La investigación colaborativa FLOK Society llega a su fase final y promete herramientas para desarrollar políticas públicas que promuevan el conocimiento libre.
En diciembre de 2013, circuló por internet un texto llamado “Carta Abierta a los Trabajadores del Procomún del Mundo”. En él se informaba de que Ecuador estaba a punto de iniciar un proceso de transformación económica y se pedía a las personas comprometidas “con un cambio social inspirado en la cooperación, y la construcción de un procomún para el bienestar de todos” que enviaran información y propuestas. Era la presentación de FLOK Society (en inglés, sociedad del conocimiento libre y abierto), un proyecto de investigación para elaborar políticas públicas y acciones que promuevan la economía social del conocimiento. Según el documento madre, se trata de caminar hacia un modelo de producción basado “en los bienes comunes, los sistemas peer-to-peer [P2P], el conocimiento compartido y las prácticas comunitarias tradicionales”.
Este documento fue redactado por Xabier Barandiaran y Daniel Vázquez, activistas en las luchas por el software y la cultura libres en el Estado español, en espacios como Sindominio, Hacktivistas o el 15M. “Los logros y servicios que la comunidad internacional del software libre han generado en los últimos 20 años son el mejor ejemplo de gestión del conocimiento”, afirman. Desde agosto del año pasado, Vázquez dirige el programa FLOK, que culminó del 27 al 30 de mayo en la Cumbre del Buen Vivir, un encuentro en Quito al que acudieron 200 personas para participar en distintas mesas temáticas encargadas de redactar los documentos finales. Por el camino, hubo 25 talleres celebrados por todo el país a los que asistieron un millar de personas y un intenso trabajo a través de internet, utilizando herramientas poco comunes en el diseño de políticas institucionales pero con las que cualquier persona que haya colaborado en red está familiarizada: listas de correo, wikis, pads y salas de chat. Además, en estos meses se ha invitado a expertos en tecnologías y culturas digitales de todo el mundo (Richard Stallman, Yann Moulier Boutang, Michel Bauwens o Jérémie Zimmermann, entre otros, han sido entrevistados).
Todo este ejército ha tenido la misión de elaborar documentos para el desarrollo legislativo y de políticas de Estado que también pretenden ser útiles para las redes productivas de conocimiento que ya existen. En la web floksociety.org se pueden consultar las declaraciones de las mesas y su versión final se espera para finales de julio. Como todo el material resultante, se publicarán con licencia libre CC by-SA (se puede copiar, modificar y hacer uso comercial, sólo hay que citar la autoría).
La compleja interacción local
Desde FLOK Society se asegura que se parte de “transformaciones ya en marcha que se están dando en Ecuador en la comunicación, la educación superior o el apoyo internacional a los hacktivistas que luchan por la transparencia y los derechos digitales”. Por ejemplo, Julian Assange está refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres desde junio de 2012. Pero en el Gobierno de Correa existen puntos contradictorios con los principios del conocimiento libre, como la Ley de Comunicación aprobada el año pasado, que, según organizaciones internacionales de Derechos Humanos, cercena la libertad de prensa y contiene un reglamento de internet que fue ampliamente criticado por activistas ecuatorianos por limitar las libertades. La presión extractivista sobre el parque natural Yasuní, que está siendo vendido a la industria petrolera sin atender a la oposición de las comunidades locales, tampoco parece casar con la sostenibilidad medioambiental y la participación democrática que promulga FLOK.
Otro de los puntos débiles puede ser la relación con el entorno local. La investigación comenzó con un estudio sociológico con el doble objetivo de identificar las necesidades reales de la población ecuatoriana y de fortalecer el proceso de empoderamiento en cuanto a la economía social del conocimiento en tales comunidades. Milton Cerda, que trabaja con organizaciones de base, estima que FLOK ha sido un buen catalizador: “La gente que impulsamos estos temas desde años atrás estamos muy motivadas porque se ha oxigenado a todo el ecosistema social de lo libre, organizaciones de base, artistas, hacktivistas, activistas, profesores, investigadores, funcionarios públicos, asambleistas...” Sin embargo, Pau León, artista visual y colaborador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) que participó en la mesa de cultura libre, no lo ve así: “Muchas iniciativas locales no fueron tomadas en cuenta, ni siquiera en un proceso de investigación previa; algunas fueron integradas a último momento”. En su opinión, el documento base sobre cultura libre “establecía generalidades, desde una visión sumamente occidental y binaria, que no responden al medio, y carecía de investigación de campo sobre las prácticas culturales, de minga (procomún) y económicas locales”. León achaca esta carencia a la insuficiente indagación previa.
Por otro lado, el documento madre habla de “priorizar la participación de los sectores más desfavorecidos mediante métodos de participación efectiva y ajustada a las singularidades de estas comunidades”, pero la mayoría de la investigación sucede en internet, en un país donde sólo el 40,4% de la población utiliza internet (según el Instituto Nacional de Estadísticas). “Creo que ha habido esfuerzos por incorporar ciertos enunciados tradicionales, pero no se han desarrollado las metodologías para su aplicación”, sentencia León.
Tras la publicación de los resultados de las líneas temáticas, “está por ver en qué forma sobrevive FLOK y en qué institución en Ecuador”, cuenta Bernardo Gutiérrez, periodista hispanobrasileño también desplazado a Quito para ocuparse de la comunicación pública del proyecto. Queda la última fase: la implementación y monitorización de las políticas propuestas por parte de la administración ecuatoriana. En el documento madre se especifica que el período es variable, pero se estima que dure entre uno o dos años.
Actualizando la cosmovisión andina
FLOK Society está dentro del Plan Nacional del Buen Vivir, a desarrollar entre 2013 y 2017, con el que el equipo del presidente Rafael Correa buscar cambiar la matriz productiva de un país que, hasta ahora, acusa su dependencia del exterior para conseguir productos manufacturados y, en mayor medida, tecnología.
Igual que se recupera el buen vivir, sumak kawsay en la cultura indígena andina, FLOK retoma “el buen conocer”, sumak yachay, explorando estas áreas temáticas: hardware y conectividad, sostenibilidad y soberanía de la infraestructura tecnológica, software libre, cultura libre, educación, políticas científicas, biotecnologías y biodiversidad, territorialización del trabajo cognitivo, open data y transparencia, seguridad cibernética, agricultura abierta y sostenible, salud accesible y soberana, y un marco institucional para la economía del conocimiento.
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