- OTRO PASO. Los próximos encuentros
se preparan para marzo en Euskadi.// Amaia Zabalo
La huelga universitaria del
pasado 17 de noviembre supone
el esbozo de un modelo
de luchas por venir; hablamos
- OTRO PASO. Los próximos encuentros
se preparan para marzo en Euskadi.// Amaia Zabalo
La huelga universitaria del
pasado 17 de noviembre supone
el esbozo de un modelo
de luchas por venir; hablamos
de una convocatoria de huelga
en el ámbito europeo y altamente
politizada. El Plan de Bolonia, que
dicta las pautas que deben seguir los
distintos estados de la Unión Europea
hacia el establecimiento de un
Espacio Europeo de Educación Superior
se enmarca en un proceso de
alcance global que configura a la UE
como el gran proveedor de servicios
públicos, ahora rebautizados como
“servicios económicos de interés general”.
El espacio de lo público es el
nuevo terreno virgen para la inversión;
en un contexto de dificultades
crecientes para la acumulación capitalista,
los planes de mercantilización
de la educación buscan convertir
derechos de ciudadanía en derechos
de clientes, y criterios de rentabilidad
económica societal en criterios
de rentabilidad privada.
Por ello, la lucha contra este ataque
a lo público no es tan inmediata
como las reacciones ante leyes estatales
y requiere una coordinación
aún incipiente que organice las luchas
a una escala igual al nuevo
marco de regulación capitalista, esto
es, Europa; así como de una ‘politicidad’
aún no existente, entendida
como conciencia explícita de estar
librando una batalla que afecta al
corazón mismo de la lógica y los planes
sistémicos.
Próximos retos
Por esto tuvo un prometedor comienzo
la huelga de noviembre, que ensayó
nuevas formas de coordinación
más allá de los estados-nación, y nuevas
formas de pensar el conflicto politizando
cuestiones aún yermas para
el movimiento estudiantil como
son la lucha por la reapropiación del
tiempo, por una metodología educativa
no subordinada a las necesidades
de ‘flexibilidad’ del mercado laboral,
o por la autonomía de los planes
de estudio frente al mercado;
además de los clásicos temas contra
la precariedad, la subida de tasas o la
elitización de la universidad.
El encuentro europeo de estudiantes
que tenía lugar en la Facultad de
Historia de la Universidad Complutense
de Madrid un mes después
(17 de diciembre) supuso un paso
más en la difícil y todavía incipiente
tarea de aunar tácticas y estrategias
a escala europea. Con presencia de
estudiantes de Euskadi, Catalunya,
Asturies, Sevilla, Salamanca, Italia,
Portugal, y organizado por la madrileña
Asamblea Contra la Mercantilización
de la Educación (ACME),
este espacio de convergencia de las
luchas puso en común experiencias
y comenzó a trazar líneas para el fortalecimiento
de un movimiento estudiantil
que se comenzaba a definir,
por los retos que debía afrontar, como
antimercantilista y, en consecuencia,
anticapitalista.
Los acuerdos tomados en este encuentro
fueron la realización a finales
de marzo de otro encuentro más
amplio en Euskal Herria donde estudiantes
de todo el continente participarán
del debate, con el propósito de
realizar una declaración que sea una
contradeclaración simbólica a Bolonia,
donde reinvirtamos las prioridades
del mercado por las prioridades
de los ciudadanos. Para fomentar
el debate entre los diferentes colectivos
que acudan al encuentro se
partirá de la base del borrador iniciado
en Madrid. Desde este mismo espacio
de confluencia también se
acordó lanzar la convocatoria de una
nueva huelga europea contra este
modelo neoliberal de Convergencia
Europea en la Universidad para el
día 11 de mayo.
Avanzamos así hacia una organización
europea y horizontal de la lucha
que defienda los espacios públicos
no como reductos del viejo estado
social, sino como lugares que condensan
la cooperación y las esperanzas
de sociabilidades no sometidas a
la mercancía, de la lucha que le haga
pagar al capital las capacidades sociales
de las que saca beneficio, lo
que le expropia al común.
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