Movimiento por la normalización del cannabis
- MOVILIZACIONES. La campaña informativa de las asociaciones va acompañada de las acciones por la legalización./Archivo Diagonal
A principios de los ’90, tras el endurecimiento
de las leyes con
respecto al cannabis en 1988 y
con la intención de poder establecer
unas redes sociales compactas
y duraderas entre los
usuarios del cannabis se recurrió
a la fórmula del asociacionismo.
La primera fue la Asociación por
la Legalización de las Drogas de
Navarra en 1990. A ella siguió un
año después la Asociación Ramos
Santos de Estudios del
Cannabis (ARSEC) en Barcelona.
En 1992 se crea en el País
Vasco la Plataforma para la Liberalización
de las Drogas, Bizitzeko.
Pero los grupos de presión
prohibicionistas consiguieron
que ese año la élite política reformara
la legislación sobre drogas
endureciéndola aún más con la
llamada Ley Corcuera.
Primera acción colectiva
En 1993 la ARSEC decide realizar
la primera acción colectiva
basándose en que el cultivo privado
destinado al consumo privado
del propio cultivador es impune,
además de ser un acto de
rechazo al mercado negro. La
asociación realizó una plantación
colectiva en Reus de 194 ejemplares
para 97 socios para su consumo
privado; pero la Guardia Civil
incautó el cultivo y comenzó un
proceso judicial para Jaume Torrens,
Jaume Prats, Josep Baltierrez
y Felipe Borrallo que acabó
con una sentencia condenatoria
de cuatro meses de cárcel y medio
millón de pesetas. El ataque
supuso un duro golpe para el movimiento
social.
Poco a poco comenzaron a surgir
numerosas asociaciones por todo
el país, como la Associació
Lliure Antiprohibicionista (ALA) la
Asociación Madrileña de Estudios
sobre el Cannabis (AMEC), la
Asociación de Estudios sobre el
Cannabis Al-Andalus (AECA), la
Asociación Ramos Santos de Estudios
del Cannabis de Andalucía
(ARSECA), la Asociación Mallorquina
para la Información del Cannabis
(AMIC), la Sociedad de
Estudios del Cáñamo de Aragón
(SECA), etc.
Encuentro europeo
La ARSEC en 1996 organiza el II
Encuentro Europeo de Consumidores
de Cannabis en Barcelona,
donde junto con las asociaciones
anteriormente citadas
crearon la Coordinadora Estatal
de Organizaciones por la Normalización
del Cannabis (CEONC)
con la intención de mejorar la coordinación
del movimiento social.
Un año después la CEONC
decidió poner en marcha la campaña
Contra la prohibición, me
planto, que defendía el derecho
a la autoproducción y se planteaba
recurrir a la acción colectiva
que había utilizado la ARSEC
unos años antes (plantaciones
colectivas).
Sin embargo, la única asociación
que lo llevó a cabo fue la
Asociación de Estudios del Cannabis
de Euskadi Kalamudia. En la
plantación colectiva participaron
unos 120 cultivadores (entre ellos
músicos, artistas, políticos, periodistas...),
tuvo una gran difusión
pública, sin que se produjera ninguna
represalia judicial ni por parte
de la élite política. El éxito hizo
que la acción colectiva se repitiera
en 2000 y 2001.
Revista ‘Cáñamo’
En 1997 nace la revista Cáñamo de
manos de algunos miembros de la
ARSEC, convirtiéndose en la primera
revista de tirada nacional sobre
la cultura del cáñamo y en voz
del movimiento antiprohibicionista.
Unos meses antes de mano de
la SECA había nacido El Cogollo,
revista editada en Zaragoza. Éstas
sirvieron de medio para dar a conocer
las asociaciones y para la difusión
de las acciones colectivas
de la Coordinadora Estatal.
Además, ese año se produce un
boom de unas tiendas nacidas pocos
años antes: las growshops, dedicadas
a la venta de elementos
para el autocultivo de cannabis. A
finales de año la CEONC realiza
su segunda campaña consistente
en la denuncia de la Ley de
Seguridad Ciudadana, donde las
asociaciones presentarían un dossier
al defensor del pueblo.
A pesar del incremento de la represión
de la élite sobre el movimiento
a partir de 2000, éste continuó
realizando diferentes acciones
colectivas: conciertos, manifestaciones,
concentraciones, concursos
y copas cannábicas, encuentros y
jornadas con charlas, debates y foros,
asesoramiento informativo y
medicinal a ciudadanos, etc.
Por otro lado, Martín Barriuso,
Jaime Prats y Joan Ramón Laporte
(CEONC) actuaron como portavoces
durante una comisión sobre
drogas en el Congreso de los
Diputados, pero la falta de recursos
provocó que en 2002 desapareciera
la Coordinadora Estatal,
aunque en 2003 este espacio lo llenó
la Federación de Asociaciones
Cannábicas (FAC).
Ese mismo año nace el Partido
Cannabis por la Legalización y la
Normalización (PCLYN) en Valencia.
En su origen este partido
fue apoyado por la Asociación de
la Cultura Cannábica de Valencia,
la FAC y otras. Se estrenó en las
elecciones municipales de 2003
convirtiéndose en la sexta fuerza
política de Valencia. Pero el partido
pronto empezó a enemistarse
con la práctica totalidad del movimiento
social hasta su desaparición.
La ausencia del PCLYN no
ha supuesto para el movimiento
social el abandono de la acción
política electoral, puesto que este
año se ha creado también la
Representación Cannábica
Navarra (RCN/NOK) y, además,
en Zaragoza, el Partido Ecologista
del Cannabis (PEC).
ACCIÓN COLECTIVA TRANSNACIONAL
El movimiento cannábico
español se puso en contacto
con miembros del
movimiento a nivel internacional
por medio del
Consejo Europeo de ONG
sobre Drogas (ENCOD),
que es una red de ONG
cuya finalidad es estudiar
el impacto del tráfico de
drogas, las políticas internacionales
y estimular la
participación de la sociedad
civil en esta materia.
Varios grupos del movimiento
tomaron parte de
la creación de la Coalición
Internacional de ONG por
una Política de Drogas
Justa y Eficaz, que tuvo
lugar en Turín en 1997.
La acción colectiva más
importante del ENCOD es
la Global Marijuana March.
La edición de 2006 tuvo
lugar en 204 ciudades, 29
más que en el año anterior;
dentro del territorio
español las asociaciones
antiprohibicionistas organizaron
la marcha en
Madrid, Vigo, León, Málaga
y Puerto del Rosario. En la
actualidad, esta marcha se
ha convertido en una de
las acciones colectivas
más importantes del movimiento
que lucha por la
despenalización y normalización
del cannabis.