“La influencia del movimiento ecologista ha sido fundamental”
DIAGONAL: Antes de abordar Vauban como ecobarrio, háblanos
del proyecto originario, SUSI, la cooperativa
autogestionada de vivienda.
¿Cómo es un día en SUSI?
PATRICIA DE SANTIAGO-BLUM:
Primero explicar que SUSI en su
complejo de viviendas que además
conjuga actividades culturales y de
empleo; es un lugar donde se puede
probar la utopía. La gente que
vive en el proyecto, aproximadamente
260 personas, quieren vivir
en comunidad, vivir con gente que
piensa y tiene un estilo de vida similar.
Un día en SUSI puede comenzar
con trabajo, renovando
ventanas o pintando la fachada de
las casas, trabajando en los talleres
de madera o cerámica, llevando a
los niños al jardín, o incluso estudiando,
ya que una gran parte de
los que habitan aquí también son
estudiantes. Al mediodía se puede
almorzar en un comedor comunitario
(que, por cierto, era una antigua
celda del cuartel francés) y que
está abierto para todo el vecindario.
En él se cocinan por lo menos
50 comidas diarias.
D.: ¿Qué otros mecanismos de corresponsabilidad
ha puesto en
marcha SUSI para equilibrar la diversidad de situaciones vitales (personas
con menos ingresos, personas que tienen que hacerse cargo de otras personas...)?
P. S. B.: El trabajo voluntario es
una parte que incluye el proyecto
(es una posibilidad para las personas
con bajos ingresos, que se denomina
‘hipoteca muscular’: cada
persona tiene que cumplir 150
horas de trabajo voluntario dentro
del proyecto, haciendo, por ejemplo,
arreglos, limpiando los espacios
libres, colaborando en restaurar
un apartamento.
Para la asunción compartida de
responsabilidades es muy importante
la posibilidad de actuar y participar
en estructuras administrativas
transparentes para todos los
que viven aquí. Es decir, el derecho
de poder tomar conjuntamente decisiones
en las reuniones y plenarios
que se organizan dentro del
proyecto. Esto permite transformar
espacios en función de las necesidades
que se nos presentan, por
ejemplo, como ahora hay una mayor
cantidad de niños y niñas en el
proyecto se puede plantear mejorar
el atractivo de los espacios libres
o la restauración de un espacio
para el funcionamiento de un
jardín infantil o un taller. También
se apoya a otros proyectos. Actualmente
SUSI apoya a los ocupantes
de los vagones y construcciones
alternativas que hay a la entrada
del ecobarrio, el Comando Rhino,
que tienen de plazo hasta julio,
pues comenzará la construcción de
un nuevo proyecto urbanístico
–Stadthaus M1 Vauban– que ganó
el arquitecto Barkow Leibinger de
Berlín.
Personalmente en mi función de
impulsora y acompañante en este
proceso considero importante consolidar
una cultura que mantenga
la solidaridad existente, crear interés
por los temas urbanos, sociales
y ambientales y otorgar la posibilidad
de debatir, de aportar diferentes
ideas y opiniones así como apoyar
el dialogo y conciliar en el caso
de diversidad de opiniones o intereses.
Y, sobre todo, lidiar con aquellos
que no necesariamente tienen
confianza en la responsabilidad de
la ciudadanía.
D.: Una vez que cobra forma SUSI
comienza otro nuevo proceso para
participar en la rehabilitación
del barrio. Para ello, se funda
la asociación ciudadana Forum
Vauban en 1994, que ha tenido en
cuenta criterios ecológicos y de sostenibilidad
social en el diseño del
barrio, ¿cuáles son estos criterios?
P. S. B.: Efectivamente, Forum Vauban inició un proceso de participación
y sobre todo de asesoramiento y acompañamiento en todos los temas ecológicos (ahorro de energía, construcción ecológica, un barrio sin coches...). Pero desde el año 2004, es la asociación Stadtteilverein Vauban quien promueve y fortalece la participación de los habitantes del ecobarrio en
todos los asuntos públicos, en el desarrollo de las infraestructuras y la puesta en marcha de actividades y proyectos sociales y culturales para mantener una buena calidad de vida. Esto es central a la hora de incentivar la participación del barrio y mediar con los responsables del desarrollo urbano de la ciudad. Se puede decir que el barrio hoy ofrece una buena calidad de vida a numerosas familias jóvenes, promueve el bajo consumo de energía y ofrece espacios libres para el juego en las calles así como la posibilidad de vivir en determinadas zonas sin auto y otorgando posibilidades de transporte publico o privado (con mecanismos como el coche compartido).
D.: El contexto de Vauban es
Friburgo, que lleva décadas gobernada
por los Verdes y que apuesta
por la movilidad sostenible desde
los ‘70, ¿sin este panorama político
habría sido posible desarrollar un
ecobarrio como Vauban?
P. S. B.: Yo creo que ha sido fundamental la influencia de los movimientos
ecologistas desde los años ‘70 hasta ahora en esta ciudad, así como la presencia de personas concretas en el Consejo Comunal. También ha sido importante la presencia de activistas políticos y sociales en organizaciones no gubernamentales con visiones e ideas ambientales. Pero no son sólo los responsables políticos o las personas profesionales quienes han hecho un ecobarrio posible, sino la propia gente que ha decido optar por una construcción en grupo, experimentar con nuevas formas de ahorro de energía y aceptar modelos de aparcamiento a las afueras del barrio, siendo parte de este experimento de vida ecológica y social.
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