“Algún día se acabará la impunidad de Estados Unidos para matar
- CINCO AÑOS DE IMPUNIDAD. Maribel Permuy, madre de José Couso, en una manifestación por su hijo asesinado / José Alfonso
DIAGONAL: ¿Cómo valoras estos
cinco años de lucha?
MARIBEL PERMUY: Hemos logrado
cosas importantes, como que el
Gobierno de Zapatero condenara el
ataque, tal como había prometido
cuando estaba en la oposición. El
ministro Jesús Caldera impuso la
medalla de honor al mérito del trabajo
a título póstumo a mi hijo y
otros periodistas y fotógrafos que
habían muerto en otras contiendas,
una manera de dignificar su
trabajo. Pensábamos que nunca
llegaríamos a procesar a los que
perpetraron el ataque. El juez
[Santiago Pedraz de la Audiencia
Nacional] ha sido muy valiente, llegó
a decir que estaba dispuesto a
viajar a EE UU para tomarles declaración.
El Pentágono contestó
que antes se helaría el infierno. La
orden de busca y captura internacional
es un gran logro, es la primera
vez que tres militares estadounidenses
están en busca y captura.
Por otro lado, la Audiencia Nacional
ha intentado archivar la causa. Sin
embargo, los cinco magistrados del
Supremo nos dieron la razón, diciendo
que el Gobierno y la justicia
española tenían potestad para estudiar
el caso, y eso que eran de distinto
signo político. Es una lucha de
enanos contra un coloso, el país
más poderoso del mundo. Pero no
son dueños de la Tierra y esto tiene
que cambiar algún día. Seguimos
pidiendo justicia y el fin de la ocupación
de Iraq. Cuando se cumplen
cinco años y oigo a Aznar y a Bush
decir que no es una situación idílica,
pero casi, siento algo indescriptible
dentro de mí. Me duele mi hijo,
pero también el millón de civiles iraquíes
muertos inútilmente en el
conflicto. Nos han engañado y son
incapaces de reconocer que se han
equivocado.
D.: ¿El intento de archivar el caso
en la Audiencia Nacional responde
a un interés del Gobierno por
no jugarse una buena relación con
EE UU?
M.P.: Cuando lo intentaron archivar
venía Condolezza Rice de visita
y eso fue un regalo de la Fiscalía.
Pensaba que la justicia era independiente,
pero veo que la Fiscalía
es del color del Gobierno que está
en el poder.
D.: ¿Cómo valoras el apoyo social
que habéis recibido?
M.P.: Al principio la gente se volcó.
En el periodismo la gente se ha ido
cansando, algunos han sufrido represalias
y amonestaciones en su
trabajo por apoyar la causa. Los periodistas
son muy olvidadizos, porque
podría haber sido cualquiera de
ellos. Pero quedaron algunos amigos
de José que no olvidan y me
llaman. Luego hay gente anónima
incondicional, que sigue ahí y no
se mueve. Han intentado politizar
el tema, pero no lo han conseguido,
hemos ido allá donde nos han
convocado. Yo no soy de ningún
partido.
D.: Tras cinco años, ¿ el saber que
la lucha será larga supone un desgaste?
M.P.: Claro, pero esta familia va a
seguir pidiendo justicia. La Audiencia
Nacional considera que el ataque
fue un acto de guerra contra un
enemigo erróneamente identificado.
Nosotros, que es un crimen de
guerra, y esos crímenes no prescriben.
Espero que algún día se pueda
romper la impunidad que tiene
EE UU para matar. Mientras viva
voy a seguir luchando, y mi hijo
Javier, y mi nuera. Fíjate en las
Madres de la Plaza de Mayo, cuánto
tiempo llevan pidiendo justicia
para sus muertos. Las madres nunca
nos vamos a cansar.
D.: Javier Mestre citó vuestra causa
como un ejemplo para la izquierda.
¿Qué podéis aportar a otras luchas?
M.P.: Una vez un compañero de mi
hijo me dijo: si me muero en un acto
de guerra, defendedme vosotros,
pedid justicia por mí. Las concentraciones
en repulsa por las muertes
de violencia de género, por
ejemplo, antes no se hacían. Seguramente
hemos aportado algo. A
pesar del tiempo y las zancadillas,
seguimos ahí, y seguramente será
un ejemplo para muchas personas
que ven que si no se lucha, no se
consigue nada.
D.: Vista la situación de Iraq, ¿cómo
afrontar tanta injusticia?
M.P.: Es muy difícil. A veces me dan
ganas de tirar la toalla, pero si no
lucho, ¿qué va a ser de nosotros? La
muerte de mi hijo tiene que haber
servido para que no haya tantas
muertes impunes.
Un ataque múltiple al periodismo no empotrado
_ El 8 de abril de 2003 la
Tercera División de Infantería
del ejército estadounidense
atacó en menos de
cuatro horas los tres puntos
donde se concentraban
los medios de comunicación
internacionales no
agregados a las tropas
americanas: cerca de las 8
de la mañana un avión
estadounidense lanzó un
misil aire-tierra sobre la
sede de las televisiones
árabes Al Jazeera y Abu
Dhabi y mató al periodista
jordano Tarek Ayub. Según
varios testigos, el aparato
sobrevoló la zona hasta
dos veces antes de disparar.
El ataque al Palestina
se produjo sobre las once
de la mañana. Un tanque
M1A Abrams de la compañía
64 del Regimiento Blindado
(apodados Killers
[asesinos]) disparó un proyectil
que fue a impactar
en el piso 15, en el balcón
desde donde habían estado
grabando la entrada en
Bagdad. El disparo causó
la muerte del cámara de la
agencia Reuters Taras
Protsyuk, e hirió gravemente
a José Couso, cámara
de Tele5, que falleció en el
hospital Ibn Nafis de Bagdad.
El Palestina alojaba a
más de 300 periodistas no
adosados a las tropas
invasoras desde el inicio
de la guerra y el Pentágono
tenía sus coordenadas,
así como las de la sede de
Al Jazeera.