y
antisistema. Eran estos
últimos los que ponían en
cuestión la necesidad de
legalizarse, lo que entendían
como una asimilación
que cambiaba el
objetivo de subvertir el
sistema (referido en este
caso especialmente al
orden sexual establecido,
aunque también a lo económico
y lo social). «El
sector más ácrata del
FAGC veía la legalización
como integración en el sistema
y por eso la rechazaba.
Con todo, el resultado
es positivo, ser legal significa
no estar al margen de
la sociedad y tener una
organización que les
apoya, una situación en la
que difícilmente se volverá
atrás», afirma Eugeni Rodríguez,
portavoz del FAGC.
Estas y otras diferencias
dieron lugar a la creación
de la Coordinadora de
Col¬_lectius d'Alliberament
Gai, de carácter más radical
tanto en lo político,
como en el de la teoría
sobre la homosexualidad
-hacían bandera de la provocación,
la pluma y el
trasvestismo- y que estuvo
activo entre 1978 y 1980.

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