Entrevista
Un año de dramas laborales en Canal 9

Entrevistamos a Salut Alcover, portavoz del comité de empresa del ente público.

02/12/14 · 12:53

Justo cuando se cumple un año del fundido a negro de Canal 9 como símbolo del cierre de Radio Televisión Valenciana, Diagonal Valencia tiene la oportunidad de entrevistar a Salut Alcover, portavoz del comité de empresa del ente público, cuya actividad no cesó junto con las emisiones del canal. Al contrario: su trabajo se ha vuelto intensivo al ser fundamental en el proceso de liquidación que sigue sin concluir.

¿Qué balance se puede hacer del cierre de Canal 9 con un año de perspectiva?

Llevar a cabo un balance de esta situación es algo largo y complejo. En el capítulo laboral. actualmente hay unos 1.500 trabajadores en la calle y unos 60 que continúan trabajando en la liquidación de la empresa: el desmontaje de las instalaciones y equipamiento técnico y la parte económica del pago de nóminas o proveedores, que tienen como fecha de salida máxima el 15 de Junio de 2015. Ese día, como muy tarde, el último trabajador de RTVV abandonará las instalaciones. El coste económico de este expediente laboral tras un año estará alrededor de 200-220 millones de euros. Mantener la RTVV en el periodo 2013-2015, según el presupuesto, 68 millones de euros anuales. Ese es el coste laboral, hay otros que no son laborales, pero el comité de empresa no lo puede cuantificar: no es nuestra competencia y no tenemos información. Sin embargo, en estos momento tranquilamente podemos estar en los 250 millones de euros de coste total. La factura se va incrementando y es un negocio ruinoso.

Algo que lleva a cuestionarnos sobre el proceso de liquidación de la empresa, ¿cuál es su estado actual?

A este respecto hay que diferenciar entre liquidación laboral, prevista como tarde para el 30 de junio de 2015 por el expediente de regulación. Sin embargo, mercantilmente se considera que la sociedad no está liquidada hasta que no se ha pagado la última factura, se ha cerrado el último capítulo judicial y se han vendido todos los bienes de esa la empresa. Teniendo en cuenta que esta empresa tiene una deuda de 1.300 millones de euros y que resulta difícil cuantificar el número de causas en los tribunales (podemos estar hablando de entre 1.500 y 2.000 demandas laborales), a lo que hay que añadir el primer ERE, aproximadamente un centenar de demandas por categoría laboral fraudulenta, 3 causas penales, una demanda colectiva, un recurso de institucionalidad por el por el cierre… te podría decir que el proceso de liquidación puede durar años.

¿No resulta este conjunto de números contradictorio respecto a los motivos que Alberto Fabra esgrimía para cerrar RTVV?

Efectivamente. Cuando el presidente de la Generalitat dijo que cerraba RTVV porque no tenía 40 millones de euros para afrontar la reincorporación de los trabajadores, ya le presentamos una propuesta para ajustarnos al mantenimiento de la empresa abierta partiendo de la evidencia de que cerrarla era mucho más caro que abrirla. Un año después la factura es carísima no sólo por el drama laboral, no sólo por los trabajos directos perdidos, sino también por los indirectos. El sector audiovisual valenciano tenía como vía fundamental la existencia de una radiotelevisión valenciana pública.

¿Qué implicaciones ha tenido, más allá de lo económico y lo laboral, el cierre de RTVV?

La sociedad valenciana ha perdido una herramienta de fomento de su lengua, de creación de identidad, de información de proximidad. Ahora que vamos a las elecciones tan importantes, un ente público de estas características sería un canal idóneo para distribuir una información correcta, para tomar la decisión política que estimasen oportuna en las urnas. Todo eso lo ha perdido la sociedad valenciana, y es cierto que RTVV, y a través de sus canales, –el comité de empresa lo ha denunciado varias veces– no ha sido el medio público que debería de ser: un medio plural, donde apareciera todo el mundo y todo el mundo pudiera verse representado. Pero que una cosa no sea como debería de ser no significa que es imprescindible tenerlo y que sea necesario. Nosotros somos la única autonomía, la única región de Europa con lengua propia que no tiene una radio televisión pública, y si perdemos la lengua perdemos la identidad. Alberto Fabra, con su comportamiento, nos ha puesto a la altura de Grecia, algo cuanto menos curioso cuando el señor Camps decía hace unos años que éramos la california de Europa. Somos el único país junto a Grecia que ha cerrado la radiotelevisión pública… si bien Grecia la ha vuelto a abrir y nosotros no.

Sin embargo, en los últimos tiempos ha habido cierto reconocimiento de error por parte de los gobernantes valencianos, ¿no es así?

Efectivamente. Alberto Fabra ha reivindicado, y lo ha verbalizado, que hace falta esa televisión pública. También Alfonso Rus –presidente de la Diputación de Valencia– que ha dicho estos días que la quiere volver a abrir. Eso es un reconocimiento de un error. Pero no basta: un error que tiene firma en el del DOGV (Diario Oficial de la Generalitat Valenciana) es carísimo para los ciudadanos de la Comunidad Valenciana.

Canal 9 ha sido una herramienta fundamental para entender la cultura valenciana de las últimas décadas. No obstante, también ha sido una fuente de casos de escándalos.

Tenemos 17 directivos imputados en diversas causas de corrupción. Una corrupción que se ha hecho mucho más evidente porque muchos de los imputados son de este último año, cuando a pesar de cerrar RTVV su gestión ha salido a la luz. Están imputados en 3 causas: en la primera, Vicent Sanz (número dos de la cadena) ya ha sido procesado, por 3 delitos de abusos sexuales y amenazas; en la segunda por el saqueo de las arcas con motivo de la visita del Papa en la que hay imputados el expresidente Juan Cotino, pero también el exdirector de la casa, Pedro García, el excabeza económico de la casa, Ricardo Calatayud, y otros directivos por enriquecimiento personal y también por el financiamiento del PP en el caso Gurtel; en tercer lugar Lola Johnson está encausada por una gestión patrimonial de la casa nefasta y corrupta, que nos ha llevado a tener 1.300 millones de euros de deuda. Millones que no se han ido en nóminas. Nosotros como trabajadores no tenemos acceso a la gestión en la decisión de esos dineros, donde están en que se han gastado, quién se los ha llevado. ¿No se estarán acaso financiando cuestiones ajenas a la radiotelevisión? Algunos grupos parlamentarios de la oposición han mostrado facturas que demuestran que RTVV ha servido por un lado a que la Generalitat pague a personas e instituciones que de alguna manera el gobierno valenciano quería tener satisfechos: hablamos del negocio ruinoso del fútbol o el negocio de mediterráneo televisión que están enganchado a nuestro multiplex y no pagan y otras cosas, como el pago de tres documentales a un exdirectivo de la casa que antes estaban en Intereconomía y que se pagaron al módico precio de 700.000 euros.

Estamos hablando de un saqueo sistemático de RTVV con destino que comenzamos a ver tan solo parcialmente comenzamos a ver. RTVV sólo es una hija de la Generalitat Valenciana, una buena hija de su madre. Y se le parece mucho: tiene la misma corrupción, la misma gestión nefasta y dañina, el mismo desgobierno, la misma manipulación. Es igual que su madre, por tanto si la Generalitat Valenciana es un nido de corruptos, la RTVV se le parece mucho. De 130-140 imputados valencianos en corrupción política, más del 10% son de una empresa de RTVV (17) por tanto de todas las hijas de la Generalitat esta es una hija notable.

¿Cómo podríamos definir Canal 9 dentro del particular ecosistema valenciano de la corrupción?

Sin duda, Canal 9- RTVV ha sido la Consellería más importante del gobierno de la Generalitat Valenciana, y cuanta más distancia cogemos sobre lo que ha pasado, más claro queda. RTVV ha servido para que el Partido Popular despliegue dos herramientas fundamentales: la primera es la manipulación informativa. Gracias al control de la información, los valencianos han asistido durante años a un despliegue informativo en el cual no salía la oposición. Los valencianos no tenían constancia de la existencia de otras ideologías, de otros mensajes distintos a los oficiales.

La segunda es la financiación, el saqueo para financiar nadie sabe qué. Hace unos años yo veía la gestión y pensaba “no lo entiendo, es empresarialmente suicida”. Con el paso del tiempo, lo he entendido. Empresarialmente era suicida porque habían otros objetivos que no eran la empresa: eran otros intereses oscuros que sólo parcialmente están saliendo a la luz. No son más o menos que cualquier otra Consellería, la diferencia es que los trabajadores y extrabajadores de esta casa tenemos voluntad de que los escándalos salgan a la luz.

Antes del cierre definitivo, muchas personas expresaron en las redes que no entendían estar asistiendo a una clase magistral de ética periodística por parte de las mismas personas que habían manipulado la información durante décadas. ¿Qué opinión te merece esa percepción de inmovilidad por parte de los trabajadores de Canal 9?

Protestas las hubo siempre. Los periodistas deben de tener entre sus características la deontología, y aquí entramos en poner en tela de juicio la honestidad y honradez de tus jefes. A medida que la situación se agravaba, las protestas se hicieron más intensas. Cuando la gente dice que no protestábamos hay que ver los numerosos informes de redacción que han hecho los sindicatos de la casa, las comités de empresa y de redacción. También las actas o las sanciones que han recibido los trabajadores de la casa, a veces directamente por casos de protestas o por causas similares, así como sanciones por otras cosas que realmente escondían formas de castigo al trabajador. Creo que hace falta preguntarse si los valencianos han querido saber realmente que estaba pasando, no en RTVV sino en la madre de RTVV: el gobierno valenciano. ¿Hemos querido saber lo que pasa en la Generalitat desde hace años? Personalmente tengo la convicción moral de que el gobierno ha llevado a cabo una estrategia de saqueo y creo que nadie nos hemos querido dar cuenta.

Quizá los valencianos tenemos que hacer una autocrítica: ¿qué estábamos haciendo, en qué estábamos pensando, a quién estábamos votando?. Yo también haría una llamada a la gente que muchas veces pasa revista a la ética de los demás: ¿cuántos trabajadores de cualquier campo, en la vida cotidiana se plantan de su jefe, escriben informes que salen publicados, hace ruedas de prensa, presentan querellas por abusos sexuales, hacen videos que cuelgan en la red, hablan de su empresa? Todo el mundo tiene la ética de los demás muy alta y la propia no está tan alta… Los trabajadores de RTVV sí que lo han hecho. El conocimiento general que tiene la sociedad valenciana sobre RTVV nace de los propios trabajadores que han querido que los valencianos lo sepan. Y ahora que los valencianos lo saben, ¿qué van a hacer?

Alfonso Rus, presidente de la Diputación de Valencia, ha promulgado y defendido en fechas recientes la creación de una televisión valenciana low cost. ¿Qué percepción y opinión tienes sobre este asunto?

Resulta muy curioso que un diputado autonómico que votó en las Cortes Valencianas con su dedo para cerrar RTVV decide abrir otra empresa que sería competencia directa de la que él ha cerrado. Lo primero que habría que analizar es si tomó la decisión correcta, si moralmente se siente bien, y si es una decisión políticamente aceptable. El comité de empresa se ha pronunciado en otro sentido y es que si el señor Rus es President de la Diputación sabe perfectamente que la Diputación no tiene competencias en materia de comunicaciones. Por tanto para hacer una televisión ha de utilizar una frecuencia autonómica que necesariamente se escapa de sus competencias, pero que sobre todo utiliza la red de repetidores, control central y multiplex de RTVV. Es decir: él mismo cierra una televisión que es competencia de la que él quiere abrir y para hacerlo ha de utilizar el equipamiento de la televisión que él ha ayudado a cerrar. Pensamos que es un cierre totalmente fraudulento desde cualquier punto de vista, y tengo muchas ganas de ver quién firma la utilización de los medios de RTVV para poder emitir.

Parece que el escenario apunta bien a una apertura de un canal nuevo o bien a una reapertura de RTVV. ¿Qué escenario definirías como idóneo para la reapertura?

Esta es la gran pregunta, y es muy difícil de responder. He de decir que el propio Alberto Fabra es consciente de que la reapertura es imposible. A ver: nada es imposible para el presidente de la Generalitat porque tiene firma en el DOGV, pero también hacer una reapertura hecha por la misma persona que la cerró tiene un coste económico astronómico. Estamos hablando de un fraude de ley y eso él lo sabe tan bien como nosotros, así que cualquier reapertura, o posible abertura ha de pasar porque el 24 de mayo haya un cambio en la Generalitat que cambie el gobierno valenciano…. La complexidad jurídica yo no sé contestarla y no sé si alguien sabría. La madeja jurídica es de tal complejidad que se necesitan unos cuantos juristas encerrados durante una semana para verlo. ¿Es posible? Claro que sí, pero yo no sé si la reapertura de RTVV o la apertura de una nueva empresa de radiotelevisión. Es una pregunta que no me atrevo a contestar. En cualquier caso no es una decisión que afecte al comité de empresa, creo que debe de ser fruto de un consenso político, de una voluntad política y ha de ser fruto de la negociación y consenso.

¿Cuál es, por último, la enseñanza que crees que podemos extraer de un año sin Canal 9?

Creo que ha habido un plan para acabar con las radiotelevisiones públicas, en toda España y casi diría en toda Europa. Aquí hay un debate que es: ¿Quién gobierna Europa? ¿De dónde emanan las decisiones y consignas que se están dando? Seguramente si las radiotelevisiones públicas funcionan bien no serán muy estimadas por los señores de negro, la troika, o quien gobierna Europa.
Si lo trasladamos aquí, nosotros hemos sido un gran banco de pruebas: el primer expediente de regulación de RTVV fue el primer gran Expediente de Regulación de Empleo después de la reforma laboral de 2012. Se hizo la reforma y seguidamente se aplicó en RTVV y si hubiera funcionado se hubiera aplicado en otro lugares. En Telemadrid ha hecho un ERE que ha sido declarado improcedente, se ha despedido a más de 800 trabajadores y en estos momentos RTVE va por el mismo camino.

Yo creo que Fabra pensaba que los demás iban a hacer lo mismo, pero se ha quedado solo, a nadie se le ha ocurrido cerrar una radiotelevisión pública: en algunos lugares porque se cree imprescindible para la cultura propia y en otros sitios para llevar a cabo una manipulación informativa. Yo creo que hay una voluntad de acabar con los servicios públicos, sólo que el proyecto le ha salido tan rematadamente mal que igual están intentado recular ligeramente.

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