los profesores no numerarios (pnn) estuvieron movilizados durante diez años
La lucha en la universidad de los ‘70 por democratizar la enseñanza

En 2012 se cumplían 40 años del inicio de uno de los movimientos que más agitó el período de la Transición. Radiografiamos las vicisitudes que enfrentaron.

, Profesores despedidos de la UPV
08/01/13 · 15:29
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Durante el Franquismo y la denominada Transición, la universidad española se constituyó en uno de los principales referentes de la lucha por las libertades democráticas. Dentro de esa lucha jugó un papel decisivo el movimiento de profesores no numerarios (PNN), que reivindicaba una verdadera autonomía universitaria y la existencia de derechos democráticos, laborales y sindicales, tanto para los universitarios como para la sociedad en general, derechos que eran negados por el régimen. Este movimiento se apoyo en una idea-fuerza, convertida en eje central de sus reclamaciones y vector aglutinador de su acción: la contratación laboral en el marco de un control permanente del profesorado por comisiones de evaluación.

Los intentos reformistas del régimen por modernizar la obsoleta universidad española, a través de la ley del ministro Villar Palasí, fracasaron  y ello favoreció la creación de una alternativa política a la universidad franquista, alternativa que se formalizó a partir de la primera asamblea nacional de PNN celebrada en Granada en 1972. En el año 2012 se ha cumplido el 40 aniversario del que podemos considerar nacimiento oficial del movimiento señalado, uno de los más importantes en la historia no sólo de la universidad, sino de la de los movimientos emancipadores de la sociedad española. La demanda de un contrato laboral para la universidad no suponía solamente una mera exigencia de estabilidad y reconocimiento de derechos laborales, sino que se planteaba como alternativa al sistema jerárquico, burocrático y corrupto del funcionariado.

Esa lucha estuvo, por consiguiente, integrada en la lógica política conocida como ruptura democrática. Conllevaba la reivindicación de un modelo de universidad diferente al imperante hasta entonces, modelo heredado de la férrea tradición centralista del Estado español y, en ese sentido, la autonomía universitaria se situaba como marco de referencia en el que se inscribía la figura del contrato laboral. El movimiento, por lo tanto, no se podía considerar en absoluto como corporativo ya que estaba impregnado en todo su actuar de una acusada preocupación por contribuir al cambio global de la universidad y de la sociedad en un sentido democrático radical.

Universidad democrática

Sus dirigentes mas lúcidos abogaban por una democracia social avanzada y por una universidad democrática, popular, igualitaria, científica y de calidad. El movimiento de los PNN se convertiría, por consiguiente, en uno de los componentes más destacados del proceso general contra el Franquismo y sus posteriores derivaciones. Numerosos miembros pertenecientes a la generación de los PNN de los años ‘60 y ‘70 entendían la universidad como un campo de acción para el cambio político, social y cultural, lo que exigía un paralelo cambio en los valores y estructuras que regían la universidad de aquella época. Podemos dividir la evolución política del movimiento en dos fases diferentes. A la primera la calificamos como de ofensiva,  y abarcó el período que se extiende de 1968 a 1977, con dos cursos académicos,el de 1974/75 y 1976/77, a lo largo de los cuales miles de contratados participaron en huelgas interminables que pusieron contra las cuerdas a los gobiernos de entonces. El poder político, en esa coyuntura, se encontraba muy debilitado y sometido a múltiples contradicciones y los partidos políticos de oposición propugnaban un proceso de ruptura.

La dirección del movimiento de los PNN participaba y se integraba plenamente en esta dinámica política. La segunda fase, a la que calificamos de defensiva, abarcaría el período que se extiende desde 1977 hasta el final del movimiento, que podemos fijar a raíz de la aprobación de la Ley de Reforma Universitaria (LRU) de 1983. En este segundo período el movimiento no pudo ya sobreponerse a las consecuencias de la aceptación de la reforma por parte de los partidos de la oposición y al golpe bajo a los movimientos populares, entre ellos el de los PNN, dado por el PCE a cambio de su legalización.

El movimiento de los PNN, muy afectado por esas renuncias y las circunstancias políticas cambiantes, no consiguió construir un recambio político nuevo y formular un plan adecuado a la nueva coyuntura, debiéndose amoldar a las vicisitudes de las leyes universitarias de UCD y el PSOE, ya claramente reformistas. A partir de entonces, su lucha se
concentraría en introducir modificaciones en esos textos
, más que a plantear un proyecto propio en su integridad, a pesar de momentos puntuales de recuperación como el gran debate efectuado en la décima asamblea de PNN.

A comienzos de la década de los 80, la UCD intentó satisfacer la abrumadora petición de los contratados, que representaban por aquel entonces el 90% de todo el personal docente, introduciendo modalidades laborales contractuales en su proyecto de ley. Sin embargo, las divergencias internas existentes en ese partido político, la oposición de un sector influyente de catedráticos y la grave crisis política del momento abortaron el intento. El ambiente en el Estado español se encontraba muy enrarecido y dos estudiantes murieron en una manifestación, precisamente organizada para denunciar el mencionado proyecto de UCD. Durante el primer Gobierno socialista, este partido, que se había pronunciado a favor del contrato laboral, pedido una moratoria en las oposiciones y tenía en sus filas a destacados militantes que habían participado en el movimiento de los PNN, cambiaría bruscamente de criterio.

Es conveniente señalar que en los años ‘70 bastantes de los que más tarde serían ministros, subsecretarios, directores generales, etc. con el PSOE, habían pertenecido al movimiento de los PNN y hablaban de “los trabajadores de la enseñanza y la legítima defensa de sus derechos mediante la contratación laboral”. Entre ellos, figuras tan conocidas como Narcis Serra, Alfredo Pérez Rubalcaba y Javier Solana. La LRU representaría la funcionarización del profesorado universitario y la negación del contrato laboral. Las pruebas de idoneidad que se habilitaron para incorporar a un considerable número de PNN a la categoría de funcionarios  pondrían punto final a esta gran aventura emancipadora. En algunas universidades, como la Universidad del País Vasco (UPV), antiguos socialistas y comunistas que habían defendido el contrato laboral no sólo se olvidaron de esta reivindicación, sino que se convirtieron en los máximos enemigos, actuando como represores de los que continuaron trabajando por un modelo propio de profesorado.

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