La conexión italiana de Unidad Editorial
- SERGIO FRUTOS
“Unedisa ha muerto, viva Unidad
Editorial”. De esta forma, Jorge de
Esteban, presidente de Unedisa, editora
de El Mundo, presentaba el pasado
julio la nueva empresa nacida
de la fusión de su compañía y del grupo
Recoletos. El nombre de Unidad
Editorial, que ya utilizaba en el pasado
Unedisa, ahora va a designar el
nuevo conjunto surgido de la integración
de las dos empresas, cuyo
control está ahora en las manos del
grupo italiano Rizzoli. De esta manera,
esta compañía aumentará y diversificará
su presencia en el mercado
español. Al diario de información
general El Mundo se le suma el deportivo
Marca, el económico Expansión
y los especializados Diario
Médico y Gaceta Universitaria.
Unidad Editorial agrupará también
varias revistas semanales como
Yo Dona, Actualidad Económica y
Magazine, entre otras. A estos medios
hay que añadir Radio Marca y
las dos cadenas de Televisión Digital
Terrestre de Veo TV, de gran valor
estratégico con vistas al paso a la
Televisión Digital Terrestre en 2010.
La nueva Unidad Editorial ha puesto
en marcha un ‘Plan de bajas incentivadas’,
con el fin, según afirman, de
“evitar la duplicación de cargos”. Sin
embargo, el patrón italiano no pone
el énfasis en la organización sino en
el ahorro de gastos. En un comunicado
que anunciaba en julio su plan de
expansión, Rizzoli declaraba un beneficio
de entre 15 y 20 millones de
euros por la integración de Unedisa
y Recoletos. Los sindicatos ahora están
vigilando la efectiva voluntariedad
de las bajas y las condiciones de
rescisión del contrato.
Los nuevos dueños
La adquisición de Recoletos consolida
la presencia de las empresas italianas
en los medios del Estado español,
donde operan ya el grupo Berlusconi,
dueño de Telecinco y De
Agostini que controla Antena 3. El
año pasado también se registró la llegada
del grupo Il Sole24Ore, dueño
del mayor periódico económico italiano,
que se convirtió en el principal
accionista de la sociedad editora del
nuevo diario El Economista.
La nueva Unidad Editorial, que
presume de ser líder en la prensa escrita
en castellano, va a tener la cabeza
en otro lado, particularmente
en Milán, donde está el cuartel general
de Rizzoli. Este grupo, con participaciones
en diferentes sectores mediáticos
de Italia, Francia, España y
Portugal, no tiene un único socio mayoritario,
sino que en su consejo de
administración se sientan los representantes
de las grandes empresas
del país. El grupo está controlado por
un pacto entre 15 accionistas, entre
los que destacan los dos mayores
bancos italianos (Intesa Sanpaolo y
Unicredito), Mediobanca (la banca
más importante de inversión industrial
del país), grandes empresas
(Fiat y Pirelli) y seguros (Fondiaria y
Generali). Son ellos los que van a
controlar la futura Unidad Editorial.
En el Estado español, tampoco
perderán la posibilidad de ejercer
su control como ya sucede en Italia.
Y ahora sobre todo, cuando las relaciones
económicas entre ambos
países parecen aún más estrechas:
este año se han realizado algunas
grandes operaciones financieras
entre empresas españolas e italianas
bajo la coordinación de sus gobiernos,
que hacen pensar en un
nuevo eje político-económico Madrid-
Roma. El impulso vino de la
cumbre hispano-italiana celebrada
en Ibiza en febrero. Allí Zapatero y
Prodi se pusieron de acuerdo para
favorecer una serie de fusiones entre
grandes grupos. Enel, empresa
energética italiana, cuyo mayor accionista
es el Estado, obtuvo luz
verde para la compra de Endesa.
Como contrapartida Telefónica va
a entrar en el accionariado de Telecom
Italia, y el Gobierno italiano
promete no obstaculizar más la fusión
entre los grupos gestores de
autopistas Abertis y Autostrade.
En este escenario, los accionistas
de Rizzoli, muchos de ellos comprometidos
en estas operaciones, sacan
provecho del control de un grupo del
tamaño y de la influencia de la nueva
Unidad Editorial.
Dirección: América Latina
Pero aparte de una mayor presencia
en el prometedor mercado español,
Rizzoli y sus accionistas tienen
intereses que van más allá. Según
las declaraciones del consejero delegado
Antonello Perricone, el grupo
tiene proyectos de expansión
fuera de la UE. Y aquí Unidad Editorial
va a desempeñar bien su papel:
“España podría ser la plataforma
para una expansión en América
Latina”, dijo Perricone.
Las fusiones con empresas españolas
abren en efecto este mercado a
las firmas italianas, y donde hay interés
económico hará falta una buena
presencia editorial.
Poco importa entonces si Unedisa
ha muerto: “¡Viva Unidad editorial!”.
Junto a José de Esteban lo dicen también
los accionistas de Rizzoli. En
Milán ya hacen las cuentas para un
nuevo plan de desarrollo. Dirección:
América Latina.
EL GRUPO RIZZOLI Y LA SOMBRA DE BERLUSCONI Y AGAG
Al grupo mediático italiano
Rizzoli, con una gran red de
medios europeos en su
poder, nunca le han faltado
admiradores.
En el verano de 2005 fue
objeto de una tentativa de
compra por parte de un
constructor romano, Stefano
Ricucci, luego procesado
por especulación financiera
con información
privilegiada y otras irregularidades.
Ricucci, hasta
aquel momento desconocido,
llegó a comprar hasta
casi el 20% de Rizzoli. La
operación era parte de un
plan más amplio de empresarios
y banqueros que querían
hacerse con dos grandes
bancos y con el grupo
editorial, ayudándose de
manera ilegal y recíproca.
Todavía los fiscales no han
aclarado si había alguien
detrás del desconocido
Ricucci. Sin embargo, de
las escuchas telefónicas
publicadas por el diario La
Repubblica se deduce el
apoyo político de Silvio Berlusconi,
que ha soportado
siempre mal las críticas del
Corriere a su Gobierno, y el
interés en la operación de
Alejandro Agag, yerno del ex
presidente del Gobierno
José María Aznar, buen
amigo de Berlusconi.
Las intenciones del constructor
y sus contactos políticos
fueron bloqueadas
después de que los fiscales
airearan diversas irregularidades
y por la oposición de
los accionistas de Rizzoli a
que un personaje ajeno a
las grandes familias italianas
se hiciera con el poder
del grupo.