"CASO BATERAGUNE // CRÍTICAS A LA AUDIENCIA NACIONAL POR UNA NUEVA SENTENCIA ""SIN NINGÚN RIGOR JURÍDICO"""
“Su argumento es la presunción de culpabilidad”

La dura condena de cárcel contra cinco destacados
dirigentes de la izquierda abertzale, y su posterior
encarcelamiento, ha generado amplio rechazo.

- Un proceso y dos velocidades POR JUAN IBARRONDO

30/09/11 · 10:38
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Foto: Iñaki Arrieta Baro

“La M [de “Militar”] en nuestra estrategia
sobra y nos estorba.
Pero
eso no aparece. Porque si nuestra
estrategia es de suma y alianza social,
y eso no es posible, no con un
determinado grado de lucha armada
o de violencia sino con ningún
grado de violencia, la M en nuestra
estrategia no puede aparecer”. Son
algunas frases de la última intervención
del exportavoz de Batasuna Arnaldo Otegi en el juicio del caso
Bateragune. Al final, la Audiencia
Na cio nal le condenó, junto al exsindicalista
Rafael Díez Usabiaga, a
diez años de cárcel y a Miren
Zabaleta, Arkaitz Rodrí guez y Sonia
Jacinto a otros ocho. Según el texto
de la sentencia, ETA les encomendó
“la formación del organismo
o comisión
de coordinación y dirección
que, en el seno de la Izquierda
Abertzale, lle vara a efecto la planificación
y gestión de la nueva línea
estratégica de acumulación de fuerzas
políticas soberanistas”.

Para su condena, el tribunal asegura
basarse, entre otros hechos, en
las reuniones que mantuvieron los
procesados durante 2009
y en la relación
entre documentos de ETA
–donde ésta habla de la necesidad
de lograr una aglutinación de fuerzas
independentistas– y el propio
proceso de apuesta por las vías democráticas
y políticas que había comenzado
la izquierda abertzale en
aquel momento.

En opinión de
Mario Zubiaga, profesor de Política
en la UPV-EHU
, “es la línea argumentativa
habitual en muchos de estos
juicios en la Audiencia Nacional,
sobre todo en los protagonizados por
‘jueces de orden público’ sin ningún
tipo de rigor jurídico: no es lo mismo
Ángela Mu rillo o Gran de Marlaska
que Bermúdez”. Según Zubiaga, “los
argumentos se resumen en: presunción
de culpabilidad, peritajes policiales
que se elevan a prueba de cargo,

irrelevancia de la vista oral, uso
sistemático de la prueba diabólica
en la que el procesado debe probar
lo que no es, silogismos absurdos
como que ETA diseña su propia autodestrucción,
etc.”.

“Resultaría sencillo decir que todo
esto es un despropósito, y así lo siento,
pero echo en falta un análisis frío
y estrictamente jurídico de la sentencia”,
señala el periodista Xabi La -
rrañaga,
que la considera “inoportuna”
desde un punto de vista político.

En este sentido, sólo PP, UPN y
UPyD han aplaudido abiertamente
la condena. El Lehendakari Patxi
López aseguró entender que ésta pudiera
“generar sorpresa o incluso
frustración
en algunos sectores de la
sociedad vasca”, mientras la consejera
de empleo del Gobierno vasco,
Gemma Za baleta, se reconoció como
“parte de ese sector de la sociedad
que se ha podido sentir frus -
trado”. Entre los detalles de la sentencia,
Xabi Larrañaga califica de
“melonada” que a los procesados se
les acuse por utilizar una “terminología
idéntica” a la de ETA: “Aho ra
resulta que para evitar líos con la ley,
uno tiene que usar el diccionario de
sinónimos...”. Joxean Agirre, de
Eleak Mugimendua, colectivo abertzale

, considera que es “especialmente
paradójico” que se reconozca que
“no existe suficiente constancia en
autos” para llamar Bateragune al órgano
formado por los detenidos. “A
partir de ese argumento, ¿sobre qué
base se condena a esas cinco personas
como militantes de ETA en grado
de dirigentes?”, se pregunta Agirre, quien considera que en el plano
político, “han tratado de mover el tablero
de equilibrios que han hecho
posible el alumbramiento de un escenario
inimaginable tan sólo hace
unos pocos años”.

Y es que la resolución ha llegado
en un momento en el que la coalición
abertzale Bildu está representada
en ayuntamientos y diputaciones

tras sus buenos resultados electorales,
ETA mantiene su declaración de
alto el fuego “permanente, general y
verificable” y se acercan las elecciones
generales de noviembre. Segúnel periodista Joxerra Bus tillo, la sentencia
“puede significar un plus de
apoyos a la candidatura de la izquierda
abertzale que, además de los
socios de Bildu, contará en esta ocasión
con la aportación de Aralar”.

Bustillo también cree que puede haber
voto de castigo al PSOE,
“que en
pasados comicios fue premiado por
sus esfuerzos por la paz, pero que en
el último periodo se ha quedado paralizado”.

En esta línea, Agirre opina
que “con cada paso en la dirección
de esta sentencia, las instituciones
del Estado amplían la potencialidad
del independentismo vasco
”.

“Con este tipo de
sentencia, las
instituciones amplían la
potencialidad del
independentismo vasco”

Más allá de las elecciones, ¿la sentencia
de la Audiencia Nacional puede
modificar el camino hacia el fin de
la violencia? Según Zubiaga depende:
“si simplemente es inercia o tacticismo
se puede reconducir, sólo es
cuestión de tiempo o plazos
; si eso
desvela una estrategia soterrada de
los sectores más integristas del PP en
una coyuntura de mayoría amplia, el
condicionamiento negativo puede ser
mayor”.

Un Gobierno de los conservadores
tras las elecciones que, aunque
aparentemente cierre las puertas
al diálogo, no puede ser peor, consideran
muchos vascos y vascas, que
los últimos años del Ejecutivo de
Zapatero. El encarcelamiento de
Otegi y del antiguo dirigente de LAB,

Díez Usa biaga, no son una buena noticia
para la izquierda abertzale, aunque
no parece que ésta vaya a abandonar
una apuesta por las vías democráticas
que, por otro lado, hizo con
los procesados ya en prisión.

En opinión
de Agirre, el ciclo de la violencia
ha terminado
y “los argumentos, los
derechos democráticos y las propuestas
son ya, en este momento, los hilos
conductores de la política real en el
país”. Sobre los próximos pasos,
apunta: “la bilateralidad del proceso
y su consiguiente avance, la implicación
internacional de primer orden,
los nuevos pasos por parte de algunos
agentes principales y el reconocimiento
de la sociedad a los más audaces
y generosos”. Un proceso, quizás
a más largo plazo, al final del
cual Larrañaga imagina un escenario
político
en el que “nos tocará convivir
menos independientes de lo
que algunos desean y mucho más de
lo que desean otros. Vamos, como en
toda sociedad civilizada, donde las
diferencias ideológicas son un problema
pero no son ‘el problema’”.

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Foto: Iñaki Arrieta Baro
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