Menos espacios para conciertos en Madrid
- Foto: Edu León
Luces bajas que salen del interior de un local, palabras entre vasos
medio llenos que lo atraviesan sin
ocultar a quien esté tocando su guitarra,
mesas de madera y espejos
en las paredes. Centenares de personas
buscan un local en Madrid, y
en cualquier otra ciudad, donde deleitarse.
La música en directo se escucha
cada día menos, y muchos
bares, por cumplir con la normativa
del Ayuntamiento, ya han decidido
quitarla definitivamente de
sus programaciones.
Según informaba el 18 de enero
el diario digital somosmalasaña.
com, las actuaciones gratuitas en
vivo tienen vida breve. El asunto no
afecta a las salas de concierto, en las
que el público, tras pagar entrada y
aguantar una larga cola, asiste a un
concierto, sino que en peligro están
aquellos bares en los que, tras apartar
cuatro sillas y montar dos micrófonos,
se da vida desde hace años a
pequeños conciertos de todo tipo de
artistas. Conciertos íntimos, al lado
de la escena controlada por la industria
musical.
No se ha sacado ningún
tipo de nueva ley al respecto,
como en un principio se decía en algunas
web especializadas de música,
sino que la normativa lleva años
en papel. Lo que sí está pasando es
que muchos locales, como el del barrio
de Malasaña, Picnic, se han visto
amenazados con tener que pagar
enormes multas por ofrecer
este tipo de actuaciones. Según han
comentado sus dueños a somosmalasaña.
com, “jamás hemos tenido
una queja de los vecinos, y en todos
los conciertos se toca bajito para
no superar el límite de decibelios
consentidos”. Pero dos agentes de
paisano han entrado hace dos semana
en su local, explicándoles
que empezarían a tenerles “bajo el
punto de mira”. “Aunque no molestes
a nadie, si no tienes licencia para
actuaciones en directo no puedes
hacerlas”, añade el dueño del
local. La única solución viable ha
sido acabar con los conciertos.
Presión policial
Hablando con quien lleva locales
de este mismo tipo, no sólo en la
zona de Malasaña sino también
en Lavapiés, se ve el miedo en sus
caras al hablar de los avisos policiales
recibidos por haber permitido
pequeñas actuaciones en directo
a primera hora de la noche.
“Tenemos dos juicios pendientes
por haber ofrecido conciertos
acústicos gratuitos”, nos comenta
el dueño de un local cerca de la
calle de Atocha. Y esto a pesar de
que los conciertos “siempre acababan
a las 23h y ni se podían oír
desde la calle”.
Quien sigue organizando conciertos,
lo hace casi a escondidas, anunciándose
en letras pequeñas en su
página de Myspace y escondiéndose
como si estuviese organizando actividades
clandestinas o subversivas.
“Por amor a la música”
El giro de tuerca del Ayuntamiento
no influirá sólo en los bares. La especie
en riesgo de extinción son los
artistas que ofrecen gratuitamente
sus conciertos en directo y que sólo
entre las sillas de este tipo de locales
encuentran un hueco para promocionarse.
El asunto no afecta a las
salas de concierto, en
peligro están quienes tras
apartar cuatro sillas dan
pequeños conciertos
Aline, jovencísima
cantante y guitarrista de origen angoleño,
residente en Madrid, acaba
de sacar su primer disco. Como
muchos otros, lo ha hecho compartiendo
su música en internet y actuando
gratis en directo. “Actuamos
por amor a la música y para
que se nos conozca, y los bares que
nos dan el espacio para tocar lo hacen
por la misma razón. ¿Qué podría
hacer si no un joven artista que
autoproduce sus discos, los regala
y los promociona tocando gratis
por los garitos?”.
Por su parte, las salas de conciertos,
que ya en 2004 denunciaban “la
fragilidad de las licencias ante el
acoso administrativo”, nunca vieron
este tipo de actuaciones como
un peligro para su negocio. Germán,
coordinador de una sala de
conciertos del centro de Madrid, ha
contado a DIAGONAL que “para todos
los que estamos interesados en
la música, es necesaria una cultura
musical que se complemente. Desde
el último llegado hasta U2, son
necesarios artistas de todas las tallas,
y sitios de todo calibre en los
que puedan exhibirse”. Tras recordarnos
la inversión “de tiempo, dinero,
y espacio físico del local” que
fue necesaria para que pudiese obtener
la licencia de sala de conciertos,
nos confirma los temores de
muchos colegas del sector hacia las
multas del Ayuntamiento.
La normativa vigente, muy clara
sobre lo que no se puede hacer, carece
de sentido a la hora de especificar
qué es una actuación en directo:
“Los conciertos en directo de hoy
en día se pueden hacer con un ordenador
portátil” nos comenta un
DJ que actúa pinchando música
electrónica en directo en los bares
madrileños. “¿En qué momento los
del Ayuntamiento me verán detrás
de mi portátil y se darán cuenta de
que estoy tocando en directo y no
haciendo pasar una lista de reproducción?”,
concluye este DJ.
Una legislación aprobada
desde finales de los años ‘90
La orden municipal
434/1999, del 12 de
marzo, basada en el
Decreto 184/98, del
22 de octubre, de la
Comunidad de Madrid,
es la normativa que
regula las actuaciones
en directo. El 5 de
noviembre de 2007 la
normativa fue actualizada
con un decreto
que aprueba este tipo
de “espectáculos
públicos y actividades
recreativas en establecimientos,
locales e
instalaciones”. En el
Anexo II de la normativa
se especifica la diferencia
entre los bares
de copas, en los que
“no están permitidas
las actuaciones en
directo” y los bares de
copas con actuaciones
musicales en directo
donde “pueden realizarse
actuaciones
musicales, músicovocales,
en directo con
un máximo de cuatro
actuantes distintos por
día”. El primer tipo de
bares lo forman los
que están amenazados
con graves multas
si no respetan esta ley.
En ellos sólo está permitida
la ambientación
musical “mediante la
reproducción o transmisión
mecánica o
electrónica”. Sin
embargo, nadie puede
mover dos pasos de
danza: “no está permitida
la existencia de
pista de baile ni
ofrecer o permitir la
práctica de esta última
actividad recreativa”.
La adaptación
de Barcelona
Tras una larga campaña guiada por
la Asociación Estatal de Salas de
Música en directo (ACCES) y la Asociación
de Salas de Conciertos en
Catalunya (ASACC), desde 2008 la
Generalitat permite las actuaciones
en directo y «en pequeño formato»
en sitios sin licencia de sala de conciertos.
La decisión fue impulsada
también por artistas y empresarios
del sector para frenar la crisis. Cambiando
el estatus de 191 locales al
de «bar musical con música en
directo» se les permite un «servicio
de bar con ambientación musical en
directo». En esa ocasión, Jordi Martí,
delegado de Cultura del Ayuntamiento,
decía a La Vanguardia que
la ordenanza «supone una aportación
cultural, ofrece nuevos contenidos
artísticos y, sobre todo, facilita
el impulso de nuevos artistas».