Todos somos Messi

¿Cuál es la razón última de las obscenas ganancias de los deportistas famosos?

, autor de ‘Comprender la publicidad’
20/09/16 · 8:00
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El pasado mes de julio, cuando la Audiencia Provincial de Barcelona condenó al astro futbolístico Leo Messi y a su padre a 21 meses de prisión por tres delitos fiscales, la reacción de la afición barcelonista, sabiamente orquestada por los dirigentes del club, fue el hashtag que se convirtió rápidamente en trending topic en Twitter #TodosSomosLeoMessi.

Esto es, todos defraudamos a Hacienda en la medida de nuestras posibilidades. Todos dejamos de pagar el IVA cada vez que se nos presenta la oportunidad. Todos tratamos de disimular esos ingresillos que nos llegan –si llegan– como caídos del cielo.

Y en lógica correspondencia, todos o una buena mayoría de los españoles siguen votando erre que erre al partido político que, como decía Pablo Iglesias en la frustrada sesión de investidura de Rajoy del 31 de agosto, es la encarnación misma de la corrupción o a su único rival electoral consistente hasta tiempos recientes, que tampoco le anda demasiado a la zaga en la materia.

#TodosSomosMessi, o lo que es lo mismo, todos somos unos pobres tipos, vasallos de la hidra publicitaria

Pero en el caso del deporte hay más factores involucrados. Lo que venían a proclamar los autores y difusores del citado hashtag es que no existe pecadillo con Hacienda capaz de derribar a un ídolo tan encumbrado como el futbolista argentino.

Un jugador como Messi, que nos deleita con sus regates y con sus goles en las pantallas de los televisores o en los estadios está, por definición, por encima del bien y del mal.

Y en una sociedad tan carente de ideales que ha reducido sus aspiraciones a adquirir el último smartphone que anuncia la tele, los deportistas famosos cubren una buena parte del vacío que han dejado otras encarnaciones más preclaras de esa necesidad de trascendencia que define a la humanidad.

Ahora bien, ¿cuál es la razón última de esas ganancias de los deportistas famosos que podemos calificar de obscenas y que llevan a muchos de ellos o a los que pululan en su entorno a valerse de todo tipo de ingenierías financieras?

Y esta razón estriba en el hecho perfectamente constatable de que los grandes espectáculos deportivos y sus protagonistas se han convertido, en relación directa con el porcentaje de audiencia que arrastran en sus retransmisiones televisivas, en inestimables soportes publicitarios.

Estos días hemos asistidos a las procelosas negociaciones resultado de las cuales la Liga BBVA ha pasado a denominarse Liga Santander, y está demasiado reciente toda la podredumbre desvelada en el seno de la FIFA como para que tengamos que referirnos a ella. ¿Y cuál es la razón última de todo este tejemaneje? Sencillamente, la rentabilidad publicitaria que tiene, para un determinado banco, la liga española de fútbol o el hecho de que un campeonato mundial de fútbol –o bien de unos juegos olímpicos, si queremos referirnos a un universo paralelo– se celebren en una determinada ciudad.

¿Y qué pasa con los deportistas famosos, introducidos –muchas veces sin saberlo y, en todo caso, sin contar con su consentimiento– en este juego? Que, salvo los casos de deportistas-bussinesmen –que también los hay–, la dimensión publicitaria que adquiere su actividad les coge en muchos casos desprevenidos.

Es bastante probable que un chico de mentalidad bastante simple como, según todos los testimonios, parece ser Leo Messi, no se haya planteado otra cosa que jugar bien al fútbol. Pero ahí está su entorno –léase su padre o todo el género de agentes ávidos de oportunidades que pueblan lo que ha terminado por denominarse marketing deportivo o gabinetes de imagen– para exprimir a cualquier deportista que se haya dotado de un nombre propio en los medios de comunicación como se exprime un limón en función de su rentabilidad publicitaria.

Todos somos Messi, decía el hashtag de los aficionados del Barça. O lo que es lo mismo: todos somos unos pobres tipos, vasallos sin saberlo, en un sentido u otro, de la hidra publicitaria.

Tags relacionados: fútbol Número 277
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