"La deuda es particularmente odiosa cuando se debe al saneamiento del sector privado"
¿En qué medida los rescates bancarios han precipitado el aumento de la deuda pública? ¿Qué otros factores influyen en ese crecimiento?
A primera vista podría pensarse que el aumento de la deuda pública a partir de 2008 es una simple consecuencia de la crisis. Entre 2008 y 2011 los ingresos de las administraciones públicas disminuyeron en 310.000 millones de euros (en euros constantes de 2011) mientras los gastos aumentaron en 107.000 millones, provocando un incremento de la deuda pública de alrededor de 400.000 millones. Sin embargo, esta situación no era inevitable, y tiene mucho que ver con el tipo de políticas adoptadas. Por un lado, los rescates bancarios, tanto en aportación directa como en avales del Estado, superan los 150.000 millones de euros.
Para asegurar el servicio de la deuda, exigido por los acreedores y toda la euroburocracia, a partir de 2010 se ha realizado una brusca reducción del gasto (45.000 millones menos en 2010-2011), mientras los gobiernos han renunciado a incrementar los ingresos fiscales (por esta vía sólo se han conseguido 4.000 millones más de ingresos en 2010-2011). Por tanto, no conviene centrarse solamente en indagar en qué se está malgastando el dinero público, dejando de lado que desde antes del inicio de la crisis el grueso de las aportaciones a las arcas públicas procede de la población asalariada, mientras el gran capital cuenta con enormes exenciones, posibilidades legales de desgravación, así como extendidas prácticas de evasión hacia paraísos fiscales.
¿Cómo influyen los vencimientos de la deuda en los presupuestos de un Estado de las características de España?
Entre 2013 y 2020, se prevé una media anual de 48.000 millones de euros de vencimientos de deuda pública. Una cantidad que, unida al previsible déficit fiscal de los próximos años, generará un continuo incremento de emisiones de deuda para tapar (desplazando hacia el futuro) el agujero. En este contexto, los escenarios de futuro son varios, en función de la evolución general de la economía y de cuáles sean las políticas que se adopten. El impago es una de las salidas pero también el cuestionamiento de un modelo económico que se asienta en el dominio del capital sobre la mayoría de la sociedad, provocando continuos conflictos, desigualdades y convulsiones cíclicas como la que estamos atravesando ahora.
¿Cuáles son aquellas partidas que a vuestro juicio se corresponden con lo que se considera “deuda odiosa”?
El carácter odioso de la deuda tiene que ver con la regresividad y el fraude fiscal, que hacen que la carga mayor recaiga sobre la clase trabajadora; y con las instituciones acreedoras de deuda
pública, tanto la banca española como extranjera. La deuda es particularmente odiosa cuando tiene su origen en el saneamiento del sector privado con dinero público, como ocurre con el rescate bancario o en los casos de un trato privilegiado a grandes multinacionales (sector del automóvil, Eurovegas, etc.).