Se extiende la okupación de sucursales bancarias en Barcelona
En febrero de este año había once centros sociales okupados amenazados de desalojo en Catalunya. De todos estos espacios liberados, tres mantienen un litigio legal abierto, cinco han conseguido una cesión del espacio o detener el proceso temporalmente, dos han sido desalojados (La Otra Carbonería y, en un primer momento, Can Vies), y uno, el Ateneo Popular del Eixample, tiene una orden de desalojo firme que se debería ejecutar durante el mes de junio. Parece que la enésima ola represiva de los últimos años contra el movimiento okupa, fuertemente arraigado en Catalunya, no ha obtenido los resultados esperados por las instituciones públicas y el poder judicial.
El desalojo frustrado del histórico Centro Social Autogestionado Can Vies, en el barrio de Sants de Barcelona, ha vuelto a situar en la primera línea del debate público el papel de estos centros como ejes vertebradores del movimiento vecinal y el tejido asociativo de villas y barrios. Paralelamente, continúan apareciendo nuevos proyectos que rechazan la tutela de las instituciones y apuestan por la okupación como herramienta para recuperar espacios y construir imaginarios alternativos al sistema capitalista. La histórica escasez de espacios para desarrollar proyectos autogestionados, sumada a la dificultad para iniciar y consolidar nuevas okupaciones, están favoreciendo la búsqueda de nuevas estrategias y objetivos para continuar cuestionando la propiedad privada y llenando de vida inmuebles abandonados por sus propietarios.
De bancos a centros sociales
El mes de octubre del año 2011, un grupo de vecinas del barrio de Gràcia entró en la antigua sucursal bancaria de Caixa Tarragona-actualmente CatalunyaCaixa-situada en el número 181 de la Travessera de Gracia. Con esta acción, querían conseguir un espacio para "dar cabida a las necesidades y las iniciativas del barrio y de los diferentes colectivos y asociaciones" y reivindicar la okupación de un inmueble de una entidad financiera, con el argumento de que son la "máxima expresión del capitalismo". De esta manera, se abría un nuevo camino hasta ahora inexplorado por el movimiento okupa: recuperar espacios en desuso propiedad de los bancos para crear centros sociales autogestionados.
En un contexto de crisis donde buena parte de la ciudadanía percibe las entidades financieras como uno de los principales problemas que hay en España -según los datos del barómetro de abril del Centro de Estudios Sociológicos (CIS)-, la legitimidad del poder económico representada por los bancos ha quedado gravemente dañada. Todo ello, sumado al elevado número de activos inmobiliarios en desuso que poseen, fruto del cierre de muchas sucursales por la fusión de cajas de ahorros y la reestructuración del sector bancario, han propiciado un caldo de cultivo ideal para que proliferen las ocupaciones de estos espacios.
La chispa encendida por el 'Banco Expropiado de la Vila de Gràcia' tardó más de dos años a encender la mecha que, hasta ahora, ha visto nacer cinco nuevas ocupaciones de antiguas oficinas bancarias. En febrero de este año, personas procedentes de diferentes colectivos y proyectos de los barrios de la Izquierda del Eixample y Sant Antoni de Barcelona confluyeron para okupar una vieja oficina de Caixa Penedès en el número 98 de la calle Urgell. Desde entonces, el Ateneu l’Entrebanc acoge diversas actividades y el juzgado ha archivado la vía penal contra la okupación. También en el mes de febrero de este año, durante una manifestación de apoyo al Banco Expropiado -que actualmente espera fecha de juicio-, se hizo pública la okupación de otra oficina de CatalunyaCaixa en la misma Travessera de Gracia número 227. Desde entonces, el Casal Popular Tres Lliris da cabida a diferentes grupos de jóvenes. Mientras tanto, se instruye en los juzgados el procedimiento penal que ya ha supuesto la imputación de varias jóvenes y la imposición de un requerimiento judicial para abandonar voluntariamente el espacio, bajo la amenaza de emprender medidas cautelares para desalojar. Más allá de los barrios céntricos de la ciudad condal, la Assemblea de Joves del Congrés inauguró el CSO La Vaina, a finales del mes de abril, un nuevo espacio okupado propiedad de La Caixa en este barrio del distrito de Sant Andreu. Las okupantes de la antigua oficina situada en la calle Riera de Horta 53 están abriendo el espacio a la participación de colectivos de barrios cercanos y están tranquilas gracias a la ausencia de amenazas judiciales.
El fin de semana pasado se hicieron públicas las okupaciones de otras dos sucursales en los barrios barceloneses del Fort Pienc y Sant Antoni. 'El Rec' ha sido el nombre elegido para bautizar el nuevo Ateneo Popular del Fort Pienc, un barrio que se había quedado sin espacio liberado tras el desalojo, el pasado verano, del Casal Popular la Resposta. Durante el fin de semana han comenzado las tareas para habilitar y dinamizar esta oficina de Bankia en desuso situada en el cruce de las calles Ausiàs Marc y Roger de Flor. Setenta y dos horas después, en el mismo distrito del Eixample, se inauguraba el Ateneo la Pork, en referencia al animal icono del patrón del barrio de Sant Antoni. El local se encuentra en la confluencia de la avenida Mistral y la calle Rocafort y era una oficina de Caja Madrid, ahora propiedad de Bankia, entidad parcialmente nacionalizada y recapitalizada con dinero público.
Esta media docena de nuevos espacios ocupados se añaden a los muchos que hay en la ciudad de Barcelona y en todo el territorio y prolongan el tira y afloja entre los poderes públicos y financieros y los movimientos sociales y políticos de base, agentes enfrentados en una pugna por diferentes modelos de sociedad.
Este artículo es una traducción del publicado en la web de LaDirecta. Su contenido forma parte de un reportaje más extenso publicado en la edición en papel del semanario LaDirecta de esta semana.