La gira de la feminista Julieta Paredes ha dado a conocer esta práctica surgida en Bolivia
Historia y memoria del feminismo comunitario

En Bolivia, el movimiento indígena antipatriarcal plantea una propuesta de lucha política compleja, reflexiva y crítica que se conoce como feminismo comunitario.

14/12/13 · 8:00
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TIQUIPAYA, BOLIVIA. Feministas comunitarias de Bolivia en abril de 2010 durante la Cumbre Climática. / Mujeres Creando

La teoría social y la “acción política revolucionaria” de las feministas comunitarias tratan de analizar y combatir la causa de los problemas sociales a través de un camino que es el de identificar al “patriarcado como el sistema de todas las opresiones, violencias y formas de dominación que existen”. Como dice la pensadora boliviana Julieta Paredes, el Feminismo Comunitario es un movimiento social “orgánico y organizado”, orgánico porque es un compromiso práctico y “no es teoría”, y organizado porque hay tareas que cumplir, no hay jerarquías pero si hay responsabilidades.

Pensadoras como Julieta Paredes han puesto en cuestión el imaginario de lo "democrático"

Paredes impartió la charla “Teoría social, prácticas y resistencias desde el feminismo comunitario” el 30 de octubre en Madrid. La charla trató sobre la experiencia de lucha social de Julieta Paredes junto a otras feministas indígenas aymaras y no indígenas en Bolivia, que se remonta a los años 90. Se trató de la memoria y de la historia de las feministas comunitarias en Bolivia. La invitación al evento resaltaba una frase significativa del feminismo comunitario: “Queremos todo el paraíso, no el 30% del infierno neoliberal”.

Esa tarde, Julieta Paredes expuso el significado del término feminismo, que ha sido explicado de distintas maneras. En Bolivia, hijas y nietas rebeldes de tatarabuelas aymaras, quechuas y guaraníes lo han definido como “la lucha y la propuesta política de vida de cualquier mujer en cualquier lugar del mundo, en cualquier etapa de la historia que se haya rebelado ante el patriarcado que la oprime”.

El feminismo comunitario nació con la lucha de 23 años del colectivo Mujeres Creando y también durante el proceso de cambio político que vive el pueblo boliviano desde hace diez años. La preocupación por un ciclo en el que las fuerzas globalizadoras permiten la acumulación de capital transnacional y la privatización y mercantilización de recursos naturales tan elementales como el agua, impulsó a varias mujeres indígenas aymaras, feministas y lesbianas a reflexionar colectivamente sobre su posición política frente al neoliberalismo. En 2001, después de una reflexión profunda sobre la coyuntura política boliviana, Mujeres Creando se dividió y nació Mujeres Creando Comu­nidad. Posteriormente, en la insurrección del 2003 se formó la Asamblea Feminista, actualmente Asamblea del Feminismo Comuni­tario.

En el marco de un nuevo Estado plurinacional, el continente Abya Yala –nombre dado al continente americano por el pueblo Kuna – y como forma de posicionamiento, surge una nueva forma de entender la emancipación de las mujeres. La visita de Julieta Paredes a España abrió un nuevo diálogo entre el feminismo transfronterizo y el feminismo comunitario. Julieta motivó a las activistas migrantes a construir desde sus propios cuerpos una propuesta de sociedad en la cual recuperen la idea de comunidad. Es en la condición neocolonial que se producen los movimientos de los lugares empobrecidos a los lugares enriquecidos y es la condición neoliberal la que genera individualismo y la que impide superar el patriarcado.

Todo antes y después de 1492

En su exposición, Julieta Paredes lanzó algunas propuestas del seno de su organización, Mujeres Creando Comunidad. Las mujeres en Abya Yala promueven un feminismo que no sigue los modelos occidentales y los cánones marcados por la fecha de 1789 sino una evolución diferente. Su lucha, en cambio, está marcada por el hecho colonial de 1492.

Son las bisabuelas, abuelas y madres que resistieron y fueron creativas frente al patriarcado de manera diferente a lo que se ha llamado feminismo en Europa o Estados Unidos y se relacionan con las luchas históricas de mujeres que estaban en la periferia del mundo occidental: África, Asia, Oceanía. Su intención es descolonizar pero también desneoliberalizar. La propuesta parte de romper con visiones coloniales históricas que resultan racistas, universalistas y no contemplan las luchas desde otros tiempos y otros espacios.

Las feministas comunitarias partieron de reflexiones acerca del patriarcado colonial-neoliberal a través de la relectura de afrodescendientes como Audre Lorde (1934-1992) y chicanas como Gloria Anzaldúa (1942-2004). Las comunitarias partieron del aporte de culturas híbridas: no desde la cultura americana, no desde la cultura mexicana, sino desde otras culturas heterogéneas.

Pensadoras como Julieta Paredes, que se define a sí misma como “una mujer de origen aymara, lesbiana y feminista”, han puesto en cuestión el imaginario supuestamente democrático. Advierten que éste consiste en la enajenación de las decisiones de las élites políticas y económicas en los países latinoamericanos. Paredes ha criticado la utilización de las mujeres por el capital como forma imprescindible para las reestructuraciones neoliberales y como mano de obra barata. También ha denunciado que algunas mujeres de ONG han ejercido poder ante el Estado y la cooperación internacional, figurando como mediadoras bajo etiquetas como “la perspectiva, el enfoque o la equidad de género” y representando su voz.

En Madrid, Julieta terminó con una canción dedicada a sus compañeras feministas comunitarias en Bolivia: “Quiero ser libre contigo, quiero a tu lado vivir, quiero en tus brazos soñar, quiero a tu lado crecer, quiero entregarte mi amor”. Con esto quiso dejar un mensaje sobre el lugar del que debe partir la emancipación de las mujeres que consiste en liberarse ellas mismas.

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