Julieta Paredes
Feminista comunitaria
“Somos parte de un sueño de revolución”

Julieta Paredes presentó en Madrid las principales ideas del feminismo comunitario, propuesta impulsada desde Bolivia por indígenas aymaras.

15/12/13 · 8:00
Edición impresa
Julieta Paredes. / Emma Gascó.

Acompañamos a Julieta Paredes por varias ciudades. La vimos hablando en grandes foros pero también en pequeñas asambleas con mujeres preocupas por la violencia y feministas diversas. En esta entrevista abordamos algunos de los debates, discusiones y críticas que surgieron en los espacios en los que participó.

¿Cuál es el interés de las feministas comunitarias en traer este pensamiento a una realidad social como la española?

Me trajo mi amor por mi pueblo y mi amor por la utopía. Creemos que estamos en un momento muy sensible de la humanidad y la naturaleza. El patriarcado neoliberal hoy está en crisis, y las formas de salir de esta crisis pueden ser expresión de una profunda creatividad y propuesta revolucionaria que acabe con todas las miserias, o que se vuelva a reciclar la mierda patriarcal. Los movimientos sociales en Bolivia tienen la intención de hacer una revolución y nosotras somos parte de ese sueño.

"¿Cuál es la posición de las mujeres del norte frente a sus privilegios, como que inmigrantes limpien sus baños y laven su ropa?"

Una de las propuestas del feminismo comunitario está centrada en “despatriarcalizar” las dinámicas sociales. ¿En qué consiste?

La despatriarcalización es una propuesta de política pública planteada por nosotras en Bolivia. Nadie puede atribuirse la autoría de la palabra, pues es el feminismo en general el que ha conceptualizado la idea del patriarcado y por lo tanto también las palabras antipatriarcado y despatriarcalización son de uso de las feministas. Pero plantear una política pública de despatriarcalización, eso no se había hecho antes. En este momento nuestra propuesta pasa porque se ponga en práctica y ejecución el Plan Nacional para la Igualdad de Oportunidades (PNIO), que tiene un marco conceptual totalmente revolucionario, feminista comunitario y creativo. Partiendo de esta base, la despatriarcalización debe continuar y constantemente estamos haciendo propuestas en cada uno de los sectores, pues es una política pública que se construye desde abajo.

Actualmente, enfrentamos una nueva fase del sistema capitalista cuyo eje central es la concentración de capital y las nuevas formas de acumulación flexible. Dentro de estas fuerzas globalizadoras, algunas propuestas políticas proponen la idea de la “desidentificación”, el “vaciamiento de identidades” para crear nuevas categorías, nuevos conceptos. ¿Qué relación hallas entre neoliberalismo y la idea de la “desidentificación”?

J.P.: El vaciamiento político de las identidades es la forma más útil de aislarnos para que el capital nos golpee con impunidad y sin capacidad de respuesta organizada. Las identidades como nosotras la entendemos, son identidades históricas políticas, posicionamientos frente al sistema y las relaciones de poder y no meros caprichos individualistas o búsquedas de figuración. Cierto que las identidades requieren de cuestionamientos profundos y existenciales, que buscan el lugar de cada quien sin romper los lazos solidarios, frente a un sistema que privilegia a pocos a costa de la mayoría. Las identidades nos permiten conocer nuestros errores y limitaciones, es apoyo y es energía.

En la charla de Madrid, algunas críticas a tu discurso fueron que simplifica el feminismo blanco y que eres muy dura con las luchas críticas desde abajo que hacen muchas feministas desde Europa, ¿qué dices a esto?

¿cuál fue y es la posición del feminismo occidental frente a las transnacionales que no pagan igual el trabajo de hombres y mujeres de nuestros pueblos? No creo haber hecho ni simplificaciones ni críticas duras a ningún feminismo en particular, hablamos de la realidad, argumentamos y traemos teorías que es posible no las puedan entender por las relaciones norte-sur. Afirmo que el feminismo occidental no se posiciona en las relaciones entre mujeres del norte enriquecido frente a las mujeres del sur empobrecido. ¿Cuál es la posición de las mujeres del norte frente a sus privilegios, como por ejemplo, el tener mujeres migrantes, muchas de ellas profesoras, licenciadas que vienen a limpiar sus baños y lavar su ropa?,

¿cuál fue y es la posición del feminismo occidental frente a las transnacionales que no pagan igual el trabajo de hombres y mujeres de nuestros pueblos que lo que pagan al trabajo de españolas en el Estado español? Si decir eso es duro, es no tener capacidad crítica y de responsabilidad social, pues es más dura la vida nuestra y es más dura la vida de nuestras wawitas, hijas e hijos.

La economía feminista, por ejemplo, habla del concepto de trabajo de cuidado para referirse a aquel trabajo que las españolas profesionales de clase media hacen en casa, y también se refieren como trabajo de cuidado al que hoy, por la crisis y el paro, estas mismas mujeres hacen como empleadas, como maestras de niñas y niños, enfermeras, cuidadoras de ancianos, etc. Y elaboran una teoría económica feminista sobre todo eso, con preguntas como si el amor se paga o no, etc. ¿Por qué la economía feminista a todo lo anterior no le llama trabajo doméstico?

Porque el concepto de trabajo doméstico sigue siendo atribuido a españolas empobrecidas y mujeres migrantes, es una cuestión colonial y clasista. La crítica es que en vez de hermanarnos hoy entre mujeres en las luchas contra la obligatoriedad y gratuidad del trabajo doméstico se le hace un favor a la acumulación capitalista, encubriendo el trabajo doméstico de las mujeres de clase media y continuando mal pagando a las hermanas trabajadoras domésticas.

¿Cómo se entiende la justicia y el derecho desde el feminismo comunitario? ¿Cuál sería la relación con el Estado?

Es importante que el Estado se entienda como la acción de los pueblos y por lo tanto la Justicia y el derecho también. En ese sentido no es lo mismo el Estado español que el Estado Plurinacional de Bolivia, sin duda el Estado en Bolivia por acción del pueblo es susceptible de cambios e influencia que vienen desde las organizaciones sociales. No es una maravilla, ni tampoco funciona como quisiéramos, pero se ven las diferencias en los resultados.

En la gira has tenido la oportunidad de hacer dialogar el feminismo comunitario con el feminismo transfronterizo, ¿qué has encontrado en estos intercambios?

He conocido a hermanas transfronterizas que hablan de la migración y se declaran feministas, tenemos coincidencias en el análisis de la migración, especialmente desde los cuerpos de mujeres migrantes, y sin duda es un valioso aspecto de nuestras hermanas de la diáspora de nuestros pueblos. Sin embargo, es importante que estas nuestras hermanas migrantes definan dónde y con quiénes van a construir su comunidad.

Por último, dinos ¿qué te gustaría que pasara mañana?

Que desaparezca el dinero y que empecemos a hacer trueque de productos de nuestro trabajo y frutos de nuestras manos y así empezar a construir el Vivir bien.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto