Se necesita una reflexión serena sobre las expectativas creadas durante la campaña electoral y el trabajo realizado hasta el momento.
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Los discursos en torno a partido-movimiento, figuras anomales y demás conceptos manejados en sectores municipalistas no pueden esconder el vacio y la falta de cambios concretos y reales
La tensión entre institución y contrapoder, entre el partido y lo social movilizado, se extiende a casi todas las ciudades del cambio.
Hay que elegir, y cualquier opción implica un conflicto político que es necesario afrontar. La única opción que Unidos Podemos (y confluencias aledañas) no pueden permitirse, como se ha comprobado en estas elecciones, es la de marear la perdiz.
Toca ahora hacer de oposición, reformular discurso compartido y propuestas programáticas coherentes, buscando reconstruir así lazos con las organizaciones sociales que siguen apostando por el 'cambio' y la ruptura con la austeridad y este régimen a su servicio.
Ya ha pasado un año desde que llegamos a los ayuntamientos y resulta obligatorio hacer balance: ¿Qué hemos logrado? ¿Estamos en el buen camino?
El surgimiento de Podemos y el éxito de las candidaturas municipalistas podría hacer creer que el movimiento se ha institucionalizado o ha alcanzado las instituciones. Craso error.
Desde el principio, una buena parte de la izquierda tradicional, social y política, no había entendido el mensaje lanzado por Pablo Iglesias y el núcleo dirigente de Podemos.
La secretaria general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, analiza los dos años de vida de Podemos y los retos para el futuro.
Tras seis meses de gobierno, el concejal del Ayuntamiento de Madrid expone los retos de la legislatura.
¿Será 2016 el año en el que se encuentren 2011 (la irrupción del 15M por abajo) y 2014 (la irrupción electoral de Podemos)?
Para los humildes súbditos, es decir, aquellos a quienes nos toca sufrir las medidas de los gobernantes de turno, la situación de ingobernabilidad es positiva, porque implica que pasarán unos cuantos meses sin más destrozos políticos hasta la convocatoria de nuevas elecciones.
El bipartidismo mantiene el 50%. El PP gana las elecciones. El PSOE baja de los cien diputados por primera vez desde la restauración de la democracia. Podemos se sitúa como tercera fuerza pero lejos de los socialistas. El efecto Ciudadanos no será suficiente para un pacto con Mariano Rajoy.
La mugre empieza a apestar debajo de las lentejuelas de esta mitad mala de “la nueva política”