Las (no) ayudas de la Comunidad de Madrid a la artesanía
El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid aprobó el 30 de enero las ayudas de apoyo al comercio y la artesanía local, “modernizando” mercados tradicionales e “impulsando” ferias. De estas, una cuarta parte se ha destinado al sector artesanal y se contempla la convocatoria de 100.000 euros en ayudas “a las que pueden optar los municipios de la región que organicen y gestionen ferias del comercio o de la artesanía”.
Una de las ferias más representativas en la Comunidad de Madrid es la realizada en la Plaza de España de la capital. Con una participación de 172 artesanos procedentes tanto de la Comunidad como de otros puntos del Estado Español, se les exigía a los artesanos un monto de 1.800 a 2.300 euros para la presencia en un puesto. Esta suma se abona a la Cámara de Comercio de Madrid, la cual organiza el evento. Así al ser convocadas las ayudas por parte de la Comunidad de Madrid, sus destinatarios no serían los artesanos sino los ayuntamientos por haber contratado la organización de mercados y ferias, como es el caso del ayuntamiento de Madrid con la Cámara de Comercio. Las ayudas tienen carácter retroactivo a diciembre del pasado año y al ayuntamiento que celebró la feria le supone el abono de hasta el 40% del coste. Estos costes se refieren a gastos de montaje, seguridad, alquiler de instalaciones o equipamientos, decoración, publicidad y promoción, destinados así a cubrir los gastos de la empresa, que adicionalmente había cobrado a los artesanos.
Esta particular forma de ayuda a la artesanía surge tras el aumento en tres años del precio de los puestos en la Feria de la Comunidad de Madrid de la Plaza de España de los 800-1100 euros a los 1.800-2.300 euros. Junto a la subida se ha suprimido tres años atrás la posibilidad de que los artesanos soliciten ayudas para cubrir los gastos de presencia en estos puestos. Al camuflaje de los destinatarios de estas falsas ayudas a la artesanía, se suma a la eliminación en 2013 de las ayudas destinadas a apertura de talleres, modernización de estructuras y equipamientos, promoción comercial de productos y formación en el sector artesano. La apuesta de la Comunidad ha desprotegido al sector artesanal en favor de las subvenciones a empresas organizadoras de estos eventos.
Según la Constitución Española en su artículo 148.1.14 y el Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid en su artículo 26.1.15, la Comunidad de Madrid goza de plenitud de la función legislativa en materia de artesanía (transferidas mediante el Real Decreto 1860/1984). La legislación autonómica se compone de las Ordenes 1067/1992, de regulación el funcionamiento del Registro de empresas artesanas y 4276/1996, del Registro General de Asociaciones de empresas artesanas, pero esencialmente el sector queda regulado por la Ley 21/1998, de 30 de Noviembre, de Ordenación, protección y promoción de la artesanía en la Comunidad de Madrid. Esta ley, pese a tener como objeto el fomento y desarrollo del sector artesanal, se ocupa esencialmente de la denominación del estatus del artesano y de sus posibilidades de inscripción en el Registro de Actividades Artesanas. La Comunidad, por esta legislación, no se compromete a la promoción del sector, considerando que establecerá en función de las disponibilidades presupuestarias los planes que considere más oportunos.
Otra gestión es posible... en Venezuela
Poniendo la vista en otros modelos, cabe en este sentido referir al proyecto de la República Bolivariana de Venezuela respecto al sector artesano. Aprobada en noviembre del pasado año la nueva “Ley para el Desarrollo y Creación Artesanal”, la promoción del sector artesanal se reordena y afianza. Por la misma ley se han creado los Consejos de Artesanas y Artesanos, para ámbitos nacional, estatal, municipal y local como mecanismo de participación de los trabajadores en asuntos de gobierno que estén referidos a ellos. Y aunque la planificación de la actividad artesanal queda en manos del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, su ejecución queda a cargo del Centro Nacional de Artesanía. Es el Centro una de las propuestas punteras en la promoción de la artesanía a nivel global. Bajo la premisa de garantizar el acceso a los productos artesanales y apoyar económicamente al trabajador de la artesanía, se distribuyen en puntos de venta del propio Centro repartidos por toda la República los productos con precios justos (bajo pago inmediato al artesano). De esta manera el artesano se centra en la producción y perfeccionamiento de su oficio, asumiendo el Estado el riesgo de la venta, que no es tal siendo tiendas del Centro “sumamente exitosas” según afirma Aracelis García Reyes, presidenta de la organización, al Correo del Orinoco.
El éxito de la inversión en artesanía en Venezuela suscita la necesidad de plantear una reivindicación de protección para la misma en la Comunidad de Madrid y otros territorios del Estado Español. Un eje clave de estas reivindicaciones no debe ser simplemente la solicitud de un subsidio o ayuda económica a la producción artesanal, sino la concienciación de que la artesanía es un pilar fundamental de la cultura de cualquier territorio. Como imagen del trabajo de los pueblos, pese a su carácter muchas veces centenario,se encuentra en riesgo de desaparecer a manos del objeto producido en serie en fábricas deslocalizadas. Es por tanto una reivindicación económica, pero también sociocultural, y debemos replantearnos a qué se otorga valor en los hábitos de consumo.