ENTREVISTA // DAVIDE ROSSI, MIEMBRO DEL SINDICATO ITALIANO DE ENSEÑANZA L'ALTRASCUOLA-UNICOBAS
“Apostamos por una unión de todos los sectores implicados en la educación”

Entre el 17 y el 20 de junio tuvo lugar en la
Universidad de Ámsterdam la segunda edición de
la Academia de Análisis Culturales, un encuentro
del Cultural Analysis Summer School (CASA) que
promueve las relaciones entre los movimientos sociales
y la ‘academia’. Davide Rossi, maestro y
miembro del sindicato L’Altrascuola-UNICOBAS,
adherido a la Federación Europea de Sindicalismo
Alternativo en Educación (FESAL-E), presentó los
planteamientos y las estrategias de resistencia de
esta federación junto a otros estudiantes y profesores
europeos. DIAGONAL conversó con él.

24/06/06 · 14:23
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DEFENSA DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA. La FESAL-E aúna propuestas y garantiza la autonomía de cada organización miembro.

DIAGONAL: ¿Qué es la FESAL-E?

DAVIDE ROSSI: Es el primer sindicato
alternativo de Europa en materia
educativa. Une a enseñantes,
estudiantes y padres y madres de
estudiantes que apuestan por la
promoción de cultura y no sólo por
su transmisión. Queremos un sistema
educativo que sea capaz de producir
pensamiento, no de reproducir
saberes mercantilizados.

D.: ¿En qué situación está a nivel
organizativo?

D.D.: Está totalmente abierta a todos
los grupos que quieran participar,
siempre que se respeten los
principios de libertad de enseñanza
y de aprendizaje. También partimos
de una concepción de la escuela
como institución y no como
servicio.

D.: Cuando criticáis la idea del sistema
educativo como servicio, ¿que
queréis decir?

D.D.: Después del GATT [Acuerdos
General sobre Comercio y servicios]
los servicios públicos están
amenazados de mercantilización.
Por eso revindicamos que la educación
es, sobre todo, un derecho fundamental
de los seres humanos. En
ese sentido, es pública. Pero “pública”
no quiere decir, para nosotros,
“servicio público” ni tampoco “estatal”.
Significa, fundamentalmente,
estar libre de la razón de Estado,
de la razón empresarial y de la razón
religiosa. Preferimos hablar,
entonces, de una “institución pública”
más que de un “servicio público
estatal”.

D.: ¿Qué influencia estáis teniendo
o aspiráis a tener en las instituciones
europeas?

D.D.: Reunimos a colectivos y sindicatos
desde Eslovenia a Portugal
y pretendemos ser escuchados en
todos los temas que tengan que ver
con la escuela y la universidad.
Toda la ciudadanía tiene derecho a
hablar sobre estos temas. Es insuficiente
que la Confederación Europea
de Sindicatos, que agrupa a
los sindicatos mayoritarios, sea la
única escuchada y la única que tenga
posibilidad de ejercer los derechos
de huelga y asamblea. De todos
modos, nunca hemos sido recibidos
porque no nos reconocen como
interlocutores. Nuestra aspiración
principal es abrir un debate en
la sociedad europea. Después ya
veremos si la Unión Europea está
interesada en hablar con nosotros.

D.: ¿Qué aspectos de las directivas,
políticas y acuerdos europeos estáis
cuestionando?

D.D.: Estamos claramente contra el
proceso de Bolonia. También hemos
estado movilizados en los encuentros
de los ministros de educación
como los de Berlín en 2003 y Bergen
en 2005, constituyendo foros europeos
de la educación. Por una parte,
pensamos que bajo el objetivo de la
“homologación” de títulos se quiere
producir una rebaja en el nivel cultural
de la población, confirmando los
exámenes como medio de evaluación
y anulando el aprendizaje basado
en la discusión y la crítica. Por
otra parte rechazamos la destrucción
de la formación profesional en
el sentido de que se quiere hacer
muy monotemática y funcional a las
empresas y poco educativa. Por
ejemplo, en Italia se quiere impedir
que tras la formación profesional se
pueda acceder a la universidad, simplemente
reduciendo los años de esa
formación y concediendo títulos exclusivamente
profesionales. Por último,
se está promoviendo una fragmentación
del saber que no permite
una formación amplia y multidisciplinar.
La especialización científica
siempre tiene el riesgo de perder una
visión global sobre los problemas del
mundo.

D.: ¿Qué diferencias y puntos en
común destacáis entre los distintos
niveles educativos?

D.D.: Es evidente que las luchas en
cada nivel son distintas, pero creemos
que la cuestión educativa debería
ser más central en los debates
sociales. Y en esa centralidad
entran todos los niveles educativos,
desde la primaria hasta la universidad.
En todo caso, apostamos por
una unión de todos los sectores sociales
implicados en la educación:
profesorado, estudiantes, padres,
madres y otros trabajadores en los
centros educativos. Sindicatos como
la CGT-Enseñanza de España,
también adherida a la FESAL-E,
aún no parecen haber asumido ese
planteamiento.

D.: ¿Qué problemas impiden una
acción sindical en común dentro de
la educación?

D.D.: El principal es el corporativismo.
Como decía un pedagogo
italiano, Lorenzo Milani: si ganamos
todos, es la democracia; si ganan
sólo unos pocos, es la avaricia.

D.: ¿Qué alternativas proponéis
frente a la precariedad laboral en el
sistema educativo?

D.D.: La precariedad es un instrumento
de represión general que
afecta tanto a los ‘interinos’ como
al personal fijo. A través de ella se
presiona a toda la sociedad imponiendo
qué se debe enseñar y cómo.
En la educación, en particular,
demandamos mayor estabilidad laboral
para garantizar la construcción
de saberes. Pero pensamos
que es un problema social más amplio
que no se puede afrontar sólo
desde el ámbito educativo. De hecho
son los estudiantes quienes están
trabajando más activamente en
la FESAL-E.

<b>Historia de un cuestionamiento colectivo</b>

En 1998 algunas organizaciones
sindicales europeas (Italia,
Francia y España) se reúnen
en Granada para
reflexionar sobre la desregulación
y privatización de la
escuela por parte de los
gobiernos de la UE. A pesar
de ello, las acciones de estas
organizaciones son dispersas
y sus debates se realizan
desde marcos nacionales.
Otro encuentro de coordinación
para la creación de una
federación tendrá lugar en
Granada en julio de 2002; en
noviembre, durante el Primer
Foro Social Europeo (FSE) en
Florencia, nace el colectivo
FSE de Enseñanza Superior e
Investigación, formado por
profesores, estudiantes y
agentes sociales que se volverán
a reunir, desde la plataforma
Appel de Gèneve, en la
contracumbre del G8 (Ginebra,
mayo de 2003), para
construir alternativas al modelo
de liberalización de la
enseñanza propuesto por la
UE. Ante la implantación progresiva
de este modelo, representantes
de la comunidad
educativa en Europa hacen
una serie de llamamientos a
movilizaciones en la Cumbre
de la UE (Salónica, junio de
2003) y en la Conferencia
Interministerial de la OMC
(Cancún, septiembre de
2003) que interpelen a los
ministros de Educación, conferencias
de rectores, consejos
de universidad y al conjunto
de fuerzas sindicales de
educación.
En el ámbito europeo, la Confederación
Europea de Sindicatos
(CES) monopoliza la
centralización de las luchas
educativas; como rechazo a
su verticalismo y burocracia,
los movimientos sindicales de
enseñanza se reúnen en septiembre
de 2003 en Berlín, en
la contracumbre de la Conferencia
europea de ministros
de Educación. Comienza
entonces la construcción de
la Federación Europea de Sindicalismo
Alternativo en la
Educación (FESAL-E), que reunirá
a organizaciones de seis
países (Portugal, España,
Francia, Italia, Eslovenia y
Suiza) construidas sobre la
base del sindicalismo alternativo
y anticapitalista.

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