El DNI entra en la era digital
En el ámbito de la identificación
personal los países que no obligaban
a sus ciudadanos a tener una
documentación al efecto la van
implantando a marchas forzadas
(EE UU y especialmente Gran
Bretaña). En los países donde ya
existían documentos de identidad
para la población, se está impulsando
la renovación y modernización
del sistema aplicando las
nuevas tecnologías de control. En
este contexto, en marzo comenzó a
implantarse el DNI electrónico -como
colofón de un diseño comenzado
en la era Aznar-: Es similar al
actual, si bien incorpora un chip capaz
de guardar y procesar información.
Además de identificar al usuario
frente a terceros, su principal
novedad estriba en la firma electrónica,
destinada a facilitar, dicen sus
impulsores, la administración electrónica
(el ciudadano podrá hacer
trámites con la Administración desde
un ordenador), así como permitir
transacciones electrónicas comerciales
‘seguras’ a través de la
Red. El chip del nuevo DNI llevará,
en principio, la misma información
que el documento actual
junto con los certificados de autentificación
y de firma electrónica.
Se prevé que en el 2008 esté ya
implantado en todo el país.
No todo es color de rosa
El primer problema estriba en que
se prevé que, tanto la información
del chip, como la tecnología utilizada,
van a ser modificadas en breve.
El DNI-e ha sido aprobado por el
Gobierno a través de un simple
Real Decreto (R.D. 1553/2005), y
por tanto de espaldas, no solo a la
ciudadanía, sino a la voluntad del
Congreso que pudiera haber propiciado
un debate sobre su necesidad,
contenido, alcance y finalidad. Por
ello puede ser modificado en cualquier
momento por el Gobierno de
turno, sin necesidad de someterse a
votaciones parlamentarias.
Por otro lado, en febrero, el inspector
jefe del área de Informática
de la Dirección General de la Policía,
Juan Crespo, admitía el deseo
de la Administración de incorporar
en un futuro inmediato la tecnología
de radiofrecuencia (RFID) en
los pasaportes y DNI (e incluso hacer
de ello un solo documento), lógico
si tenemos en cuenta que a
partir del 1 de agosto de 2006 todos
los países de la UE deberán expedir
el pasaporte electrónico basado en
la tecnología RFDI (como respuesta
a EE UU, que exigirá a los visitantes
de la UE dicho pasaporte a
partir de octubre 2006). Y antes de
final de año la UE recomendará a
sus miembros la implantación del
nuevo carné de conducir europeo
con microchip incorporado.
Una etiqueta RFDI es un dispositivo
pequeño, como una pegatina,
que puede ser adherida o incorporada
a un producto, animal o
persona, y que contiene antenas
para recibir y responder a peticiones
por radiofrecuencia desde un
emisor-receptor. Los datos transmitidos
por la etiqueta proporcionan
información sobre la localización
e identificación del producto,
animal o persona marcados. La etiqueta,
además de su clara alternativa
al código de barras para los
objetos de compra (pudiendo conocerse
el recorrido de un producto
desde su fabricación, lo que permite
controlar a distancia los hábitos
de consumo de cada hogar),
tiene como especial característica
su paulatina implantación
mundial en la documentación de
identificación personal, con un
contenido que pudiera escapar al
conocimiento de su portador.
¿Identificadores bajo la piel?
La filosofía final de esta nueva tecnología
tiende a que cada ser humano
en el planeta lleve un número
de identificación con el que pudieran
ser reconocidas de forma inmediata
todas sus características personales;
un medio de identificación
válido, exclusivo, pero sobre todo,
masivo, que permitiera recopilar la
mayor cantidad de datos de cada
persona, bajo la conocida ecuación
Información = Poder. Implantando
el chip bajo la piel, las personas podrían
ser reconocidas incluso vía
satélite a través de GPS. ¿Ciencia
ficción? Perros y gatos ya llevan su
microchip implantado, siendo las
primeras víctimas de la llamada
‘ciberseguridad’; empresas estadounidenses
lo han implantado a
sus empleados; México y Colombia
lo promocionan como forma de evitar
o controlar secuestros. El Estado
español es pionero: una conocida
discoteca de Barcelona (Baja Beach
Club) lo vende desde el 17 de marzo
por 125 euros a sus clientes VIP,
que lo utilizan para abonar sus consumiciones,
suplantando así el DNI
y la tarjeta de crédito, siendo el primer
establecimiento del mundo en
realizar esta práctica. Sin embargo,
en el verano de 2005, la empresa
holandesa Riscue logró craquear
(romper los códigos de seguridad y
obtener la información) un pasaporte
biométrico equipado con
RFDI (obteniendo un intruso todos
los datos contenidos en el mismo
desde una distancia de 10 metros).
En marzo de 2006, de nuevo investigadores
holandeses demostraron
que las etiquetas RFDI pueden albergar
virus informáticos, pudiendo
de esta forma ser alteradas por
atacantes. Además, el virus sería capaz
de explotar las vulnerabilidades
de todo tipo que pudieran existir
en el software del sistema: una
etiqueta RFDI colocada en una maleta
podría ‘contagiar’ a otras, a
otros aeropuertos... pudiendo caer
todo un sistema. Y es sólo un ejemplo.
Que no olviden: hasta el doctor
Frankenstein fue muerto por el Ser
que él mismo había creado.