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La resistencia ante el tsunami financiero activado desde 2007 y el acompañamiento de alternativas son ejes de trabajo del proyecto.

20/03/13 · 20:19
Edición impresa
Especial Huelga general del 14N. Portada del número 185 (noviembre de 2012).

Colectivo editor

El panorama con el que salíamos a la calle el 3 de marzo de 2005 tiene poco que ver con el de hoy. Al menos en este rincón del sur europeo: el empobrecimiento impuesto por las élites políticas y financieras es ahora parte de nuestra realidad diaria. Con toda crudeza, se nos presenta, además, la oportunidad de una crisis política como la que atraviesa el sistema constitucional del ‘78.

Entendemos que, dos años después de que las acampadas del 15M inauguraran un nuevo ciclo de protestas, las posibilidades siguen estando abiertas. Esto quiere decir que ningún actor político de los existentes hasta ahora puede reclamar o imponer salida alguna a la situación de crisis política, institucional y económica. O dicho de otra manera: que los movimientos sociales que han cristalizado en los últimos años tienen la oportunidad de influir e inclinar la balanza a favor, dicho rápidamente, de la democracia real.

Han nacido y siguen naciendo colectividades, a menudo improvisadas, de personas que ponen sus habilidades al servicio de lo común, enjambres cooperativos que llenan de significado, con sus prácticas, diversas formas de entonar el “Sí se puede”. Pensamos en las mareas en defensa de los servicios públi­cos, en los gestos de rebeldía de colectivos profesionales a leyes injustas e impuestas sin debate alguno o en el inmenso movimiento de empatía social surgido en torno a los hogares hipotecados. Una coyuntura abierta significa que estos movimientos pueden desarrollar posibilidades de democracia más allá del consenso constitucional actual. Ésa es la situación a la que queremos contribuir como proyecto comunicativo.

Cada vez hay más pruebas de que las redes ofrecen más posibilidades de encuentro con movimientos internacionales, especialmente de los llamados Países del Sur, que enfrentan desde otras realidades las consecuencias de un modelo que, hasta 2007, ha transportado a las clases medias europeas sin exigirles el peaje de sangre, sudor y lágrimas que los mercados hoy aplican sobre Chipre, Grecia, Por­tu­gal o España. El enhebrado de esos lazos contra la Unión Euro­pea de Maastricht y de éstos con las otras culturas que llevan décadas bajo el ajuste estructural es una de las tareas a las que hemos dedicado más esfuerzo en estos ocho años.

Nuestras hipótesis de partida –un proyecto sustentado por sus suscrip­tores y enredado en la economía social, trabajando de manera colaborativa– parecen ahora las únicas posibles para cualquier medio de comunicación que quiera apoyarse sobre una comunidad que lo critique pero también lo surta y le dé sentido. En el otro lado, los grandes grupos mediáticos pierden ingresos publicitarios y destruyen empleos en una magnitud que sólo discute su pérdida de credibilidad como portavoces hegemónicos de la opinión pública.

Sostenibilidad y autogestión

No se trata de decir “teníamos razón” respecto al modelo, puesto que también erramos en algunos cálculos –aquí seguimos tratando de averiguar cómo hacer sostenible una redacción orientada al papel en 2013–, sino de celebrar que el ecosistema mediático haya cambiado en el Esta­do español hasta el punto de que hoy es mucho más plural y efervescente que hace ocho años.

Para un proyecto político como DIAGONAL se abre un terreno tan fértil como difícil de arar; es en esta paradoja en la que nos encontramos, ante una inmensa ventana de oportunidades que no hemos sido capaces de terminar de abrir. Las luchas por la diversidad, en defensa de los bienes comunes, por una economía al servicio de las personas; la defensa de la vivienda y condiciones de trabajo dignas, han marcado una agenda que sigue creciendo en un proceso de cambio que acabamos de comenzar. Ha habido avances indudables en cuanto a éstas y otras demandas, pero el proyecto apenas ha podido parar a respirar ante la sucesión de problemas que plantea la fase financiera del liberalismo en la que vivimos.

El paso, en apenas cuatro años, de una economía de burbuja en la que todo valía mientras se moviesen maletines y ladrillos, a un arreglo por el que la mercancía son millones de personas que mantienen la economía con su trabajo y con sus cuerpos, ha trastocado el mapa en el que nació DIAGONAL, y la transición ha tenido efectos que aún estamos intentando comprender.

Mientras las élites hacen oídos sordos ante las reivindicaciones de los movimientos, la autogestión y la cooperación del trabajo en red se hacen cada vez más presentes y necesarias como alternativa. Hace ocho años nosotras elegimos la autogestión, hoy seguimos considerando que es la mejor salida. Segui­remos tratando de hacer compatible la resistencia a las condiciones impuestas con la creación de ese precioso mapa en el que participamos tantos colectivos y movimientos.

8 años sin fronteras: Ciudadanos de la Europa de las ‘banlieues’

En noviembre de 2005 se produjo la rebelión de las banlieues en Francia. Dos meses antes, la policía marroquí y la española provocaban una masacre (todavía se desconoce el número exacto de muertes y desapariciones) entre inmigrantes que intentaban saltar la valla de Ceuta. Por un lado, jóvenes que son ciudadanos franceses –incluso sus padres y abuelos lo eran desde los tiempos de las colonias– tratados como eternos inmigrantes. Por otro, jóvenes que aspiraban a instalarse en Europa: dos extremos de una cuestión política en la que los papeles y la ciudadanía son sólo una parte. La multitud subalterna europea, que abarca también a sectores del precariado blanco, encuentra en la política de fronteras una metáfora con efectos muy reales sobre la disparidad de ingresos o el acceso a la educación y los servicios públicos.

8 años de luchas: De la chispa del 15M al proceso destituyente

En plena ofensiva de la política de recortes de derechos sociales, la eclosión del 15M supuso un revulsivo. Desde DIAGONAL saludamos con entusiasmo la gestión inteligente y colectiva de la horizontalidad, la organización en red de asam­bleas de barrio y de las diferentes ciudades del Estado, protagonizada por personas para las que, en muchos casos, suponía su primera experiencia de participación activa en un movimiento. Mientras tanto, las políticas “anticrisis” que implican la voladura del Estado de bienestar arrecian, y la ruptura del pacto social y político sobre el que se asentaba el régimen de 1978 es cada día más evidente. Así, en la calle se habla de proceso destituyente y se plantea uno constituyente. Mien­tras, pese a la conflictividad social y falta de legitimidad del Gobierno, éste no cambia de rumbo. ¿Qué pasos dar desde los espacios ‘desde abajo’?
 

8 años de saberes: Educación y redes, resistencia contra la mercantilización

Las páginas de la sección Saberes han sido testigo de la lucha por alcanzar la neutralidad de la red, por preservar internet como un espacio libre y con autonomía de los poderes económicos y políticos, y la utilización de la red como una herramienta más al servicio de la transformación social. Desde DIAGONAL le hemos dado visibilidad a la denuncia contra los abusos de la industria del copyright y su labor de lobby para diseñar leyes que han pretendido condicionar la creación cultural y los hábitos de consumo y usos de ésta. Hemos estado atentas para contar los hitos del movimiento por la cultura libre y las licencias Creative Commons, que se ha desarrollado mucho en estos ocho años. También hemos seguido de cerca los procesos de mercantilización de la educación y sus resistencias, intentando explicar la entrada paulatina del ánimo de lucro en la gestión de un derecho básico.

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