Las Creative Commons surgieron como una manera distinta de gestionar los derechos de autoría en la era digital, enmarcadas en la revolución de la cultura libre. Con el tiempo han generado dudas sobre su uso, aportación y consecuencias.

Si usted quisiera, podría recopilar las columnas que la escritora Belén Gopegui publica una vez al mes en Diagonal y editar un libro con ellas. Vendería un volumen muy apetecible, ya que los textos son magníficos, y con algo de suerte y el adecuado combustible promocional, le reportaría beneficios económicos. Podría hacerlo, además, sin dirigirse en ningún momento al colectivo editor de este periódico, ya fuese para informar de sus intenciones, solicitar permiso o para pagar un solo céntimo por ese material.
¿Arriesgada estrategia de difusión o apuesta por unas reglas de juego diferentes?
"Cuando utilizas una obra aceptas su licencia de uso, con lo que existe una relación contractual con el titular de los derechos"
"No sé qué interés puede haber en perpetuar el sistema de una entidad como SGAE, gestionada con fórmulas mafiosas desde hace años y que simplemente favorece a los artistas ricos"Paniagua señala tres títulos (The internet own boy, The Pirate Bay y Ciutat Morta) como los más destacados de todas las películas licenciadas con CC y reconoce que la distribución comercial de los trabajos con estas licencias es mucho más complicada en cine que en televisión, donde algunas cadenas públicas han cofinanciado y emitido.
Como inconveniente, apunta que "no hay mecanismos de control para ver si alguien hace un uso ético de esa película colgada en internet. Pero eso suele importar muy poco a la gente que lo hace, que prefiere compartir antes que sacar la máxima rentabilidad".
¿Proteger ideas o regalar trabajo?
"Poner el logo CC en tu obra es como llevar un pin con una A de anarquía y luego no militar en ningún colectivo o sindicato libertario"
Megaupload no es "uno de los nuestros"
En sus ediciones, no emplean las licencias CC sino otra formulación similar creada en su cuartel general. La Felguera considera fundamental la discusión entre los agentes implicados en la industria cultural para evitar errores y malas interpretaciones.
"Muchos creadores desconocen cómo funciona el 'derecho de cita', fundamental en este país, o por ejemplo el hecho de que previamente han liberado ciertos usos y luego, cuando ven sus obras publicadas en medios que no les gustan, se quejan con amargura. Empoderarse es una palabra con mucho significado, lo mismo que autogestión. Pero primero hay que reflexionar, debatir y ver qué modelo de negocio, y a qué precio, estamos creando. Quizás este tipo de prisas y complejos ha generado un gran desprestigio para los trabajadores culturales, a los que casi se les exige que no vivan de su trabajo", opina Rocha.
"No es que el uso de licencias libres haya precarizado el sector, sino que no se ha abierto un debate profundo"
La cultura libre, basada en preceptos del software libre liderado por Richard Stallman, llegó desde Estados Unidos pero su traducción no tendría que haber sido literal, explica: "En EE UU existe una ley de copyright. En España no existe el copyright, al menos en la Ley de Propiedad Intelectual. Los derechos morales, como la autoría, son sagrados en España. En EE UU pueden comprarse o venderse. Son escenarios completamente distintos, pero cuando este movimiento llega a España, sectores activistas lo equipararon a la cultura, a los libros y discos, a las películas y cuadros", analiza.
Una cultura libre... masculina, joven y occidental
"Me preocupa, por ejemplo, que las personas que mayoritariamente construyen la llamada cultura libre se parezcan tanto en sus perfiles (hombres, jóvenes y occidentales). Creo que la pluralidad es algo necesario para hablar de cultura libre y que de una forma, con seguridad no intencionada, pero claramente pasada por alto, esconde maneras de la hegemonía patriarcal y etnocentrista (con los valores de competitividad, masculinización, individualidad y homogeneidad que le son propios)", argumenta.
A juicio de García Aristegui, existe concordancia entre algunas prácticas capitalistas y las elecciones de la cultura libre. "Hay un tipo de capitalismo al que la filosofía de la cultura libre (pon todo tu trabajo gratis e internet proveerá) le viene como anillo al dedo. Por eso empresas como Google gastan tanto dinero haciendo de lobby para apoyar think-tanks críticos con la propiedad intelectual", indica.
comentarios
4