En el libro 'Cuéntamelo todo', Katharina von der Gathen ofrece sus respuestas a 101 preguntas sobre sexo realizadas por niñas y niños de 8 a 10 años.

En Cuéntamelo todo (Takatuka, 2016), la educadora Katharina von der Gathen responde a 101 preguntas formuladas por alumnas y alumnos de tercero y cuarto de primaria en Alemania –entre 8 y 10 años– a quienes ha impartido talleres de educación sexual como una parte obligatoria, no opcional, de su currículo escolar, aunque no tendrán que examinarse sobre ella.
Su curiosidad va desde lo más básico –"¿cómo se hace el sexo?"– hasta lo imposible de contestar –"¿cuántas personas ya han tenido sexo?"– pasando por lo práctico –"¿hay que follar desnudos?"– o la gran duda universal: "¿qué sientes cuando estás enamorado?".
¿Son las 101 preguntas que no se atreven a hacer en casa?
No lo diría así, porque hay niñas y niños para todo. Son simplemente las preguntas que han ido a parar al buzón que pongo a su disposición. Pero seguro que algunas de ellas sí son preguntas que no hacen en casa.
¿Crees que sería bueno que las hicieran en casa?
Seguro. Y estoy a favor de eso. También trabajo con padres y madres, trato de motivarles para que hablen con sus hijos de sexualidad y de su cuerpo. Intento que los chicos se sensibilicen con todas las situaciones del día a día que tienen que ver con esto. Por ejemplo, que sean conscientes de que cuando hablan de su propio cuerpo, de que han engordado demasiado, es una manera indirecta de hablar de sexualidad.
“Hay preguntas que te dejan un poco helada, como si es necesario tragarse el esperma o cómo funciona el sexo a tres bandas, y te hacen pensar que es necesario hablar con padres y madres”
¿Has encontrado diferencias entre las preguntas que hacen niñas y niños?
Las preguntas que vienen de este buzón son anónimas pero en clase sí se nota que los niños son más activos, más agresivos, más ofensivos, gritan más, utilizan palabrotas. Las niñas suelen ser un poco más retraídas. Intento que aprendan mezclados unos y otras, pero si me doy cuenta de que aparecen desequilibrios, puedo separarles en grupos.
¿Qué te ha resultado más difícil de contestar?
Las que se refieren a cuestiones más personales, que afectan de alguna manera a mi esfera íntima.
¿Has tenido que medir mucho las respuestas?
Tengo mucho cuidado con lo que contesto, suelo llevarme las preguntas a casa para tener tiempo para reflexionar. Hay veces que tengo que responder de manera instantánea y puede pasar que me pillen en frío y no sepa cómo abordarlo.
¿Alguna pregunta te ha sorprendido mucho?
Sí, creo que tiene que ver con que los niños ahora tienen acceso a internet. Hay preguntas que te dejan un poco helada, como si es necesario tragarse el esperma o cómo funciona el sexo a tres bandas, y te hacen pensar que es necesario hablar con los padres y madres, para que sepan que los niños tienen acceso a una información que les hace preguntarse cosas para cuya respuesta aún no están preparados. Muchos padres no son conscientes de a qué clase de cosas se exponen los niños cuando les dejan solos con internet.
¿Esa información sobre sexo que no les llega a través de los padres o la escuela es positiva o negativa?
El problema es que se ven confrontados con escenas, imágenes e información que no estaban buscando, que tropiezan con ellas al navegar. Son informaciones que de alguna manera les quedan dentro y que no son capaces de hablar de ellas con nadie y las van arrastrando.
¿Cómo ha de ser la información sobre sexo que se da a niñas y niños de esa edad?
Tiene que ser abierta, sincera y estar a la altura del nivel de los niños que hacen la pregunta. La clave es darles tanta información como realmente necesitan para entender lo que preguntan, no meterles toda la información que un adulto puede tener en la cabeza.
¿Cómo lo haces tú?
El secreto está en ver las preguntas desde su perspectiva, permanecer a su altura, a la altura de sus ojos. Eso quiere decir intentar pensar qué es lo que hay detrás de la pregunta, qué es lo que quieren saber. Una manera de hacerlo es recurrir a la propia experiencia que tienen los niños, su bagaje, que te puede servir como ejemplo para explicar la sexualidad, experiencias que sólo tienen los adultos.
¿Has encontrado y corregido actitudes homófobas o contra las personas transexuales?
Eso pertenece al día a día de las escuelas, que se manifiesta en insultos sexistas. Lo que hago es analizar con los niños de dónde viene ese insulto y qué significa "maricón", por ejemplo, porque la mayoría de los niños no lo sabe. Los adultos normalmente reaccionan diciéndoles "eso no se dice", que es una manera muy arrogante de abordar esta cuestión. Les intento explicar que ser homosexual es una manera de amar, una característica más de las personas, y que utilizarlo como insulto es como utilizar "zurdo" como insulto.
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