En huelga de hambre para llegar a la Península
- MELILLA. Las huelgas de hambre se repiten desde febrero, cuando cerca de 200 ciudadanos de Bangladesh e India se declararon en huelga de hambre.
El 23 de mayo, tras casi 15 días de
huelga de hambre, eran ya tres los
‘sin papeles’ hospitalizados en
Melilla. La huelga se inició el 12 de
mayo, cuando unos diez inmigrantes
originarios de la India –entre ellos
los cinco del Marine I que fueron derivados
a Melilla– hartos de esconderse
de los constantes operativos
policiales, se plantaron ante la
Delegación de Gobierno de la ciudad
autónoma de Melilla, y en plena
Plaza de España iniciaron una protesta
que, según declaran, están dispuestos
a llevar hasta el final. El 14
de mayo, tras sortear los controles
policiales –cinco de ellos fueron detenidos
y posteriormente expulsados–,
unos 50 inmigrantes de origen
argelino se sumaban a la huelga.
El objetivo de la protesta es denunciar
la situación que muchos sin papeles
atraviesan después de tres años
de retención en Melilla. Durante ese
tiempo sólo han tenido derecho a
una cama, comida y asistencia sanitaria
de urgencias. No pueden trabajar
ni salir de la ciudad, por lo que
con frecuencia dicen estar “prisioneros
en una cárcel con un patio grande”.
Ahora exigen que se les saque
de ese limbo y se les permita trasladarse
a la península para que puedan
trabajar y mandar ayuda a sus
familias. Según declara a DIAGONAL
José Palazón, de la ONG melillense
Asociación Pro Derechos de la
Infancia (Prodein), “no hay perspectivas
de solución, y ninguna autoridad
parece preocupada por lo que
ocurre. Hace días que los huelguistas
han solicitado una entrevista con
el delegado de Gobierno y con el presidente
de la ciudad autónoma, y todavía
no han recibido respuesta”. “Y
eso que los huelguistas están ya físicamente
tocados, están tan débiles
que les cuesta beber”, remata José.
Muchos de los huelguistas ya participaron
en febrero en la huelga de
hambre que sin papeles originarios
de la India y Bangladesh llevaron a
cabo por idénticas razones. En esa
ocasión, según Prodein, el delegado
de Gobierno llegó al acuerdo de que
todos serían paulatinamente trasladados
a la península para poder trabajar.
Era un acuerdo verbal, pero
los migrantes confiaron, suspendieron
la huelga y esperaron. Unas semanas
más tarde, salieron una decena
de ellos con “permiso de viaje” y
orden de expulsión del Estado español.
Pero el 14 de abril, durante todo
el día, un operativo policial detuvo a
39 bangladesíes. Este operativo, el
primero de una serie que se prolonga
hasta hoy, comenzó cuando la
Policía Nacional y la Guardia Civil
rodearon las chabolas instaladas fuera
del CETI donde los inmigrantes
llevaban meses durmiendo por miedo
a ser expulsados. A partir de ese
momento muchos inmigrantes, sobre
todo originarios de Asia permanecen
ocultos, presa del pánico, sin
atreverse a acceder al CETI, que es
donde se alimentan. Según denuncia
Prodein, cuando, confiados en que
los operativos han cesado, los sin papeles
acuden al CETI, un nuevo operativo
intenta detenerlos, como ocurrió
el 23 de abril y el 22 de mayo.
Sólo en abril han sido expulsados 61
inmigrantes de origen asiático.
Según Prodein, es tal el nivel de
desesperación de los ‘sin papeles’
que no piensan concluir las huelgas
hasta que no tengan en sus manos
el permiso necesario para viajar
a la Península.
El 22 de mayo, un ‘sin papeles’ se
arrojó al mar en lo que parece un intento
de suicidio. Según Prodein, llevaba
tres días diciendo que quería
morir, la noche anterior la pasó entera
llorando y al medio día se arrojó al
mar en una zona escarpada si saber
nadar. Su estado era crítico al cierre
de esta edición.