LA BATALLA POR LAS IDEAS EN LOS MEDIOS
Los búnkers de los ‘neocon’ españoles

Una generación de escritores, analistas, periodistas y
supuestos historiadores ha optado, tras la caída del
PP, por defender desde las factorías de ideas y los
medios afines su versión de la historia y el presente.

, Redacción
22/07/06 · 19:28
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“Se les oye cualquier día de la semana
hablando por la radio o en el
canal de noticias; los derechistas
gritan y están que trinan (...). Basta
con oírles, se pasan el día, todos los
días, vomitando bilis sobre los traidores,
los liberales, los maricones...”.
Cualquiera diría que esta
descripción está dedicada al panorama
mediático español tras el
11-M, pero en realidad su autor,
Michael Moore, hablaba de Estados
Unidos. Ocurre que el fenómeno
neocon no resulta del todo nuevo
en el Estado español, sobre todo
tras dos legislaturas del PP.

Rafael Bardají, uno de los pilares
de la ‘nueva derecha’ en España,
resumía el ambiente del segundo
mandato de Aznar: “Mis
amigos americanos como Bill
Kristol bromean pensando que la
España de José María Aznar es el
paraíso neocon hecho realidad”. El
artículo del actual director de
Política Internacional de la Fundación
FAES, titulado Ser Wolwowitz
en España y publicado en
noviembre de 2003, no sólo señalaba
una edad dorada del pensamiento
influido por la escuela
‘neocon’ norteamericana, sino
también el inicio de su decadencia:
“Los neocons españoles, que
los hay, han sido tal vez los únicos
capaces de presentar un curso de
acción coherente para las circunstancias
del momento. Esas circunstancias
eran especiales y seguro
que no se repetirán en mucho
tiempo, y los neocons tendrán que
abandonar ese paraíso con el que
bromean mis amigos”.

La expulsión del paraíso anunciada
por Bardají sobrevino tras el
11-M, pero no por ello terminaría
“la batalla por las ideas”, de la que
hablaba Condoleezza Rice al referirse
a la opinión pública y la guerra
de Iraq. Pero esa batalla ya no
se daría desde la plataforma privilegiada
de la jefatura de Gobierno,
sino, ya en la oposición, desde los
bunkers mediáticos y desde las factorías
de ideas o think tanks.

El término think tank tiene su
origen en el espacio físico donde se
establecía la estrategia militar en
tiempos de guerra. Con la misma
filosofía, pero utilizando a los medios
de comunicación de masas como
plataformas propagandísticas
y con la “interacción coordinada
de múltiples dispositivos, tanto financieros
e ideológicos como académicos”,
según Juan Jesús Mora
Molina, uno de los investigadores
que más estudiaron el fenómeno
neocon, la derrota electoral multiplicó
la actividad de los think tanks
creados y financiados durante la
era del PP. Sólo la FAES recaudó
en dos legislaturas unos 40 millones
de euros.

Al igual que los neocons estadounidenses,
los neoconservadores
españoles articulan su discurso
alrededor de tres principios básicos:
dios, patria y familia. Todo ello
aderezado de un liberalismo en lo
económico y un intervencionismo
en política exterior, y mano dura y
recorte de libertades en las políticas
de seguridad, justificadas por
las diversas amenazas: inmigración,
terrorismo, delincuencia...

Pero es sobre todo en la estrategia
comunicativa, según Mora Molina,
donde se establecen los paralelismos
más claros. La lucha por
la construcción de la ‘verdad mediática’
(véase quién estaba detrás
de los atentados de 11-M o el debate
por la negociación con ETA) lleva
a la creación de una arquitectura
ideológica que justifique todo tipo
de posturas y que convierta el
‘ser de derechas’ en algo aceptable.
Nada de qué avergonzarse, titulaba
otro artículo Rafael Bardají
y Florentino Portero. “Franco tenía
sus cosas buenas”, diría el revisionista
Pío Moa, en el intento de
construir también un pasado en el
que una persona de extrema derecha
pueda sentirse como en casa.

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