El documental 'Those who said no' trae en Ámsterdam nuevas perspectivas sobre la Revolución Iraní con la presencia del director Nima Sarvestani y el activista Iraj Mesdagui.

En el Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam, el visionado de las películas suele contar con la presencia del director. Ronda de preguntas y respuestas. ¿Qué dificultades tuvo en la grabación, en la producción, en la distribución...? ¿Cómo reaccionaron las personas filmadas, el Gobierno, la empresa...? También invitan, a veces, a aquel o aquella o aquellos que vivieron los acontecimientos narrados, los protagonistas. ¿Cómo te sientes después de haber estado en Somalia, en la guerrilla, en la prisión? Y la pregunta más reiterada... ¿Crees que esta película ayudará a concienciar al mundo de esta situación?
Iraj Mesdaghi balancea amigablemente la cabeza a esta última pregunta. Su convencimiento es claro: “Cuantas más personas estén informadas, mejor”. Activista y exprisionero, Iraj es un testimonio en Those who said no, documental que denuncia la impunidad en la masacre de prisioneros políticos en Irán en 1988. Pero Iraj es bien consciente de que el público holandés tampoco puede hacer nada frente a los intereses de la comunidad internacional. “Después de la formación del Tribunal de Irán, la comunidad internacional no hizo nada –explica Iraj–. Irán, la UE y EE UU se encontraban en mitad de los planes de negociación sobre el programa nuclear. No quisieron frenar ningún acuerdo o negociación. Y no querían comprometer al Gobierno iraní”.
En 2007 Iraj Mesdagui, junto a decenas de activistas, abogados y especialistas, supervivientes y familiares de la víctimas, expuso su caso en el Tribunal de Irán, tribunal que, sin ser vinculante, dictaminó que se abriera una investigación para juzgar a las figuras involucradas en la orden de 1988 por la que se torturó y ejecutó a miles de prisioneros de la oposición. Sin embargo, aunque la documentación y los testimonios reunidos, que señalan a figuras contemporáneas de la política iraní, son públicos, no ha habido condenas.
Mesdagui, al igual que la mayoría de los prisioneros, fue arrestado por pertenecer a la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (MEK). Con una quincena de libros publicados y sus memorias en cuatro tomos y más de 2.000 páginas, ahora dedica todo su tiempo al activismo, pero de forma independiente. “El festival de documentales es muy distinto a las conferencias sobre derechos humanos” comenta mientras concreta la hora de la entrevista con la colaboradora de Diagonal. “Es más fácil hablar con las personas, la atmósfera es mejor. Todos sienten, dicen lo que piensan, no ocultan nada. No son como los políticos”.
¿Cómo llegaste a parar a la prisión?
Antes de la Revolución yo estudiaba en San Diego (EE UU). Y, claro, cuando empieza la Revolución todos nos entusiasmamos con lo que está pasando; queríamos democracia y libertad. Desgraciadamente, lo que sucede es peor y ahora una tragedia asola nuestro país. Por aquel entonces yo quería convertirme en ingeniero, pero por lo que sucede en mi país, mis sueños no se verán cumplidos. Me involucré políticamente y volví a Irán para formar parte de la Revolución. Tuvimos muchísimos problemas, y unos años después me arrestaron.
Y nunca te convertiste en ingeniero…
No, me alegra mucho no ser un ingeniero ahora. Soy muy feliz. Ves, creo que tuve mucha suerte porque ahora estoy haciendo algo que realmente me gusta y tengo más de lo que merezco. Una de las mejores etapas de mi vida fue en prisión, compartiendo el tiempo con
gente de buen corazón, buenos amigos. Luchando, diciéndole no a este régimen. Tomé la decisión correcta volviendo a mi país y formando parte de la lucha. Creo que hice un buen trabajo, soy muy feliz.
¿Cómo eran las prisiones?
Estuve diez años en prisión, en prisiones diferentes, diferentes unidades, diferentes bloques. Tuve muchas experiencias y las disfruté. Era difícil estar bajo tortura, que te presionaran, que te obligaran a vivir en condiciones malas… Pero si ahora pienso sobre el pasado, creo que fue dulce. Fue muy doloroso, desastroso a veces, pero estoy satisfecho.
¿Dulce? Es fuerte lo que dices...
Personalmente fue una experiencia muy positiva para mí y la gente se extraña de que lo diga así. Pero, a veces, cuando puedes decir no a esas personas que quieren destruirte, cuando resistes, eso es muy dulce.
Y sigues resistiendo... por lo que demuestras en el documental.
En aquel entonces estaba absolutamente confinado en la prisión, bajo presión y tortura, pero he podido disfrutar de mi vida incluso en las peores situaciones, inimaginables para muchos. Escuchaba a prisioneros totalmente quebrados, que confesaban bajo presión cosas que ellos les obligaban durante seis o siete horas al día. Me hacían estar de pie durante días sin poder dormir. Me obligaban a estar en el corredor de la muerte viéndolo todo. Fue muy difícil. Me obligaban también a ver a los prisioneros desfilar al campo de ejecuciones. Y no podía ni despedirme de ellos. Era difícil. Pero así es la vida y hay que saber disfrutarla.
¿Y cómo convives con todo esto hoy?
Soy muy optimista y, por supuesto, he sobrevivido gracias a eso. Ya no tengo pesadillas, ninguna, y hablar sobre ello ya no me perturba. A veces, cuando lo hablo con mis amigos, sí que me puedo sentir un poco triste. Pero cuando pienso en su lucha, en sus victorias... me vuelvo a sentir bien.
¿Cuándo te uniste al MEK? ¿y por qué dejaste de apoyarlos?
Cuando estaba en los EE UU, no los apoyaba. Trabajaba con la Confederación de Estudiantes de Irán en EE UU, una confederación de izquierdas. En aquella época todavía no me importaban las cuestiones políticas, sólo quería y necesitaba estar dentro de la lucha por la democracia. Pero cuando volví a Irán el MEK se encontraba muy fuerte. Los estudiantes, las mujeres, los intelectuales, todos, los seguían. Tenían la esperanza de que ellos pudieran hacer algo y empecé a colaborar con ellos. Pero con el paso del tiempo algo cambió en el movimiento y por eso ya no los apoyo y creo que no van a hacer un cambio real en el futuro y que su principal misión no es alcanzar la libertad y la democracia para el país. Creo además que este movimiento es totalitario. Por eso lucho por los derechos humanos de forma independiente y también intento defender los derechos de las familias de los prisioneros, hablar de la historia de Irán durante estas décadas, describir lo que sucedió en estas cárceles. Condenar a las personas que perpetuaron y perpetúan las violaciones de derechos humanos en Irán, hablar de aquellos que cometieron esos crímenes. Trato de denunciar lo que ocurrió en nuestro país y lo que ocurre ahora.
¿Qué pasó después de la formación del Tribunal de Irán?
Nada. La Administración de Obama no habla en términos de violación de los derechos humanos en Irán. Como tampoco apoyó las manifestaciones por los derechos humanos en 2009. El régimen así pudo reprimir el movimiento muy rápidamente. La gente en la calle gritaba "Obama, ¿estás con nosotros o estás con ellos?". Él tomó una decisión, ha querido estar con ellos.
¿Cuáles son las expectativas de futuro?
No nos hemos cansado. Si quieres hacer algo, primero tienes que tenerlo bien en mente, y después puedes conseguirlo. Sabíamos que la comunidad internacional no quería perseguir y condenar a estas personas, sancionar las violaciones cometidas. Podríamos habernos quedado callados y no haber hecho nada, pero hemos hecho lo que creemos que se tiene que hacer. Fuimos a la gente, a las víctimas. El Tribunal de Irán es un tribunal popular y fue presidido por jueces independientes que hicieron lo que tenían que hacer. Creo que algún día la comunidad internacional vendrá a esta corte. Estoy seguro de que pasará. En el futuro.
¿Cómo te encontró Nima Sarvestani, director de Those who said no?
Vivimos en la misma ciudad y en la misma comunidad en Suecia. Ambos somos activistas y nos encontramos fácilmente. De hecho llevamos ya trabajando en esto desde hace diez años. Pero Nima tenía esta película en mente desde hacía más de quince años. Trabaja en ello desde entonces. Y, durante estos diez años que hemos trabajado juntos, la historia del documental ha ido cambiando. Me entrevistó entonces, pero lamentablemente (sonríe) me fueron saliendo canas… y me dijo que ya no podría usar esas entrevistas.
Suele pasar con los directores...
Especialmente si se trata de directores de cine documental. Es normal si haces una película sobre un asunto como éste... sólo puedes hacerla una vez y si quieres hacerla lo mejor posible... Se esforzó al máximo, esta película es el resultado de todo lo que podía hacer. Estoy muy feliz con su esfuerzo.
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