Internet vive una revolución. O no. La comunidad de
internautas está llamada a ser protagonista de la red,
aspira a mover los hilos que controlaban unos pocos,
pero, ¿es posible el cambio de posición?
El pasado 31 de mayo arrancaba
en Viena la primera Conferencia
Europea sobre Tecnologías Semánticas.
- EL REPARTO DEL PASTEL. El pasado 31 de mayo se celebró la
I Conferencia Europea sobre Tecnologías Semánticas donde se
encontraron empresas tecnológicas, de automoción, aeroespaciales,
de telecomunicaciones y administraciones públicas / PABLO PINO
Los asistentes más destacados
no eran catedráticos, estudiantes
o informadores. Allí se
citaban ejecutivos de empresas
tecnológicas, de automoción, aeroespaciales,
operadoras de telecomunicaciones
y administraciones
públicas. Pero, ¿qué son las
tecnologías semánticas y por qué
interesan tanto a las empresas?
Según Mark Greaves, de Vulcan
Inc, uno de los conferenciantes,
“cuando hablamos de Web 2.0 nos
referimos normalmente a las redes
sociales, las comunidades, a involucrar
al usuario en la creación de contenidos.
La semántica puede ayudar
a dar un paso más y permitirá que
además se realicen determinados
procesos, añadiendo significado al
contenido”. Los internautas ya no se
preguntan sólo qué puede hacer internet
por ellos, ahora quieren saber
qué pueden hacer ellos por internet.
La web 2.0 es una discutida evolución
de internet en la que comunidades
de usuarios -o usuarios convertidos
en comunidad- utilizan y
desarrollan servicios como las redes
sociales, la blogosfera, los wikis
o las folcsonomías para generar,
compartir, criticar o evaluar información.
Podría decirse que internet
era, hasta ahora, un restaurante con
comensales pasivos que se sentaban
a la mesa para digerir lo que dictaba
el menú de un chef. Ahora, son los
comensales los que mandan en la cocina,
los que proponen la carta, los
que deciden quién de los numerosos
restauradores es el mejor, cuáles son
sus mejores platos, cómo pueden cocinarse
en casa y, además, les encanta
comer gratis.
De MySpace a Menéame
La web 2.0 debería ser, pues, cosa
de todos. Pero algunos protagonistas
se han destacado pronto:
YouTube, la web de los vídeos;
MySpace, la página de los perfiles
personales; Digg, el sistema para
compartir ‘favoritos’; Second Life,
el universo virtual donde podemos
ser lo que queramos...
Esta aplaudida revolución, ¿supone
el fin de los tradicionales operadores
empresariales o económicos
de internet? Más bien, parece
que las grandes corporaciones no
piensan sentarse a contemplar cómo
crece la hierba. Eso era lo que
hacían representantes de SAP,
Nokia, Oracle, Orange, BT, T-Systems,
Vodafone, Siemens o Telefónica
reunidos en Viena.
Luis Sotillos, director de Novatierra,
el primer centro empresarial
español ubicado en Second Life,
aseguraba hace poco en una conferencia
simultánea para Madrid y
Second Life- que “iniciar una estrategia
de descubrimiento de nuevos
servicios en el metaverso es muy
asequible y la promesa de beneficios
en el futuro es alta dadas las
enormes posibilidades para la creación
de nuevos portafolios de productos
y servicios”.
Este mundo paralelo creado por
Linden Labs es uno de los espacios
2.0 donde las empresas han abierto
sucursales más rápidamente. Además,
por ahora cuenta con la amplificación
de unos epatados medios de
comunicación tradicionales, que
convierten en noticia cualquier anécdota
que suceda en Second Life. El
modelo de negocio ha beneficiado a
pequeñas empresas que accedían a
un escaparate planetario para sus
productos y servicios, pero IBM,
Dell, Cisco, Sony o Sun Microsystems
ya han invertido para posicionarse
en este ‘no lugar’ donde los
avatares de los usuarios ya gastan 60
euros semanales.
YouTube.com también ha visto cómo
los medios tradicionales pasaban
de la desconfianza inicial a la conquista.
El verano pasado, la discográfica
EMI pedía a YouTube.com que
colaborase en su cruzada contra la
‘piratería’ musical. Un año y millones
de vistas después, los mayores y más
ortodoxos proveedores de contenidos
(BBC, CBS, NBC, Warner, Sony,
Universal o la española Cuatro) cuelgan
sus creaciones en esta plataforma
que nació en febrero de 2005 en
un garaje de California. Los usuarios
vuelven a ver, oír y votar, pero ¿dejarán
de aportar?
MySpace.com es otro de los paradigmas
de la web 2.0. Miles de
usuarios de todo el mundo crean
perfiles personales en los que comparten
sus datos con amigos o desconocidos. Esta web ha visto nacer
a artistas que llenaban conciertos
antes de tener un disco en el mercado:
habían difundido su música
de manera gratuita. Arctic Monkeys,
Lily Allen o Mika alcanzaron
la fama gracias al efecto ‘amigo de
mis amigos’ en MySpace.com, una
empresa que hoy es propiedad del
grupo NewsCorp, del magnate de
los medios Rupert Murdoch y uno
de cuyos consejeros es el ex presidente
del Gobierno español José
María Aznar.
En España, uno de los acontecimientos
‘dospuntocero’ más pujantes
es el de Meneame.net, una plataforma
en la que compartir nuestras
‘historias’ favoritas, generalmente
noticias, aunque también fotos, imágenes,
vídeos, blogs... El usuario
propone una candidatura y el resto
de internautas deciden si merece su
voto y promoción. Pero, ¿qué es lo
que ‘menean’ los usuarios? El pasado
mes de abril el diario El País se
felicitaba por su éxito en el número
de referencias alcanzadas. El diario
de PRISA citaba un estudio de
Esciudad.com según el cual “la parte
más importante de los contenidos
seleccionados por los internautas
procede de la versión digital de los
periódicos convencionales”. Y lo
cierto es que lo que podía ser un distribuidor
de contenidos alternativos
e independientes, se queda en percutor
de las noticias más insólitas
de los grandes medios tradicionales,
que ya incluyen en sus ediciones
digitales botones para facilitar
la tarea de referenciarlos.
Coca-Cola 2.0
_ Entre todas las empresas
que ven negocio en la
socialización de la red,
una de las últimas en llegar
ha sido la omnipotente
Coca-Cola. A principios
de este mes de junio, el
gigante de Atlanta anunciaba
el lanzamiento de
su propia comunidad virtual,
aunque sólo para
teléfonos móviles. La versión
2.0 de la 'chispa de
la vida' arrancará con el
objetivo de conquistar, primero,
a los jóvenes de
Estados Unidos y China,
más tarde llegarán los de
América Latina y el resto
del mundo. El lanzamiento
de la red se hará bajo la
marca Sprite y los usuarios
podrán compartir perfiles,
imágenes y contactos.
De los 67 millones de
usuarios de MySpace.com
en EE UU, la inmensa
mayoría utiliza el ordenador
para acceder. Coca-
Cola afronta el reto de
meter la filosofía 2.0 en el
bolsillo de los usuarios de
terminales de telefonía
móvil con tecnología 3G.
Un diseño sencillo y
mucho contenido gratuito
serán los reclamos con los
que Coca-Cola espera
cebar el anzuelo de sus
clientes. ¿Qué saca una
compañía de refrescos de
una operación semejante?
Una base de datos con un
suculento target publicitario
perfectamente definido,
y la vinculación de los
consumidores con la
marca más reconocible
del planeta.
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'Folcsonomía'
_ La taxonomía es la ciencia
que trata de los principios,
métodos y fines de la clasificación.
Su aplicación tradicional
es la de la biología,
donde sirve para
categorizar a animales o
plantas. Cuando este arte
de poner orden donde sólo
había caos se hace compartiendo
con amigos las
etiquetas con las que marcas
tus favoritos surge la
'folcsonomía'. Este calco
del inglés (folksonomy) significa
etimológicamente
clasificación democrática y
es una de las características
de los entornos sociales
de la web 2.0 como
del.icio.us o Flickr. Ordenar
la folcsonomía es uno de
los principales retos de la
web 2.0 y las grandes
empresas que se reunieron
en Viena a principios de
junio en la primera Conferencia
Europea sobre Tecnologías
Semánticas, que
dedicaron buena parte del
programa al estudio del
fenómeno y sus utilidades
comerciales. Empresas
como la española Isoco,
que desarrolla software
inteligente, mostraban su
interés en conocer el funcionamiento
mental del
internauta que etiqueta,
clasifica y categoriza una
web. Este desafío ya lo
afrontan las compañías
que posicionan resultados
interesados y pagados en
los primeros puestos de
los buscadores. La importancia
de las palabras: si
busco casa, ¿qué teclearé:
piso, vivienda o casa?
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