ANÁLISIS // IV JORNADAS CRÍTICAS DE PROPIEDAD INTELECTUAL DE MÁLAGA
La apuesta del copyleft en la orilla norte del Estrecho

La cuarta edición de las jornadas críticas
de propiedad intelectual se celebró
del 9 al 12 de marzo en Málaga con la
financiación y apoyo del programa
Arte y Pensamiento de la Universidad
Internacional de Andalucía (UNIA), en
lo que ha supuesto un paso más en la
consolidación de este tipo de encuentros
tras los exitosos episodios previos.
Miles de personas reivindican la circulación
de ideas, el derecho a copia y el
libre acceso a las fuentes de creación.

29/04/06 · 13:35

 

 
Texto de Florencio Cabello Fernández-Delgado
Muchas personas coincidimosen apreciar elaumento y enriquecimientode la potenciade momentos de agregación comoestas jornadas, en las que trazamosuna crítica ajustada a los cada vezmás feroces regímenes de capturaprivativa del procomún social quees la cultura y el conocimiento, ytratamos de trasponer estas ideasen proyectos y campañas que atacanconcreta y directamente al núcleode tan peligrosa dinámica.

 

Desde el propio texto de presentación
(www.sindominio.net/copyleft-
malaga), el grupo promotor de
las jornadas se ha inclinado por
adoptar planteamientos que proponen
cada vez más autores, a la
vista de las demoledoras ofensivas
de cercamiento (enclosure) de los
terrenos comunales de orden intelectual
que proliferan hoy. Una
suerte de reedición, tal y como se
explicó en la apertura, de aquella
captura que hace siglos expropiaba
a tantos campesinos de su sustento
y de sus formas de vivir, y los
empujaba a un enrolamiento forzoso
en los engranajes de la naciente
industrialización urbana.
Uno de los autores que se pronuncia
diáfanamente en estos términos
es Lawrence Lessig, impulsor
del proyecto Creative Commons e
importante referencia en la investigación
sobre propiedad intelectual
y ciberespacio. En su último libro
Por una cultura libre -editado en
castellano por Traficantes de
Sueños, y libremente descargable,
copiable y modificable- afirma que
el campo de la cultura se configura
hoy como el escenario de una “guerra”
en la que los grandes grupos
del espectáculo y de los media están
desencadenando un ataque sin
parangón contra las nuevas tecnologías,
contra la creatividad y, en
general, contra todo el público.

Ahora bien, ésta es sólo una perspectiva
de partida en el convencimiento
de que la resistencia a este
desolador panorama pasaría por
hacer inteligible para cada vez más
gente la dimensión amplia y radicalmente
peligrosa de esta expansión
de la “propiedad intelectual”.
Nuestra propuesta y meta con estas
jornadas, y así lo reflejamos también
en la presentación, no pasaba
por el pesimismo o la confrontación,
sino por la divulgación e invención
colectiva y creativa de los
mecanismos de hackeo de estas dinámicas,
así como por la reivindicación
de aquel derecho universal
al acceso (extrañamente desaparecido
del vocabulario de representantes
políticos, expertos, tecnócratas
y, por supuesto, de las grandes
corporaciones) y, más importante
aún, de la participación en la construcción
del conocimiento y la cultura.
Esto último posee múltiples e
inspiradoras declinaciones: desde
las bibliotecas y videotecas, hasta
derecho al intercambio digital entre
pares, el acceso a catálogos, recopilaciones,
investigaciones y fondos
públicos, la disposición de mecanismos
de salud preventiva en su
más amplia concepción, así como
de medicamentos esenciales o la
construcción de redes ciudadanas
sin cables y acceso a Internet para
todos. Todo ello en el afán de traducir
a nuestra actividad cotidiana y a
nuestras redes asociativas aquella
invitación que lanza John Perry
Barlow a comportarnos en este decisivo
momento histórico como
“buenos antepasados” que mimen
y conquisten este procomún tan codiciado
en esta nueva etapa.

En este sentido, la apuesta de
Málaga ha estado marcada por dos
rasgos fundamentales. Hemos optado
por un nomadismo en distintos
puntos del centro histórico de
la ciudad (en ruinas bajo el peso
del logo “Costa del Solar” y en medio
de macroeventos jolibudienses
como el Festival de Cine Español
de Málaga), casi todas sedes culturales
de carácter oficial. Se trataba
con ello de que este cada vez más
contagioso “movimiento copyleft”
saliera de espacios donde ya ha calado
ampliamente (el ejemplo del
software libre es recurrente, pero
estamos en la Andalucía del Guadalinex)
para ir a buscar nuevos
simpatizantes. La valoración en este
sentido ha de ser modesta, aunque
sin desdeñar logros como el
compromiso del Servicio de Publicaciones
de la Universidad de Málaga,
del Centro de Ediciones de la
Diputación de Málaga o de la propia
UNIA por estudiar la implantación
del copyleft en todas sus publicaciones,
el intercambio de propuestas
locales para la lucha contra
el préstamo de pago, el diálogo
con un importante sector de músicos
malagueños, el contacto entablado
con profesionales de las facultades
de Medicina, Informática
e Ingeniería en torno a las patentes
y la adhesión de algunos malagueños
a la campaña “Compartir es
bueno”.

Junto a ello el segundo reto fundamental
pasaba por dar cauce a
la cada vez mayor madurez y
energía de las luchas por los commons.
De este modo procuramos
recoger los frutos de campañas
concretas muy inspiradoras como
la que se opone a las patentes de
software, acoger talleres fantásticos
como los de Cinelerra (una
aplicación libre de edición de vídeo)
y o los de edición musical,
presentar iniciativas que están
surgiendo ahora (más aún con la
propuesta de reforma de la LPI) o
tejer estrategias comunes y transversales
de resistencia (aquello
del P2P-fightsharing). La charla
del abogado Javier de la Cueva
ante el auditorio abarrotado del
Ateneo de Málaga supuso, a nuestro
juicio, una muestra admirable
de todo lo anterior. Acaso su apelación
al “orgasmo intelectual” del
hackeo en este terreno sea una inmejorable
forma de invitar a luchar
por esta decisiva parcela de
nuestro procomún.

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