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El asesino del joven antifascista muerto en Madrid el 11 de
noviembre es militar profesional. No es el único caso. Militares
y policías han sido implicados en numerosos ataques
El repunte de las organizaciones y grupos de ideología fascista y neonazi en el Estado es visible en el aumento de su actividad pública. Pero su auge no viene de una evolución en su capacidad organizativa.
El 11 de noviembre la
extrema derecha volvía a
asesinar a un militante
antifascista. Carlos, un joven
de 16 años, murió tras
ser apuñalado en el pecho
por un simpatizante de
Democracia Nacional.
El 23 de julio de 1976, Eduardo Moreno Bergaretxe, ‘Pertur’, desaparecía
en el sur de Francia. El asesinato fue reivindicado por
la Triple A (Alianza Apostólica Anticomunista), de reconocida
vinculación con los aparatos del Estado franquista, con grupos
de pistoleros fascistas y también con terroristas italianos. Una de
las muchas historias que quedaron sin cerrar de aquella época.
La Asociación Pro Derechos
Humanos de Andalucía
cree que la decisión
de las autoridades de
aislar y trasladar a siete
presos de la cárcel de
Córdoba tras un motín
podría ocultar torturas.
Según la teoría más
extendida, Pertur, militante
de ETA Político Militar, fue
asesinado por sus propios
compañeros en 1977. Un
nuevo documental señala
la participación de cuerpos
policiales y neofascistas
italianos en su muerte.
Conocida por su liderazgo a finales de los ‘90 del
movimiento de los ‘sin papeles’ que en París reclamaba
la regularización de los inmigrantes ilegales,
Madjiguène Cissé regresó a vivir a su Senegal
natal en 2000. Ahí puso en pie la Red de
Mujeres para un Desarrollo Sostenible en África.
Viaja regularmente a Europa para recordarle
que debe implicarse en el desarrollo de África.
Las organizaciones
sociales denuncian que
las dos propuestas de
reforma legal criminalizan
a los ‘sin papeles’
y amplían el desarrollo
de un derecho de
segunda categoría.
El terrorismo neofascista en Europa fue parte de un diseño más amplio: debilitar los movimientos sociales e impulsar un cambio reaccionario.
La organización de atentados ultras en el Estado
español recibió el apoyo necesario para organizarse de
sectores del Estado y la ultraderecha europea.
El Uali Ameidan, militante saharaui de 21
años, tras ser detenido y torturado en varias
ocasiones, cumple una condena de cinco años
en la Cárcel Negra de El Aaiún por reclamar
la independencia de su tierra. Rabah, su hermana,
inició en Madrid una gira europea para
denunciar su difícil situación y la que a diario
sufren cientos de jóvenes saharauis.
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