“Hemos alcanzado mayor implicación”
DIAGONAL: ¿Qué proceso organizativo
habéis seguido para crear esta
Comunidad de Aprendizaje?
GUILLERMO ITURBE: El proceso
nos parece uno de los logros más
coherentes y exportables del proyecto.
La primera fase de sensibilización
y decisión se produjo a finales
del curso 2001-2002. El profesorado
recibió una charla informativa
del CREA, realizó un curso de formación
sobre Comunidades de
Aprendizaje y decidió llevar a la
práctica el proyecto de forma mayoritaria.
Los padres y madres
apostaron también por ello en
asambleas informativas. En una
segunda fase, alumnado, profesorado
y familiares, los tres grupos
que forman parte de la comunidad
educativa, soñaron con el
Instituto que querrían tener. De
estos sueños salieron las prioridades
de mejora del centro.
En 2003 se constituyen las Comisiones
de Trabajo, formadas por
representantes de los tres grupos:
la Comisión Gestora, la de motivación
del alumnado, la Comisión de
participación de padres y madres
en la vida escolar o la de voluntariado
y profesorado, que busca recursos
y actividades que ayuden al
profesorado en su tarea educativa
y en la creación de grupos interactivos.
También participan miembros
del CREA, del Centro de
Profesores y Recursos (CPR) de
Huesca, del Secretariado General
Gitano, un mediador musulmán...
D.: El Instituto de Educación
Secundaria (IES) Lucas Mallada
cuenta con mediadores gitanos
¿qué cambios se han producido en
el centro?
G.I.: Llevamos ya tres años con la
misma mediadora, que además de
mediar en conflictos y mejorar la
comunicación, asegura y fomenta
la asistencia a clase del alumnado,
ayuda a la Trabajadora Social del
Centro en las relaciones con las familias
y transforma la mentalidad
de la importancia del estudio. Se
puede ser gitano y culto. Desde enero
de 2006 existe un mediador árabe
que colabora con nosotros y los
cambios han sido muy interesantes.
Se ha conseguido la paz escolar. El
alumno y la alumna gitana entienden
que cuando se les corrige algo
no es por ser gitano, sino porque
existen unas normas que son iguales
para todos. Aquí no hay gitanos,
negros o moros; hay alumnos y
alumnas que vienen a aprender, y a
los que se les ayuda en la medida
de lo posible. Dos alumnas gitanas
han pasado a la Universidad, otras
han acabado la ESO y han hecho
módulos o han pasado a Bachillerato,
aunque siguen siendo minoría.
Aún no hemos conseguido que
un sólo chico gitano titule la ESO.
D.: ¿Que cambios ha experimentado
el centro desde que se constituyó
como C.A.?
G.I.: Cuando iniciamos esta experiencia
sabíamos que en educación
no existen varitas mágicas para situaciones
problemáticas. Nos daba
miedo ser pioneros en Secundaria,
pero creíamos necesario y urgente
dar una respuesta a los colectivos
más desfavorecidos. Entendíamos
que muchas de las acciones voluntarias
que emprendíamos debían
considerarse necesidades por la
Administración, pero hasta que
llegara ese momento decidimos
emprenderlas para demostrar su
urgencia. En Aragón hemos encontrado
una respuesta satisfactoria
de la Administración Educativa.
Somos nosotros quienes decidimos
qué llevar a cabo, cómo hacerlo y a
qué ritmo. También vemos que
da respuesta a muchas de las problemáticas
de la sociedad postindustrial
(migrantes, tecnologías,
aprendizaje cooperativo...). Nos
convenció la cultura del esfuerzo
que subyace en su filosofía: más para
el que más lo necesita, sin rebajar
de entrada su aprendizaje. Después
de estos años, se ha modificado la
dinámica de aula, hemos alcanzado
mayor implicación de quienes participamos
en el hecho educativo, con
lo que el ambiente ha mejorado ostensiblemente.
Las C.A. forman parte
de una reflexión sobre la educación
y una esperanza de mejorar día
a día para sacar lo mejor de todos y
cada uno de nuestros alumnos y
alumnas. Este aspecto se nos ha reconocido
públicamente a través de
un Premio Nacional de Compensación
Educativa, pero es nuestra
salud y el agradecimiento de los
alumnos lo que nos recompensa.