Análisis
Entrada en vigor de la Lomce: hacia una pedagogía del cansancio

Toda labor de aprendizaje existente al margen de lo cuantificable no existe realmente para las instituciones educativas gubernamentales ya sean de carácter nacional o supranacional.

, es profesora de Geografía e Historia en Enseñanza Secundaria.
17/06/15 · 8:00
La Lomce entrará en vigor en secundaria en el curso 2015/2016. / David Fernández

inforelacionada

De un tiempo a esta parte ciertos cenáculos del pensamiento se han visto sacudidos por la obra de Byung-Chul Han, un filósofo coreano afincado en Alemania donde imparte docencia en la Universidad de Artes de Berlín, que conjugando rigor académico y claridad expositiva ha logrado hacerse con un nutrido grupo de leales que lo han convertido en el pensador contemporáneo más difundido e influyente.

Sobrevolando su obra late una pulsión que cobra forma de concepto, es el de sociedad del cansancio. Ésta sería la resultante del exceso de positividad, entendida como una sobreacumulación de rendimiento y productividad que se nos exige a los seres humanos bajo el actual paradigma del neoliberalismo salvaje. Así el siglo XXI habría dejado atrás una foucaultiana sociedad disciplinaria para adentrarse en una sociedad del rendimiento, del sujeto de obediencia al sujeto del rendimiento.

A cada estructura socioeconómica le corresponde una superestructura ideológica, política y, cómo no, pedagógica. En el próximo curso 2015-2016 se implanta en Enseñanza Secundaria la LOMCE, el marco normativo que sin duda plantea un modelo pedagógico mercantilista en el que la oferta de estudios debe adecuarse a la demanda laboral del mercado. Ya en uno de los borradores del preámbulo del anteproyecto de ley, la calidad educativa queda supeditada, como si de un balance empresarial se tratara, al “output” (resultados de los estudiantes) y no al “input” (inversión, ratios, plantillas docentes, número de centros…) mientras que en el preámbulo actual conceptos como competitividad, eficiencia, empleabilidad, flexibilización, racionalización o emprendimiento se emplean por doquier.

Impuesta como competencia educativa (“sense of initiative and entrepreneurship”) desde los organismos europeos y gustosamente asumida por el gobierno central del PP como “Autonomía y sentido de la iniciativa personal”, el espíritu emprendedor se adopta en la LOMCE como un elemento transversal determinante, igualando a la comprensión lectora. Asimismo, se introduce en 4ºESO y como optativa en bachillerato una nueva materia, “Iniciación a la actividad emprendedora y empresarial”, que no deja lugar a la ambigüedad al declarar como objetivo curricular la importancia de “asumir riesgos, ser innovador, tener dotes de persuasión, negociación o pensamiento estratégico…” Han reflexiona en este sentido: “La llamada a la motivación, a la iniciativa, al proyecto, es más eficaz para la explotación que el látigo y el mandato. El sujeto del rendimiento, como empresario de sí mismo, sin duda es libre en cuanto no está sometido a ningún otro que le mande o explote; pero realmente no es libre, pues se explota a sí mismo […] La explotación de sí mismo es mucho más eficaz que la ajena, porque va unida al sentimiento de libertad”

Por otro lado, y como bien sabemos por su repercusión mediática, la LOMCE contempla que el alumnado se someta a tres reválidas decisorias al término de cada etapa educativa preuniversitaria (primaria, secundaria, bachillerato), con objeto de medir las competencias educativas adquiridas por nuestro alumnado y poder así encuadrarlo dentro los “estándares de calidad” que manejan entidades supranacionales de carácter económico como la OCDE.

Todo ello supondrá que cualquier alumno que se precie, antes de cumplir la mayoría de edad, sea expuesto en tres ocasiones a pruebas externas excepcionales que dejan de lado la valoración de la adquisición progresiva de conocimientos a lo largo de una etapa. Ni qué decir tiene que la preparación y la propia realización de estas pruebas llevan aparejadas un innegable aumento de la tensión, ante la posibilidad de un fracaso que se presenta como meramente individual, en el alumno y en sus familiares a la vez que pone sobre la mesa una obsesión por lo cuantitativo que hace que hoy todo sea numerable “para poder transformarlo en el lenguaje del rendimiento y la eficiencia”. De este modo, toda labor de aprendizaje existente al margen de lo cuantificable no existe realmente para las instituciones educativas gubernamentales ya sean de carácter nacional o supranacional.

Expuestas estas breves consideraciones parece que inexorablemente estamos abocando a nuestras generaciones venideras hacia lo que Han denomina una “sociedad del rendimiento y la actividad que produce un agotamiento y un cansancio excesivo”, a la vez que advierte que ese cansancio de la sociedad del rendimiento es “un cansancio a solas, que aísla y divide” pues ese sujeto del rendimiento “se explota a sí mismo, hasta que se derrumba”.

A tenor de estas ideas no podemos extrañarnos de que trastornos como el tristemente popular en el ámbito educativo déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o, el cada vez más extendido en ciertas ramas productivas, síndrome de desgaste ocupacional (SDE), más popularmente denominado “síndrome del quemado”, se conviertan en patologías propias de nuestro tiempo, generando una “autoagresividad que no pocas veces desemboca en el suicidio”.

Reflexionemos, pues, a qué nos lleva esta pedagogía del cansancio que se nos impone de forma prescriptiva y llevemos a cabo acciones que impidan su total implantación involucrando a toda la comunidad educativa.

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comentarios

1

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    unoqpasa
    |
    13/07/2015 - 9:13am
    Pues yo no creo que se pase de una sociedad del rendimiento a una sociedad de la disciplina. Van unidas ambas y no se pasa de un estadio a otro, si acaso se adopta otro vocabulario, se vuelve a retorcer el lenguaje y así ocultar la verdad de todo sistema educativo, que no es sino disciplinar y crear trabajadores dóciles y útiles al sistema. Ahora lo que cambia es que la gente sobra, por eso hay que sacar mayor rendimiento a los futuros trabajadores, sin que por ello no deba haber disciplina social desde este modelo de escuela. Y a eso se aplican con gusto, muchos docentes, no se cuantos, no sé si muchos o pocos. Es de eso de lo que tenemos que hablar, de como contrarrestar este ataque, dentro o fuera de la escuela y no solo de estos nuevos planteamientos teóricos. Ya sé, no era el tema, no es el caso, esta compañera quería reflejar un punto de vista nuevo al tema, pero es que estoy cansado de teorías, de manitas y camisetitas, al verdad es que estoy cansado del sistema educativo, del concepto de escuela que tenemos y sobre todo, de la complicidad o indiferencia de parte de la comunidad educativa, principalmente docentes y familias con lo que está pasando. También de la falta de perspectiva pedagógica, de plantear no a la LOMCE y nada más, de no romper desde dentro buscando complicidades desde dentro y desde fuera, desde lo local a lo global, desde el mundo de la escuela al mundo laboral y social... Bueno sé que no digo nada nuevo y que la compañera seguro que estará de acuerdo conmigo o no, pero es que estoy cansado de teorías y teorías, mientras nos dan, nos dan, y si acabas, quemado y te acabas conformando, y piensas es un curro, y al final acabas, disciplinado y obtienen el rendimiento que el mercado desea. En nuestra mano está frenarlo.  Salud
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