En el noroeste burgalés
encontramos formaciones
calcáreas, planas y
aisladas denominadas
“loras”, hoy nuestros
pasos van a dedicarse a
recorrer una de ellas.
Fruto de la acción del hombre desde
hace milenios, debido a la importancia
estratégica y defensiva de esta
atalaya al final de la meseta, la
peña Amaya es uno de los parajes
más señalados dentro de la arqueología
y la historia del norte de la península
Ibérica. Hoy es un enclave
natural vigilado por el vuelo de buitres
y alimoches.
Esta zona limítrofe con el sur cántabro
y el este palentino no nos dejará
indiferentes. Sus paisajes son
cambiantes, sus monumentos de puro
románico. En sus alrededores podremos
encontrar cañones como el
de La Horadada, cascadas singulares
como la de Yeguamea en la población
de Fuenteodra, originales
iglesias rupestres en Olleros de
Pisuerga, formaciones rocosas sorprendentes
como las de Las Tuerces,
etc. Pero sobre todo el origen de
Castilla, tierra austera, como lo son
sus gentes. Esta peña y las ruinas
que se encuentran en su flanco oeste,
son el origen del Condado de
Castilla y posterior reino castellano.
Para nuestro recorrido de hoy
desde la pequeña aldea de Amaya,
nuevo enclave de las ruinas antes
mencionadas, aparcaremos nuestro
vehículo al final de una pista
que parte del pueblo y comenzaremos
nuestro caminar hacia los
próximos restos de lo que fue la histórica
población. No esperemos ver
nada especial, sólo son ruinas por
doquier, es la historia la que las hace
más magnas.
- PEÑA DE LA MUELA. Restos de una caseta refugio para pastores en caso de tormentas, en el último tramo de la ascensión a la peña.
Ahora nuestros pasos nos irán
elevando a media ladera rodeando
por la diestra Peña Castillo, caminando
por zona herbosa llegamos
a una brecha entre dos peñas. Aquí
seguimos por un sendero natural
que se ha formado en la parte baja
del farallón, hasta que encontramos
un punto por el que podamos
ascender a la parte plana de la peña:
nuestro objetivo está al fondo.
Al final de la loma encontramos la
cumbre en la que aún existe el buzón
de notas. Podemos descansar y
volver por el camino de subida o
bien descender justo por la vertiente
contraria, para ello debemos estar
muy atentos pues a unos cientos
de metros de la cumbre en
dirección oeste encontraremos, no
sin dificultad, un paso que nos llevará
bajo los farallones de la peña.
Continuando en esa misma dirección,
llegaremos sin dificultad al lugar
donde habíamos dejado nuestros
medios de transporte.
Un paseo de medio día en el
cual nos dará tiempo a ver otros
rincones de los antes mencionados,
que sin duda dejarán un buen
sabor a los que visiten esta zona
de la vieja Castilla.
Más información:
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