Contra la globalización, teclee Indymedia
Indymedia estaba presente en la comuna
de Oaxaca en octubre de 2006,
tan cerca de los acontecimientos que
el día 27 de ese mismo mes su reportero
y fotógrafo Brad Will era asesinado
a balazos durante la represión
del Gobierno mexicano contra este
levantamiento popular. En el momento
en que es asesinado, la cámara
continúa grabando. Después pasa
a otras manos, que a lo largo de los
días siguientes usarán la misma cámara
para narrar la muerte de Brad
Will y la resistencia por parte de la
Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca (APPO).
Todo esto se recuerda en Brad,
una noche más en las barricadas, un
documental presentado a finales de
2007 y que repasa la trayectoria de
este reportero neoyorkino. Seguramente,
pocas imágenes como la de
una cámara que pasa de unas manos
a otras o la propia trayectoria de Brad
Will, reportero para Indymedia en
Nueva York, Brasil y Bolivia, sean
capaces de representar tan bien la
idea original de esta red de información
alternativa, con alcance global y
basada en la publicación abierta a
cualquier usuario desde internet.
Will había acudido a Praga en el
año 2000, durante las protestas contra
el Fondo Monetario Internacional.
También estuvo en protestas en
Ecuador y Argentina, convivió con el
EZLN en Chiapas y con el Movimiento
de los Sin Tierra en Brasil.
Diferentes luchas con un hilo común:
el de ser escenarios de la llamada “IV
guerra mundial”, una guerra que no
se produce entre países, sino entre
pueblos y voces disidentes contra el
orden económico imperante.
Indymedia estaba en Oaxaca igual
que había estado ocho años antes en
las calles de Seattle durante las movilizaciones
que en 1999 llevaron a
suspender la cumbre de la Organización
Mundial de Comercio, lo que
fue considerado como primer estallido
del movimiento antiglobalización.
El Centro de Medios Independientes
(Independent Media Center, o
sencillamente Indymedia), nacía en
esas fechas por una necesidad básicamente
organizativa. Se buscaba
cómo coordinar las actividades de
miles de activistas llegados de decenas
de países y al mismo tiempo disponer
de un lugar donde recoger la
información aportada por los colectivos
presentes. Y a la novedad del
acontecimiento se añadió la novedad
de la técnica. Expertos informáticos
usaron por primera vez el software
de publicación abierta: la posibilidad
de que la gente mandara noticias y
éstas se publicasen directamente.
Fue un éxito. Los manifestantes hicieron
fracasar la Ronda del Milenio
y el volcado en la página de cientos
de noticias sobre lo que estaba sucediendo
en Seattle desbordó cualquier
previsión, ofreciendo informaciones
muy diferentes a las de los
grandes medios.
“Entonces surge Indymedia como
es ahora”, comenta Jon, de Indymedia
Barcelona, quien ha vivido de cerca
el crecimiento de esta red de medios
independientes. Según recuerda,
tras el éxito inicial, “al principio
se funcionó como el movimiento antiglobalización,
por la lógica de contracumbres.
Luego se hizo otro en
Washington, después Praga”. Allí
donde había una reunión contra la
globalización se abría un Indymedia.
“¿Qué pasó después?”, se pregunta
Jon: “Que se vio que tras las cumbres,
en la vida cotidiana, estas web
también funcionaban, que podían tener
valor para los diferentes movimientos
sociales, y se empezaron a
crear en otras ciudades, hubiera o no
contracumbres”. El resultado puede
medirse a simple vista. Hoy existen
más de 170 web de Indymedia en el
mundo: una red de medios que hace
posible, con mayor o menor fortuna
según el sitio, disponer de una óptica
anticapitalista por parte de activistas
locales, sobre lo que ocurre en los
cinco continentes, ya sea Lisboa o
Yakarta, Oklahoma o Caracas.
Asaltos y confiscaciones
Pero este camino no ha estado exento
de presiones. Entre ellos destaca
el asalto del Centro de Medios Independientes
durante las manifestaciones
contra la cumbre del G-8 en Génova.
El 22 de julio de 2001, la Policía
italiana irrumpía por la fuerza en el
centro y se incautaba de disquetes de
ordenador, grabaciones de vídeo y
fotografías. Y ésta no ha sido la única
confiscación. En octubre de 2004, el
FBI estadounidense confiscó las máquinas
del proveedor de la red, al enviar
una nota para que sus oficinas
en Londres entregasen las dos máquinas
donde se alojan Indymedias
de todo el mundo. El motivo esgrimido
parecía sacado de una novela de
espías. Al parecer, la orden llegó tras
una petición del Gobierno suizo, debido
a que Indymedia publicó fotografías
de miembros de su servicio
secreto durante la cumbre del G-8 en
Evian (en la frontera franco-suiza).
Pese a que la causa no llegó a aclararse,
por un tiempo se dejó sin servicio
a más de 20 web de Indymedia.
Hoy Indymedia sigue siendo un
referente, pero muchas cosas han
cambiado en Internet en los últimos
años. Un gran número de movimientos
sociales cuentan ya con sus
propios portales en la red, algunos
también con sistemas de publicación
abierta. Y miles de activistas
dan su visión local desde sus blog,
en forma de diarios personales en la
red. De ser el medio casi exclusivo,
Indymedia ha pasado a ser complementario.
Aunque quienes participan
en Indymedia no piensan que
haya perdido valor. Como afirma
Israel, de IMC Euskal Herria, los casos
en que se ataca a Indymedia, en
Génova o en Oaxaca, “son una señal
de que las cosas se hacen bien, porque
muestran la fuerza que tiene este
proyecto”.
CANARIAS / ESTRECHO / EUSKAL HERRIA / MADRID / BARCELONA / GALIZA / VALENCIA / ALACANT / LA PLANA
_ En el Estado español, la red
Indymedia cuenta actualmente
con nueve nodos. Son los de
Canarias, Estrecho (información
desde Andalucía y el norte de
África), Euskal Herria, Madrid,
Barcelona, Galiza, Alacant,
Valencia y La Plana (Castelló). El
pionero fue Barcelona. Según
explica Jon, la web apareció en
la primera etapa, con motivo de
las protestas contra la cumbre
del Banco Mundial en 2001,
que acabó suspendiéndose días
antes por las movilizaciones previstas.
A partir de ahí surgió la
web en Madrid (cuyo proyecto
inicial acabó cerrándose, y que
años después ha sido retomado
por otro grupo de personas) y
Euskal Herria. El modo de abrirse
cada nuevo Indymedia responde
a una cuestión de confianza.
De entrada hay que
compartir los principios de igualdad,
descentralización y autonomía
local, así como la necesidad
de utilizar sistemas web de
publicación abierta, permitiendo
que individuos, grupos y organizaciones
expresen sus puntos de
vista. Después, otros nodos próximos
sirven de tutelaje, ofreciendo
asesoramiento técnico,
procurando que estos principios
se respeten y observando la
relación entre el proyecto de
web y los movimientos sociales
de su entorno. Si todo marcha
bien, la red central acepta la
solicitud y se incluye la web en
la lista de Indymedias, la misma
que aparece por regla general
en la columna izquierda de
todos los IMC del planeta. Una
vez que aparece un nuevo nodo,
Jon señala que «la coordinación
entre los Indymedias del Estado
es prácticamente inexistente»,
más allá de contactos esporádicos
en viajes, reuniones o fotos
o por el trato personal, si bien
esto «no quiere decir que haya
problemas», sino que «el trabajo
independiente de los nodos
está en la propia filosofía del
medio». Respecto al papel de la
red hoy, Jon destaca su utilidad
para dinamizar las luchas sociales.
¿Alguna crítica? «A veces,
los usos que se hacen sin tener
en cuenta que es una herramienta
colectiva, como publicar
cosas que no interesan a nadie.
Al ser de publicación abierta es
un riesgo que tienes: no controlas
lo que aparece. Hay gente
en los movimientos que no se
puede ni ver entre ellos, y eso
se refleja en la web».