Por qué seguir con las movilizaciones

Tenemos que replantearnos
nuevas vías para continuar
las protestas. La llegada
de las vacaciones y,
en breve, del período de exámenes,
junto a la ofensiva gubernamental
y mediática para desprestigiar al
movimiento estudiantil nos obliga
a ello. En esta línea, el encuentro
estatal de Valencia fue una magnífica
oportunidad para poner en común
experiencias y unificar la acción
estudiantil en torno a unas reivindicaciones
comunes.
Tras casi dos meses de continuas

26/12/08 · 0:00
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Tenemos que replantearnos
nuevas vías para continuar
las protestas. La llegada
de las vacaciones y,
en breve, del período de exámenes,
junto a la ofensiva gubernamental
y mediática para desprestigiar al
movimiento estudiantil nos obliga
a ello. En esta línea, el encuentro
estatal de Valencia fue una magnífica
oportunidad para poner en común
experiencias y unificar la acción
estudiantil en torno a unas reivindicaciones
comunes.
Tras casi dos meses de continuas
movilizaciones es necesario pararse
a reflexionar cuál debe ser la estrategia
a seguir. Desde las altas instancias
universitarias, gubernamentales
y mediáticas se nos asegura
que el proceso de implantación está
muy avanzado, que viene de lejos y
que avanza como una locomotora
imparable. ¿Qué hacer, pues, ante
esta supuesta ‘obviedad’? ¿Merece
la pena seguir luchando? ¿Por qué?
Estamos convencidos de la existencia
de un margen real de actuación
para aplicar o no la reforma.

Legalmente es posible una paralización
momentánea a través de una
moratoria gubernamental. Así se
abriría un tiempo de reflexión y debate
en el que podamos participar
todas las partes involucradas para
después elaborar un nuevo modelo.
Por un lado, existe una opinión
muy extendida en la comunidad
universitaria, especialmente entre
el profesorado, de que la reforma
no se está llevando a cabo de forma
adecuada. Destacan la extraordinaria
falta de recursos que podría
conducir a un auténtico suicidio
educativo. Por otro lado, los estudiantes
exigimos más debate y democracia
en la universidad.

Para que la petición de moratoria
al Gobierno cuaje, necesitamos aunar
fuerzas y recabar apoyos dentro
y fuera de la comunidad universitaria.
Y lo cierto es que no son pocas
las fuerzas con las que contamos.
Aunque traten de adjetivarnos
como “cuatro gatos”, éramos decenas
de miles los que salimos a la calle
a mediados de noviembre. Y,
desde entonces, hemos asistido semanalmente
a la creación de nuevas
asambleas y encierros por toda
la geografía española.

No nos negamos a una convergencia
a nivel europeo, pero sí a esta
reforma. Impuesta desde arriba,
basada en postulados mercantilistas
y metodologías conductistas que
nos llevan hacia la total cosificación
del estudiante. En contraposición a
esto, abogamos por una democratización
radical de la universidad; demandamos
un aumento de la cobertura
social para el estudiante; y exigimos
la construcción de un modelo
universitario verdaderamente ligado
al servicio de la sociedad.
Conseguir esto no es cosa de unos
meses, sino de mucho más tiempo.
Por eso seguimos aquí y por eso seguiremos
luchando.

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