Dos climas pugnan por el control del espacio público: a un lado, un clima de contestación social, de rebeldía colectiva, de solidaridad y apoyo mutuo.
listadoRaimundo Viejo Viñas
En los últimos tiempos la “crisis del régimen” se ha convertido en un lugar común del debate de la izquierda.
Creer que es posible provocar un vuelco político por medio de éxitos electorales con los útiles de partido existentes se basa en un cálculo ideológico, tan supersticioso como errado.
En estos tiempos en que la política de movimiento se abre paso subsumiendo en su seno notables y partidos, nuestro léxico se va enriqueciendo a golpe de acción colectiva y desobediencia.
Las políticas anticrisis implican la voladura del Estado de bienestar peninsular y la ruptura del pacto social y político sobre el que se asentaba el régimen de 1978. Así en la calle se habla de proceso destituyente y se plantea uno constituyente. Mientras, pese a la conflictividad social y deslegitimación del Gobierno, éste no cambia de rumbo. ¿Qué pasos dar desde los espacios transformadores y/o ‘desde abajo’?
"¡Mariano, no llegas al verano!". El clamor. En las calles no hace mucho que rugía con todas sus fuerzas la consigna destituyente.
Las actuales políticas anticrisis suponen el mayor ataque contra sus basamentos que haya sufrido nunca el welfarestate peninsular. Esta sistemática voladura implica la ruptura del pacto social y político de la Transición. En el marco de la exigencia de un proceso constituyente, ¿cómo leer los envites electorales? Abrimos el debate.
Que el 14N iba a ser un éxito de participación estaba cantado. No podía ser ya de otro modo dado que hemos entrado de lleno en la fase alcista de la ola de movilizaciones.
Las actuales políticas anticrisis suponen el mayor ataque contra los basamentos del Estado de bienestar. Lo que supone la ruptura del pacto social y político sobre el que se asentaba el régimen de la Transición. Así las tres últimas elecciones autonómicas han tomado una relevancia política inusual, entre otras cosas, como indicadores de la vialidad de nuevos escenarios inéditos.
Cuando el mundo en 1989 se sorprendía ante la inesperada caída del Muro de Berlín, los científicos se aprestaron a buscar interpretaciones. Pronto dieron con una clave: el efecto bola de nieve.
Los recortes anunciados por Rajoy agravarán la recesión hasta 2013”: así titulaba El País el paquete de medidas con el que se inicia el protectorado económico imperial de la UE y los mercados. El titular podría haber sido otro no menos consistente y coreado: “¡No es una crisis! ¡Es una estafa!”. A fin de cuentas, estamos asistiendo a la peor operación de extorsión que hayamos conocido.