ENTREVISTA // SALLY BURCH, DIRECTORA DE LA AGENCIA LATINOAMERICANA DE INFORMACIÓN (ALAI)
“Es importante estar en los medios, pero también crear los nuestros”

Sally Burch lleva 25 años
afincada en Ecuador.
Desde el nacimiento de
ALAI ha participado en
diversas plataformas de
comunicación de los
movimientos sociales
aportando una
perspectiva de género.

13/11/08 · 1:40
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BOLIVIA. Corte de ruta en Tarija, el 17 de octubre de 2003.

La Agencia Latinoamericana de
Información (ALAI) nació a fines de
los ‘70 y ha tenido como prioridad
ser un organismo de comunicación,
no sólo de información, que apuesta
por fortalecer las redes sociales en
tres niveles: producir información
que sea útil para los procesos sociales
de América Latina y el Caribe; estimular
las iniciativas de comunicación
propias de los movimientos sociales
e incidir en las políticas públicas
para democratizar la comunicación.

DIAGONAL: ¿Cómo se ha ido transversalizando
la perspectiva de género
en estos tres ejes?

SALLY BURCH: En este proceso,
una de las inquietudes ha sido siempre
el trabajo en común con el movimiento
de mujeres o movimiento feminista,
y a principios de los ‘90 se
creó el Área de Mujeres ALAI. Hubo
todo un trabajo a inicios de los años
‘90, cuando estábamos entrando en
las nuevas tecnologías y las veíamos
como un reto estratégico y no simplemente
como una herramienta.

Queríamos generar una sensibilización
en las organizaciones de mujeres.
Las nuevas tecnologías eran una
herramienta idónea para el trabajo
en red. También era un reto el que
las mujeres no quedáramos otra vez
rezagadas en lo que era un nuevo
desarrollo de la comunicación.
Entonces lo planteamos como un reto
estratégico para las organizaciones
y, a la vez, organizamos todo un
operativo de información en torno a
la conferencia de Beijing [IV Conferencia
Mundial de la Mujer, 1995].

Después, en conjunto con otras mujeres
(como Redes de Mujeres
Transformando la Economía o de
Mujeres Lationoamericanas y
Campesinas) impulsamos el debate
entre géneros y diversidades en entornos
de convergencia social, como
el Foro Social Mundial. Entendíamos
el respeto a la diversidad no
como el “yo te tolero, tú me toleras”
sino tratando de generar una nueva
visión que integrara diferentes componentes,
donde las propuestas de
las mujeres estuvieran presentes.

Este año se propuso hacer una
Agenda de Comunicación y Género
en la Minga Informativa para visibilizar
sus acciones.

D.: Según diversos estudios sobre la
representación de las mujeres en los
medios, éstas siguen estando invisibilizadas
y estereotipadas...

S.B.: Las mujeres tenemos que
aprender a asumir el reto de estar
en los medios pero creo que eso es
una visión limitada. En los estudios
que ha hecho la Asociación Mundial
de la Comunicación Cristiana,
la presencia de mujeres en relación
a los hombres es del 20%. Si hablamos
de mujeres de sectores populares,
migrantes o minorías étnicas,
la participación no llega al 2%.
Pero es preciso ir más allá y no solo
vernos como imagen en los medios
sino asumirnos como actoras
de la comunicación, como hacedoras
de información y opinión. Igual
de importante que estar en los medios
masivos es hacer nuestros
propios medios. Los medios comunitarios,
alternativos o populares
son un espacio para hacer resistencia
e ir configurando otra comunicación.
Y eso es muy difícil que se
haga desde dentro del sistema.

D.:Crees que fue un aporte de los
movimientos de mujeres el que hoy
se discuta la comunicación como un
ámbito más de discriminación?

S.B.: Sí, porque siempre insistimos
en que la comunicación es
estratégica, no hay que verla sólo
como medio, sino como una vía
de intervención en sí misma. Las
mujeres tenemos que invertir en
hacer nuestros propios medios,
en estar en ellos y pensar estrategias
de comunicación, no simplemente
en tratar de abrir un espacito
dentro de tal medio.

D.: En una conferencia criticabas al
movimiento feminista dentro de la
comunicación por centrarse en el
trabajo específico de mujeres.

S.B.: Creo que los temas que ha
priorizado el movimiento feminista
son sumamente importantes y
que hay que seguir luchando. Sin
embargo, en América Latina se
han abierto espacios para generar
luchas comunes con otros movimientos,
como el rechazo al
ALCA, donde luchar en torno a un
objetivo común permitió la permeabilidad
entre las demandas propias.

Así, las propuestas de soberanía
alimentaria o el rechazo a los
transgénicos, por ejemplo, muchas
veces partían de las mujeres,
que son las guardianas de las
semillas criollas. Y esto permitió
ver que cuando estamos juntas en
otras luchas se abren oportunidades.
Pero hay sectores del movimiento
feminista que han sido reticentes
a entrar en esos movimientos
más amplios. A mi modo
de ver, eso es un error, pero cada
movimiento decide sus prioridades.
También ha ocurrido que un
cierto sector feminista ha optado
más por la participación en los espacios
institucionales del poder,
los consejos de la mujer, los partidos
políticos, los gobiernos y no
necesariamente en estar activos
en otros movimientos sociales.

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BOLIVIA. Corte de ruta en Tarija, el 17 de octubre de 2003.
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