REPRESIÓN: LA REVISTA SATÍRICA HA RECIBIDO 18 DENUNCIAS DESDE 1993
‘El Batracio Amarillo’ sufre presiones por sus contenidos

La revista satírica El Batracio Amarillo ha
vuelto a recibir presiones desde el Ayuntamiento
de Motril (Granada) -gobernado por
PSOE, IU, ADMI y GRITO-, ciudad en la que
se edita. Dichas presiones han tenido como
consecuencia que dos anunciantes retiren
su publicidad de la revista tras casi cuatro
años ininterrumpidos.

01/02/07 · 0:00
Edición impresa



Al parecer, este nuevo ataque al
Batracio tiene como raíz la última
campaña reclamando la finalización
de la autovía Bailén-Motril,
que lleva 25 años construyéndose.
Esta campaña consistía en irse
hasta Sevilla montados en un burro
para regalarle un cono de la autovía
al presidente de la Junta,
Manuel Chávez (PSOE). El burro
llevaba colocada en la cara una fotografía
A-3 de Chávez y un cartel
que decía “Vote al Burro”.

En esta ocasión dos miembros
del equipo de gobierno han retomado
la técnica que ya empleara el
anterior alcalde, José Luis Rubiales
(PSOE), consistente en hacer una
visita a los anunciantes de la revista
para presionarlos y que no se
anuncien en el Batracio, cuya distribución
es gratuita y se financia
por medio de la publicidad.

El Batracio Amarillo, Revista de
humor serio para un país de risa

nació en la Universidad de Granada
en 1994 de la mano de Antonio
José Martín Gato, Francisco
Javier Martín y Paco Cantalejo.
Financiada con publicidad de las
copisterías y bares cercanos, comenzó
su andadura cargada de humor
y sátira orientada a los universitarios.
Apadrinada por Chumy
Chúmez y tomando como referencia
a Hermano Lobo, pronto se hizo
popular entre los estudiantes y
fue aumentando su tirada, que había
empezado con 91 ejemplares
fotocopiados en la facultad.

En la actualidad El Batracio tiene
una tirada de 10.000 ejemplares
que se distribuyen principalmente
en la provincia de Granada y al resto
del Estado por suscripción.
Al acabar la etapa universitaria,
la revista se fue volviendo cada vez
más política. Esto ha provocado
múltiples enfrentamientos, denuncias
y juicios que llegaron a su
punto más fuerte en 2004 cuando
el director de la publicación, Antonio
J. Martín Gato, estuvo a punto
de entrar en prisión acusado de
calumnias e injurias por el anterior
alcalde de Motril, el socialista
José Luis Rubiales.

Sus enfrentamientos con el poder
comenzaron con los primeros
números, debido a una sección llamada
Correrías en los pasillos, donde
los lectores podían criticar lo mejor
y lo peor de sus profesores. Esta
sección fue motivo de enfrentamiento
con una profesora que prohibió
que se repartiera la revista en
un instituto de Motril llegando a retener
una caja con 225 revistas.
La crítica fue extendiéndose a
otros centros docentes, instituciones
y administraciones hasta llegar
a la cúpula del poder del Ayuntamiento,
lo que provocó constantes
amenazas de querellas e incluso
la edición de una revista, La
Verdad, que contrarrestara las informaciones
que El Batracio sacaba
a la luz cada mes. De las cerca
de 20 denuncias sufridas por la revista,
su director ha sido condenado
en tres ocasiones. La primera
condena fue considerada un delito
de faltas por llamar al secretario del
Ayuntamiento “mangante y mafioso”
y por dedicarle una poesía en la
que se le llamaba “el repelente niño
Vicente”. Tuvieron que pagar
500.000 pesetas de indemnización
y las costas procesales. La segunda
condena le creó antecedentes penales
y fue motivada por unas declaraciones
en Cope Motril en las
que Gato se defendió del alcalde
Rubiales, que le llamó “loco”. Gato
contestó: “locura, por definición,
Sr. Alcalde, es irse de putas con dinero
público; locura es gastarse
300.000 pesetas en un almuerzo”.

Varios meses de prisión, indemnización
y costas fue la condena del
Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía, tras haber sido absueltos
en primera instancia. La tercera
fue en 2004, cuando fue condenado,
también por el TSJA, a un año
de cárcel y 1.800 euros de multa y
6.000 de indemnización, además de
las costas procesales, por un delito
de injurias y calumnias por unas viñetas,
textos y pasatiempos en los
que se denunciaba la corrupción urbanística
del que fuera alcalde de
Motril hasta la anterior legislatura.
Finalmente, la suma de las condenas
no llegaba a los dos años necesarios
para entrar en prisión y Gato
dio el relevo a Juanfrán Cabrera como
director de la publicación.
Desde hace dos años, El Batracio
Amarillo lleva adelante una campaña
que exige la finalización de la
autovía, y por ende, de los atascos y
accidentes que se producen en verano.
Durante esta campaña han
colgado carteles y pancartas a lo
largo de la carretera y realizado
gran número de acciones.

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