Aplicaciones informáticas
Google Glass: videovigilancia y realidad aumentada

Con la tensión entre tecnología y vigilancia siempre vigente, el artista holandés Sander Veenhof convierte las gafas de Google en el mejor aliado para proteger nuestra intimidad.

, Barcelona
10/10/15 · 6:00
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A mediados de abril de 2014, Google anunció a bombo y platillo el lanzamiento de Glass, sus gafas interactivas. Pese a que año y medio después su futuro es incierto, es uno de los gadgets que ejemplifica una nueva generación de dispositivos tecnológicos denominados wearables, que se llevan encima como si se tratara de piezas de ropa, y se trata principalmente de relojes, pulseras, anillos y gafas.

Aunque las funcionalidades de los wearables son básicamente las mismas que las de un teléfono inteligente, Glass ha despertado desconfianza respecto a cómo puede afectar a la privacidad de terceros. La principal fuente de temor es que estas gafas puedan llevarse puestas y utilizar su cámara en todo momento de una manera discreta, ya que el dispositivo se activa con comandos de voz. Una encuesta reciente llevada a cabo en los Estados Unidos destaca que un 72% de los ciudadanos de aquel país no utilizaría Glass por cuestiones de privacidad. En este mismo contexto, un grupo de congresistas escribió una carta a Google en mayo de 2013 pidiéndoles respuesta a una serie de inquietudes sobre la materia.

Aprovechando el creciente interés que despierta este tema, el artista y programador Sander Veenhof ha aportado un elemento nuevo para el debate. Este creador holandés es el artífice de Watch Your Privacy, una aplicación de realidad aumentada (RA) para Glass y compatible con teléfonos inteligentes que alerta al usuario o usuaria de la presencia de cámaras en su ciudad, así como del radio de acción exacto de las grabaciones.

Usando Watch Your Privacy, una persona puede ver en tiempo real qué zonas de cada calle están siendo registradas por cámaras de vídeo. Para ello, la aplicación obtiene información de un subconjunto de datos de Open Street Map, un proyecto colaborativo para crear mapas libres y editables, que en este caso extrae información pública de la situación de cámaras de videovigilancia en todo el mundo.

Watch Your Privacy no es la primera obra de Veenhof en torno al impacto de las nuevas tecnologías en nuestra cotidianidad. Siempre con una pátina de humor, el artista ha ideado funcionalidades para Glass como un salvapantallas para cuando el usuario no quiere utilizar las gafas aunque las lleve puestas, o una aplicación que detecta el aburrimiento del individuo y proyecta imágenes entretenidas para evitar que se duerma.

La aplicación tampoco es la primera aproximación artística a la relación entre tecnologías de la información y privacidad. Como señala el teórico del arte Juan Martín de Prada, muchas obras artísticas hacen uso de este tipo de tecnología para "ensayar formas de contrarrestar la amenaza política inherente a las mismas, explorando sus potenciales en direcciones contrarias, haciendo de ellas tecnologías para el juego, la crítica o la disensión".

De la realidad virtual a la aumentada

En un extenso artículo publicado en su web, el creador de Watch Your Privacy repasaba recientemente su trayectoria. Veenhof comenzó usando el metaverso de Second Life, "un mundo programable donde era capaz de crear instalaciones interactivas a cualquier escala, sin la inversión en materiales costosos". Pero con la llegada de la RA a los móviles, comenzó a usar esta tecnología porque, en sus palabras, le permitía "llevar la vida virtual a las calles".

El paso de Veenhof de Second Life a la RA ejemplifica en cierto modo la evolución de la realidad virtual en los últimos años. Second Life es un metaverso en que los usuarios crean un personaje o avatar que les representa corpóreamente y les permite interactuar con otros en un mundo virtual similar al físico. En este sentido, responde a la lógica de los sistemas de realidad virtual, que centran toda la actividad del individuo en el espacio digital, de manera que el espacio físico se vuelve innecesario.

La RA, en cambio, no sumerge al usuario en un mundo completamente separado, sino que en cierto modo añade una capa de información suplementaria a la realidad, permitiéndole interactuar con ella. En términos de Sander Veenhof: "La RA me permite trabajar en proyectos en los que elementos virtuales y componentes físicos verdaderamente se integran y se potencian mutuamente entre sí, que conducen a un resultado que no podría ser posible de otra manera ". Así, Watch Your Privacy no es una aplicación que aísla al usuario a un mundo seguro pero virtual donde no es víctima de la videovigilancia, sino que le permite adquirir una nueva capa de información de las calles por las que transita y decidir cómo quiere actuar en ellas, esto es, relacionarse con la realidad.

El espacio de la realidad aumentada

Durante los años 90 y comienzo de los 2000 predominó cierto temor a la posibilidad de que las nuevas tecnologías nos hicieran vivir en un mundo de simulacros, que las personas dejaran de interactuar con la realidad. Bajo esta perspectiva, lo virtual impregnaría toda la sociedad, haciéndonos vivir "como una mosca que se golpea una vez tras otra contra un vidrio, sin entender qué es lo que la separa del mundo exterior ", como amenazaba el sociólogo francés Jean Baudrillard.

Un ejemplo paradigmático de cómo este temor caló en la cultura popular es El cortador de césped, la película de ciencia ficción de 1992 dirigida por Brett Leonard. El filme narra la historia de un hombre simple que se convierte en un genio con poderes mentales gracias a experimentos con realidad virtual, pero fruto de estos experimentos pierde las emociones, convirtiéndose en un monstruo. En un momento de delirio cerca del final del filme, el protagonista, enloquecido, afirma: "La realidad virtual no es sólo una simulación, es un mundo completamente diferente, una dimensión eléctrica, es la utopía (...) Esta tecnología ha eliminado una capa para reveló otro universo ".

Recientemente, sin embargo, esta contraposición entre mundos virtual y real ha sido sustituida por la de lo virtual y lo físico, ya que las experiencias de los usuarios en entornos virtuales son a efectos prácticos tan reales como las que suceden en espacios físicos. Pero si bien las confluencias entre virtual y físico son cada vez más comunes ¿cuál es el espacio donde se llevan a cabo? ¿Dónde se produce lo que Veenhof considera "un resultado que no podría ser posible de otra manera"?

La RA es un "tercer espacio" entre lo físico y lo virtual, pero parece que de momento éste sólo existe en la tecnología de cada usuario. Tal y como Veenhof señala: "Aunque no hay un universo de realidad aumentada unificado. La batalla entre Apple y Google por la propiedad, el control y la explotación comercial del espacio de RA aún no ha comenzado".

Es decir, mientras la interacción con la RA dependa de aplicaciones que deben ser descargadas y activadas por los usuarios para percibir contenidos en espacios concretos, aún es difícil considerar la RA como un espacio común y compartido por todos sus potenciales usuarios. Esto no quiere decir que la RA como objeto no exista, ya que como hemos dicho se puede percibir y en cierto modo no tiene ningún tipo de limitación. Aparte de ser un material infinito, se puede aplicar en cualquier espacio y durante un periodo ilimitado de tiempo.

Activismo, cambio social y RA

Volviendo a Watch Your Privacy, cabe destacar que más allá de su utilidad práctica, esta es una aplicación en gran medida política. Veenhof ha trabajado regularmente la denuncia en sus obras y es de hecho miembro fundador de ManifestAR, un colectivo artístico y activista que utiliza la RA para sus reivindicaciones. ManifiestAR se hizo especialmente conocido por su "exposición no deseada" en el MoMA de Nueva York, en la que varios artistas situaron obras de arte en RA dentro del recinto del museo sin el consentimiento de la organización. La treintena de artistas que forman este colectivo ha producido obras de lo más diversas, que incluyen ataques de monstruos en Washington (Skwarek vs. Hight Battle, M.Skwarek, 2013) o la aparición de esqueletos de inmigrantes muertos en la frontera entre México y Estados Unidos. (Border Memorial: frontera de los Muertos, J. C. Freeman, 2012).

Se podría argumentar que la utilidad de estas aplicaciones para el cambio social es, como mínimo, limitada. Por un lado, la sencillez de algunas de ellas hace que sólo añadan una capa visual o informativa sobre una realidad, pero no permiten hacer nada para cambiarla.

Por otra parte, que una persona conozca, se descargue y en muchos casos se desplace físicamente a un lugar para poder activar la aplicación indica que muy probablemente esta persona ya está convencida, es decir, la aplicación sólo reafirma una creencia ya existente. Sobre esta posible tendenciosidad de la RA hay que remarcar lo que algunos analistas han llamado 'realidad disminuida', esto es, el riesgo a hacer un uso de la RA que se limite a hacernos ver lo que ya sabemos y nos gusta y hacer invisible lo que no queremos saber o nos molesta.

La RA es probablemente demasiado joven todavía como para valorar cuál es su potencial real para el activismo. En cualquier caso, no hay que olvidar que como ha analizado Manuel Castells, los nuevos movimientos sociales en red toman forma en el espacio físico pero se mantienen vivos y protegidos de los abusos de poder en el espacio descentralizado de Internet.

Las obras de manifiesto o la propia Watch Your Privacy no aspiran a transformar la sociedad por sí mismas, pero su representación de una problemática en la red, en la virtualidad, contribuyen a crear la conciencia y confianza colectiva necesaria para cualquier cambio social en el espacio físico.

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comentarios

1

  • |
    Pepe
    |
    12/10/2015 - 2:20pm
    Muy interesante articulo. Enhorabuena por el post y el blog. Como <a href="http://teknometric.com/">expertos en videovigilancia</a> , podemos decir que no estamos hablando del futuro , esto todo de vigilancia , relojes mini camaras y gafas espías es una realidad y lo vivimos cada dia. La mayoría no nos damos cuenta pero es asi. Saludo y gracias.
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