Jónsdóttir se define como “una hacker en el Parlamento”. Su análisis es que se debe instalar un nuevo sistema, “una nueva forma de democracia”. La entrevistamos en el Congreso Pirata de Barcelona de septiembre.

DIAGONAL: ¿Qué papel ha jugado
la ciudadanía en la reconfiguración
de la democracia en Islandia?
BIRGITTA JÓNSDÓTTIR: Creo que
nunca hemos tenido tantos referéndums
nacionales como después del
colapso. Hemos tenido dos consultas
sobre el caso Icesave, cuando el actual
Gobierno trató de socializar la
deuda privada, que era enorme: el
67% de todos los impuestos sobre la
renta de la nación se habrían destinado
sólo a pagar los intereses de esta
deuda. Nosotros, el pueblo, descubrimos
una manera de detener esto.
La responsabilidad y el rol del presidente
de Islandia es firmar las leyes,
pero es el Parlamento quien las
aprueba. Él dijo hace unos años que
si existía una brecha entre la nación
y el Parlamento, se negaría a firmar
esa ley y daría a la nación la oportunidad
de votarla. Todos lo recordamos
diciendo eso, así que reunimos
70.000 firmas (un número enorme,
teniendo en cuenta que hay 310.000
habitantes en nuestro país). De esta
manera se vio obligado a convocar
un referéndum nacional. Después el
Gobierno intentó de nuevo firmar un
contrato inconstitucional con los británicos
y los alemanes, y nosotros lo
rechazamos otra vez. Estas dos consultas
nacionales fueron muy importantes
para formar a las personas en
la corresponsabilidad compartida. El
Gobierno intentó todos los trucos
que pudo para que tuviéramos miedo
al referéndum. Y hemos visto que
esta estrategia tuvo éxito en Grecia.
Recuperar nuestra democracia es
un proceso que no va a pasar en un
año, o en cuatro años, es a largo plazo.
A ellos les costó mucho tiempo
quitárnosla y nos costará tiempo recuperarla.
D.: ¿Cómo transcurrió el día a día?
¿Qué redes se dispusieron para garantizar
la participación?
B.J.: El día a día se basó en el trabajo
voluntario, que comienza cuando un
activista se siente obligado a hacer
algo. Me sentí obligada a hacer algo
en relación con la deuda y mucha
gente se unió a mí porque había algo
en el aire. Después del colapso personas
que nunca se preocuparon por
nada comenzaron a mostrar interés.
¿Y cómo consigues reconducir toda
esta energía y voluntad de cambiar?
Teniendo diversidad en el grupo, pero
con una agenda común. En
España habéis tenido éxito unificando
gente a un nivel increíble y para
nosotros ver esto es una inspiración.
Yo formaba parte del grupo que
discutía cómo unificar los otros grupos.
Además trataba de convencer a
la gente para crear una red de medios
de comunicación on line basada
en el periodismo ciudadano, porque
los mass media nunca cubrirían la
perspectiva de los activistas. Y luego,
cuando nos decidimos a presentarnos
a las elecciones teníamos todo el
trabajo de organización que es realmente
aburrido, pero que hay que
hacer... Creamos en ocho semanas
un grupo de trabajo, con gente que
dedicaría al menos dos horas al día
como mínimo. Todos eran voluntarios.
Las últimas cinco semanas fueron
16 horas al día de trabajo voluntario,
ya sabes cómo es eso.
D.: ¿Cómo ir más allá del sistema político
establecido para lograr un verdadero
cambio social?
B.J.: Nuestro partido, The Movement,
se creó apenas ocho semanas
antes de las elecciones. Basamos
nuestra estructura en la horizontalidad
y el consenso. Prometimos que
nadie permanecería en el Parlamento
más allá de ocho años. No teníamos
dinero, ni expertos; éramos sólo
gente corriente, pero necesitábamos
tener poder también dentro del sistema.
Obtuvimos el 7% de los votos y
cuatro de los nuestros entraron en la
boca del lobo. El poder es un asunto
jodido, y una vez que te adentras en
él, te destruye. Siempre decimos: no
tenemos líderes, no queremos tomar
el liderazgo. Y nos esforzamos.
Cuando acabemos el mandato nos
disolveremos. Algunos miembros de
The Movement [Birgitta está trabajando
en el Partido Pirata] irán a nuevos
partidos y tanto da que sea desde
dentro del Parlamento o haciendo
presión desde fuera, estaré donde
sea útil. La sociedad quiere que la
gente crea que tienen líderes, y que
olviden que ellos mismos son realmente
los líderes. Tienen que aprender
a ser fuertes juntos, a no estar
siempre contando con la llegada de
un caballero blanco sobre un caballo
blanco. En este sentido, hemos tenido
mucho éxito en nuestra rotación
de liderazgo y portavocía. También
somos muy, muy estrictos en no
aceptar ningún patrocinio de ninguna
empresa o entidad, ni siquiera
aceptamos descuentos porque son
realmente sobornos. Sólo queremos
ser financiados por personas individuales
y con pequeñas cantidades.
D.: En el Estado español comienza a
hablarse de la apertura de un proceso
constituyente, ¿puedes explicarnos
cómo está siendo la creación de
una Constitución en Islandia?
B.J.: La razón principal por la que
ayudé a formar un movimiento político
a raíz de la crisis fue la creación
de las herramientas para que la gente
pudiera influir en la redacción de
leyes y en la toma de decisiones. El
objetivo principal era reescribir
nuestra vieja Constitución, que se había
escrito haciendo un copia-y-pega
de la Constitución danesa. Lo hemos
conseguido y se ha entregado al
Parlamento de Islandia un proyecto
de ley escrito por la gente que
nosotros elegimos para ayudarnos.
La gente ha participado de diversas
maneras, por ejemplo comentando
cada nuevo segmento a través del sistema
de comentarios de Facebook.
El proceso constitucional ha sido bonito
porque todos los partidos prometieron
antes de ser elegidos que
dejarían que se re-escribiera la
Constitución por el pueblo, que la
gente tuviera algo que decir. Se
seleccionaron mil personas aleatoriamente
para formar una asamblea
para discutir qué tenía que ir en la
constitución, que es realmente un
acuerdo social sobre cómo queremos
que sea nuestra sociedad. Entonces
se eligió un Parlamento constituyente
al que todo el mundo podía presentarse
(por supuesto sacaron más
votos los que eran más conocidos pero
así y todo hubo una buena representación).
El 20 de octubre el país
votará si quiere o no esta Constitución,
y votarán también sobre cinco
cuestiones que son controvertidas.
Mi sueño sobre la democracia
en el futuro sería que llegáramos a
un consenso sobre todas las cuestiones,
que no siempre estés forzado a
escoger la voluntad de la mayoría
que es el 51%.
D.: ¿Cuáles crees que son las demandas
que deben surgir en estas nuevas
Constituciones desde la ciudadanía
para proteger las sociedades de los
abusos financieros y la corrupción?
B.J.: Las que me hacen levantarme
por la mañana, para intentar inspirar
a la gente, son más herramientas democráticas,
que podamos convocar
referéndums directamente, que podamos
poner en marcha un proyecto
de ley juntos, que tengamos una nueva
legislación de libertad de información
fuerte y que no nos puedan desconectar
internet como en Egipto.
También que mejoremos las leyes
sobre derechos humanos (hemos incluido
cuestiones como por ejemplo
los derechos del colectivo discapacitado
para proteger su dignidad). Hay
muchas cosas importantes que incluir
en una Constitución, cosas que
mejorarán muchísimo nuestra vida.
Nadie leyó la Constitución anterior,
nadie la conocía, con lo que era fácil
violarla. Si la reformas, ledas la oportunidad
a la gente de que sepa qué
contiene y de que no la violen.
“HAY UNA URGENCIA POR CAMBIAR LAS COSAS”
“Vivimos un momento
muy especial, en el que
todo ocurre muy rápidamente.
Podemos mejorar
nuestro mundo offline,
sobre todo porque internet
funciona igual que
nuestras mentes. La aceleración
de las ideas en
la protesta es mucho
mayor cuando se tienen
muchas mentes que se
unen para trabajar y
resolver problemas. Sientes
que hay un cambio,
que la gente ha entendido
que puede actuar. Y
hay tanta gente esperando
que surja esta inspiración...
Siento que en este
momento hay una convocatoria
urgente para cambiar
las cosas, y si nosotros
como individuos no
estamos listos para asumir
las riendas y no estamos
dispuestos a hacer
algunos sacrificios en
nuestras propias vidas
nada va a cambiar. Tenemos
esto aquí, y tenemos
esperanza en que podemos
continuar hasta
obtener lo que queremos.
Queremos deshacernos
de ellos ¿y luego qué?
Hay que tener contenido
en una revolución, en
esto consiste el trabajo.
Así que os animo a que
hagáis un proyecto sobre
el futuro que queréis
tener, ser apasionados y
creer que es posible.
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