No se sabe si sigue con vida
12 años preso por ejercer el periodismo

Dawit Isaak es un periodista sueco-eritreano preso desde que denunció la guerra contra Etiopía y pidió reformas.

, Estocolmo
08/10/13 · 8:02
Edición impresa
Doce años preso. El periodista Dawit Isaak está preso en Eritrea desde 2001. / Karl Horff

En la feria del libro de Gotemburgo, que se celebrará a finales de este mes de septiembre, se instalará una celda donde los visitantes podrán permanecer encerrados durante quince minutos. La celda es una réplica de la que el periodista sueco-eritreano Dawit Isaak “disfruta” desde que fue arrestado el 23 de setiembre de 2001.

Isaak llegó a Suecia en 1987 como refugiado de la guerra que asolaba la actual Eritrea en su lucha por la independencia de Etiopía. Obtuvo la nacionalidad sueca en 1987. Cuando Eritrea se independizó regresó, formó una familia y con el tiempo fue copropietario de uno de los primeros periódicos independientes del país, Setit.

En 1998 estalló un conflicto fronterizo con Etiopía. Dawit, junto a su familia, decidió establecerse en Suecia. Poco después, regresó a Eritrea. Una parte del país exigía reformas democráticas y una investigación exhaustiva sobre la nueva guerra con Etiopía. Estas exigencias, junto a otros artículos, fueron publicados por la prensa libre del país. El 23 de septiembre de 2001 un grupo de políticos y periodistas, entre ellos Dawit, fueron arrestados con cargos de traición a la patría y haber recibido fondos extranjeros para desarrollar sus actividades.

Después de un tiempo sin saber nada de él, gracias a testimonios fragmentarios, la familia averiguó su paradero y, siendo ciudadano sueco, se intenta involucrar a las autoridades suecas en su caso. En noviembre 2005 fue liberado de la prisión para ser apresado días después. Desde entonces Dawit Isaak está encarcelado. No se han presentado cargos legales contra él, ni tampoco se ha celebrado ningún juicio. Ninguna organización de derechos humanos ni las autoridades suecas han podido visitarlo.

Ante el punto muerto en el que se hallaba la situación, en marzo de 2009 los cuatro grandes periódicos suecos –Expressen, Dagens Nyheter, Aftonbladet, Svenska Dagbladet– pusieron en marcha iniciativas de solidaridad. La campaña, que todavía está en vigor, consiste en presionar al Estado sueco y denunciar de forma intermitente la situación del periodista. Se han realizado cómics, portadas, artículos, conferencias y publicaciones. Personalidades como Madonna o Bruce Sprin­gsteen han pedido su liberación.
Diplomacia silenciosa

El Ministerio de Exteriores de Carl Bildt se ha limitado a desarrollar su llamada “diplomacia silenciosa”. Nadie sabe en qué consiste exáctamente. ¿Un ejemplo de diplomacia silenciosa? En 2011 los dos periodistas suecos Johan Persson y Martin Schibbye fueron detenidos en Somalia y, posteriormente, condenados a 11 años por terrorismo. Habían viajado al país africano para investigar los intereses petrolíferos del consorcio sueco Lundin Petrolium. La reacción de Carl Bildt fue decir que “se lo han buscado ellos”. Suecia tardó en confirmar el oficio de periodistas de los detenidos e intentó, en primera instancia, no protestar ante Somalia. La presión popular hizo que el gobierno cambiara de opinión en un asunto en el que parecía tener más miramientos hacia las autoridades somalíes que con los periodistas detenidos. En 2012 fueron finalmente indultados por el gobierno somalí.

Según afirmó el presidente de Eritrea Isaias Afewerki en una entrevista realizada el año pasado por Aftonbladet, no existe ningún contacto o negociación entre Suecia y Eritrea entorno al preso de conciencia Dawit Isaak. Tampoco quiso negar o afirmar que estuviese en vida.

Eritrea es una nación donde no hay libertad de prensa y se produce un gran control social. Todos los eritreanos que viven en el exilio están obligados a pagar un 2% de sus ingresos al Estado. Según el gobierno eritreano, se trata de un impuesto voluntario. Sin embargo, los que se niegan a pagar son amenazados con represalias contra los familiares que todavía viven en el país. Canadá, por ejemplo, considera esta práctica criminal y ha expulsado al diplomático eritreano de mayor rango al no querer éste suspender esta tasa.

Esta primavera, la Unión Africana se interesó oficialmente por el caso del periodista sueco-eritreano. En la reunión de la Comisión de Dere­chos Humanos de la ONU en Gi­nebra del pasado 4 de junio, Sheila B. Keetharuth presentó un informe sobre Eritrea en el cual denunció las violaciones de los derechos humanos en el país y la situación que viven Dawit Isaak y el resto de periodistas detenidos en 2001. La reunión entre Carl Bildt y Osman Saleh, ministro de Exte­riores, en Bruselas el pasado mes de julio levantó muchas esperanzas. El ministro sueco se negó a comentar el contenido de la reunión.

Nadie sabe si Dawit Isaak está todavía vivo. De los periodistas y políticos detenidos el mismo día se sabe que han fallecido en prisión. Las palabras del presidente eritreo vertidas sobre Dawit en la entrevista de Aftonbladet son inquietantes: “No se celebrará ningún juicio y no lo pensamos liberar. Sabemos cómo hay que tratar a los de su clase”.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto