Un libro detalla la represión de los maestros en una provincia que no llegó a entrar en guerra.
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El historiador Eufemio Lorenzo Sanz acaba de publicar su último trabajo, Represión y depuración de los maestros de la provincia de Palencia en la guerra civil. De los anhelos republicanos a la resignación en el franquismo, que constituye la obra más completa publicada sobre la materia. El libro de Eufemio Lorenzo comienza relatando en la primera parte cómo fue la Segunda República en la provincia de Palencia y la plantilla completa de docentes y sus condiciones de vida. Cuenta también cómo, tras el alzamiento militar, el general Antonio Ferrer de Miguel ostentó los Gobierno Militar y Civil hasta finales de octubre de 1936, controlando la máquina gubernativa y de seguridad en la capital y provincia. Ferrer fue el responsable de los 867 asesinatos sin sentencia producidos en esta provincia.
Eufemio Lorenzo Sanz, en la presentación de su libro en el Ateneo Republicano de Valladolid manifestó que “en la provincia de Palencia hubo un porcentaje muy elevado de docentes represaliados, y con castigos graves, pese a que esta provincia no entró en guerra", lo que en su opinión se debe a la afección generalizada de los maestros hacia la República. Así, tan solo el 3,1 % de los docentes se quedó sin depurar, y de los depurados el 27 % recibió algún tipo de sanción. También fueron represaliados muchos alumnos.
El autor señaló en la presentación que "se podría afirmar que el régimen nacido el 18 de julio supuso para los maestros y maestras un tristísimo sueño, dado que todos sus anhelos e ilusiones concluyeron en un mundo al revés de resignación en el franquismo".
La segunda parte de la obra de Sanz, catedrático de Historia, explica lo que supuso la toma de Palencia por los militares, con nombres y apellidos de los represores y de los represaliados, la violencia, los asesinatos, las “sacas”, los “paseos”, las circunstancias que rodearon la muerte de los maestros asesinados…y el papel de la Falange en todo ello, tanto los falangistas de primera fila como los de segunda fila.
También hay una parte dedicada las depuraciones y los organismos dedicados a ello. Revisa el papel de los alcaldes y sobre todo del rector de la Universidad de Valladolid, José Fernández González, en nombramientos, sustituciones, sanciones, depuraciones, clasificaciones entre “buenos” y “malos”… de docentes, con el nacionalcatolicismo como guía. Los organismos depuradores fueron comandados por personajes como José María Pemán o Enrique Suñer.
Cargos de todo tipo
Sanz detalla los cargos en los que se fundaban las sanciones y los actos de represión. En muchos casos se les acusaba de su militancia en FETE-UGT, y había acusaciones tan banales como “algo simpatizante de la ideología izquierdista”, tener amistad con personas de izquierdas, escuchar Radio Madrid o Radio Moscú, leer prensa de izquierdas, leer determinados libros en la escuela a los niños, proferir vivas a Azaña, exhibir determinadas banderas, cantar determinadas canciones, no haber apoyado expresamente al Movimiento, participar en actuaciones benéfico-sociales como Socorro Pro-Infancia, participar en misiones culturales, etc. Actitudes que podían llevar a infiernos personales.
Los informes sobre los cargos los aportaban los alcaldes, la Guardia Civil y sobre todo los curas, que aportaban cargos como no enseñar convenientemente la religión en clase, cuestiones relacionadas con el crucifijo, o simplemente dar clases o trabajar en días festivos o mostrar indiferencia religiosa al no acudir a misa o no participar en ayuda al culto y al clero.
Simples cuestiones morales se convertían en cargos, sobre todo para las maestras. Contraer matrimonio con divorciados, mantener relaciones durante el noviazgo o con hombres casados, o incluso hacer comentarios sobre sexualidad o mostrar bordados de ropa interior femenina. Una de las que recoge fue la reacción de Avelina Caloca de la Hera, acusada de “conducta moral recusable”, por haberse casado por lo civil con su cuñado. Su respuesta fue mostrarse orgullosa de su condición y conducta. Esta maestra se exilió en Argentina, donde murió en 1990. La Casa de Palencia en Argentina, sita en Buenos Aires, organizó un homenaje en su honor en el año 2014.
Otro campo del trabajo de Sanz es el repaso de las sanciones impuestas a los docentes, que iban desde suspensiones, destituciones, traslados, depuraciones…hasta el asesinato (una veintena). Fueron numerosos los maestros y maestras ejecutados por resistirse al alzamiento, sobre todo en la comarca del Cerrato. En septiembre de 1936, tras ser detenidos en Palencia y decirles que iban a ser trasladados a Burgos, a mitad camino, en Quintana del Puente, fueron asesinados previo aviso al alcalde y al cura de esta localidad, lo que prueba la premeditación de estos hechos.
Eufemio Lorenzo Sanz, natural de San Martín de Tábara (Zamora) es catedrático de Historia, doctor en Historia de América, y autor de una amplia producción investigadora.
El libro está editado por el Instituto de Investigaciones Antropológica de Castilla y León, Institución Tello Álvarez de Meneses, Academia Palentina de Historia, Letras y Bellas Arte, y Diputación de Palencia.
El prólogo es de Pablo García Colmenares, autor de Víctimas de la guerra civil en la Provincia de Palencia, obra de contenido más general no centrada en exclusiva en los maestros y que también recoge los datos completos de todos los represaliados en la provincia palentina.
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