DIAGONAL celebra sus 8 años este sábado en La Tabacalera de Lavapiés.
Colectivo editor
La mejor noticia que podemos dar acerca de DIAGONAL después de ocho años es que seguimos aquí. En una crisis que afecta de lleno a aquellas personas de las que nos nutrimos, las de abajo, y que afecta a nuestras vidas y nuestros cuerpos, el mejor premio que ha podido recibir este proyecto es el apoyo de las miles de personas que se han suscrito a la edición en papel a lo largo de estos años, pero también de esas otras, que se cuentan por centenares, que han colaborado desinteresadamente, tirando fotos, redactando textos, haciendo ilustraciones, corrigiendo, enviando cartas “desde dentro” y desde fuera, quitándose un poco de tiempo para colaborar en un medio que hemos ido cosiendo artesanalmente a lo largo de estos ocho años.
Si es recurrente decir que todo ha cambiado mucho desde que comenzó un proyecto, en esta ocasión tampoco podemos dejar de hacerlo. Las condiciones con las que comenzó DIAGONAL las conocen las primeras personas que se suscribieron en marzo de 2005. Se echaron muchas horas y ganas para que este quincenal sobreviviese a los costes de producción y distribución, y pudiera formar una plantilla de empleadas que hoy cuenta con quince personas. Abriéndose hueco desde abajo: sin una fuerte inversión para empezar, sin el respaldo de ningún lobby, pero con el apoyo de algo que nos parece mucho más interesante: nuestra red. Después de ocho años seguimos con un funcionamiento horizontal y asambleas quincenales, al ritmo de la publicación. Los cierres de cada edición continúan sacando lo mejor de muchos cuerpos y cabezas.
Las condiciones con las que empezó DIAGONAL las conocen las personas que se suscribieron en marzo de 2005
Y desde hace unos meses también el trabajo diario desde nuestra nueva edición online. También perdura el deseo de hacer un periodismo libre, independiente y comprometido, hecho a través de muchas llamadas de teléfono, correos electrónicos y conversaciones dentro de una comunidad abierta, crítica, que cuestiona el poder en todas sus formas, también desde el humor y el amor.
Que un medio de comunicación asambleario celebre su octavo cumpleaños nos parece noticia. También que durante este tiempo hayan surgido nodos y grupos que han tomado (hackeado) DIAGONAL para intervenir desde la información situada en sus territorios, distintos colectivos en Aragón, Cantabria, Asturies y Andalucía han dado forma al proyecto desde la militancia y con sus propios procesos de debate. Además, en muchas otras zonas, como Bizkaia, Galiza o Iruñerria, se han creado grupos que apoyan y aportan contenidos a las ediciones de web y de papel.
Hace un año, las gentes del centro social Patio Maravillas nos daban uno de sus premios. Ya van tres años que otro centro social, la Tabacalera, nos abre sus puertas para que disfrutemos de nuestro aniversario. Hemos conseguido salir adelante gracias al apoyo y los saberes de Coop57, una cooperativa de economía social de la que formamos parte. Participamos también en el Mercado Social de Madrid, para seguir construyendo las redes de economía solidaria por las que el proyecto ha apostado desde el principio.
Tomamos estas líneas para daros las gracias otra vez, para invitaros a que recorráis con nosotras un año más
No es sencillo, y hemos conocido en cuerpo propio las costuras de la autogestión: la precariedad, el hecho de no poder pagar las colaboraciones y las pesadumbres del trabajo militante. Porque creemos que DIAGONAL no es sólo un proyecto de autoempleo, somos conscientes de que son necesarios medios de obtención de renta que nos permitan a todas estar donde queremos, aportar desde nuestros saberes sin caer en la autoexplotación y sin explotar a otras personas.
Por eso nos tomamos estas líneas para daros las gracias otra vez y para invitaros a que recorráis con nosotras un año más. Nos tomamos un respiro para echar la mirada atrás y ver lo mucho que han cambiado las portadas, las páginas, los contenidos y las personas que hacemos DIAGONAL, pero también para comprobar que nos siguen moviendo las mismas ganas de generar resistencias al neoliberalismo, de encontrarnos en esas resistencias y de ir construyendo, juntas, esa vida que merezca ser vivida y que reclamamos cada 15 días desde nuestras páginas.
8 años de movimientos: Del “No a la Guerra” a los recortes
El colectivo editor, decíamos en nuestros dos números cero de 2004, se empezó a reunir un año antes, cuando en las calles resonaba el “No a la guerra”. No se trataba de una coincidencia: de forma que hoy parece algo ingenua, vimos en el movimiento antiguerra una incipiente politización de sectores más amplios de la sociedad, más allá de los grupos militantes o activistas, y que pasaban a asumir parte del lenguaje y las prácticas del llamado movimiento antiglobalización.
Las concentraciones frente a las sedes del PP de la tarde del 13 de marzo de 2004 daban idea de la potencia de esta movilización social que era mucho más que un estallido antibelicista. Pese a episodios muy concentrados generacionalmente y socialmente, como el movimiento V de Vivienda del año 2006, pensamos que la movilización social no recobró su capacidad de atravesar a sectores amplios de la población hasta que, hacia el año 2010, comenzamos a salir lentamente del ensimismamiento ante la crisis económica. La primera indignación contra los recortes se ha transformado rápidamente en rechazo generalizado y ambivalente -también cabe la tentación populista- al sistema político.
Artes: Ocho años de otras culturas posibles
Desde el principio, la sección Culturas ha contado con ocho páginas que integran todo un cuadernillo propio incluído en cada número del periódico. Con el tiempo hemos reforzado los contenidos de esta sección con un enfoque que intenta destacar reportajes propios acerca de fenómenos de la cultura popular. Entendemos que es una manera atractiva y a nuestro alcance de tratar la información de esta sección sin depender de las novedades de las industrias culturales pero sin estar de espaldas a ellas. Además, en esta sección escriben los unicos columnistas con tribuna fija en nuestras páginas. También se ha mantenido el peso de la cobertura de las artes escénicas y la página de deportes. Se han caído las colaboraciones literarias, que han pasado a ser esporádicas, y la sección de humor, que ahora se encuentra repartida en diferentes páginas.
Cuerpo y vida: El trabajo de cuidados sigue siendo invisible
Las políticas públicas impulsadas con la crisis han terminado con el único avance social que se podía atribuir, en términos estrictamente socialdemócratas, al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero: la Ley de Dependencia. También ha habido avances y retrocesos en la regularización del trabajo doméstico: pese a la inclusión del empleo doméstico en el Régimen General de la Seguridad Social, una nueva reforma que entra en vigor en abril vuelve a desproteger a estas trabajadoras. Según han destacado diferentes análisis feministas que hemos publicado, el tímido avance en el reconocimiento monetario de la labor de cuidados no ha puesto en el centro la cuestión de cómo se asume, reconoce y reparte socialmente este trabajo. De hecho, la lógica de los recortes en servicios asistenciales vuelve a colocar la carga de este trabajo en el ámbito de los hogares, y por lo tanto recae sobre todo en las mujeres.
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