“La gente puede morir por disidencia en EE UU”
Laurel Krause es la hermana de Alison Krause, asesinada durante las protestas de la Universidad de Kent State, en Ohio, el 4 de mayo de 1970. Cuarenta y cuatro años después ha conseguido llevar el caso ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
“Mi hermana Alison era una persona muy viva y brillante que no se callaba las cosas”, recuerda Laurel. “El 4 de mayo, fue a una protesta en su campus y, en veinte minutos, los guardias nacionales la mataron. Dispararon balas contra estudiantes desarmados. Eran niños, mi hermana tenía 19 años, no tenía ni siquiera el derecho a votar aún”. Cuatro estudiantes fueron asesinados. Dos de ellos participaban en las protestas en contra de la invasión de Camboya durante la Guerra de Vietnam. Las otras dos víctimas caminaban para cambiar de clase. “En el campus había más de 2.000 guardias nacionales, policías, soldados, miembros de la CIA y del FBI”, añade Laurel. La Guardia Nacional sostuvo que abrieron fuego en defensa propia. Esta versión fue aceptada por el sistema de justicia penal y se archivó el caso de Kent hasta el año 2040. “A día de hoy, aún no sabemos cuántos tiros se dispararon”, comenta Laurel. “Mi hermana tenía un trozo de bala en cada órgano de su cuerpo. Esto nos da motivos para pensar que usaron balas del tipo Dum-Dum, que son de uso ilegal en las guerras”.
Una grabación aparecida en 2010 mostró cómo un guardia nacional dio órdenes de disparar
Disconforme con el cierre del caso y buscando desvelar la verdad y traer justicia a las víctimas y supervivientes de la masacre de Kent, Laurel se puso en marcha junto a la cineasta Emily Kunstler. Las dos mujeres fundaron en 2010 la organización no gubernamental Kent State Truth Tribunal (el Tribunal de la Verdad del Estado de Kent). “Queríamos grabar las historias de los testigos de la masacre y dejar que la verdad aflore. Nos pareció que no había suficiente conciencia colectiva entre las personas que estuvieron presentes ese día y ellos tienen su historia, pero nunca nadie se había molestado en preguntarles”, dice.
Nuevas pruebas en el caso
Ese mismo año aparecieron también nuevas pruebas que hasta el momento se desconocían y que ayudaban a entender con más detalle qué pasó exactamente el día de la protesta, para llegar a saber quién estuvo detrás de los disparos que acabaron con la vida de las cuatro víctimas. “Las nuevas pruebas fueron grabaciones hechas el día de la manifestación desde la ventana del dormitorio de uno de los estudiantes. Éste lo grabó todo, pero el material no se entendía bien porque se trataba de información registrada de forma analógica y es difícil separar los sonidos”, añade Laurel. Ante este obstáculo técnico, Laurel decidió acudir a Stuart Allen, experto forense de recuperación de pruebas, quien ha tenido un papel clave en la reapertura de la investigación. “Stuart analizó la cinta y en ella encontró que se oía cómo un guardia nacional daba la orden de disparar. Seguidamente se giraban los guardias y disparan a unísono. Es difícil de creer que dispararan sin una orden superior, habría habido una corte marcial”. A pesar de la evidencia de estas nuevas pruebas, el Departamento de Justicia rechazó la solicitud de abrir la investigación sobre el caso diciendo que la nueva cinta de audio no era concluyente.
En 2013, con el asesoramiento del abogado de derechos humanos Jamil Dakwar, Laurel llevó el Tribunal de la Verdad del Estado de Kent al Comité de Derechos Humanos de la ONU. “Todas las ONG pueden acceder cada cinco años a esta instancia para pedir una revisión de ciertos casos. Este año, el caso de la masacre de Kent se encuentra en la lista del Comité”, comenta Laurel. “Las pruebas descubiertas en 2010 tienen que ser estudiadas desde una perspectiva imparcial, no debe ser el FBI porque eso implica que se están investigando a sí mismos. No hay ningún tipo de control sobre el FBI”, dice, que señala que el ayudante adjunto del fiscal general del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, Roy L. Austin Jr., ha reconocido ante el Comité que se asesinó a cuatro estudiantes: “Es la primera vez que el Gobierno americano dice que hubo asesinatos”.
Después de 15 años dedicados casi en exclusiva a la búsqueda de la verdad sobre el asesinato de su hermana y las otras tres víctimas, Laurel por fin ha conseguido que un tribunal fuera de los Estados Unidos contemple su caso y acredite las nuevas pruebas presentadas. “Esto lo hago por los derechos de los activistas estadounidenses y de todos aquellos que protestan. Estamos haciendo esto para que ningún manifestante estadounidense vuelva a ser asesinado por disentir en América”, concluye Krause.
Cuatro días de protestas en la universidad
El 30 de abril de 1979, el entonces presidente de Estados Unidos Richard Nixon anunció la invasión de Camboya como parte de la Guerra de Vietnam. Este anuncio desencadenó cuatro días de protestas en la Universidad de Kent, en Ohio, que continuaron con altercados en el centro de la ciudad. Dos días después, el alcalde de Kent, Leroy Satrom, decretó el estado de emergencia y pidió el envío a la zona de la Guardia Nacional, una fuerza de reserva formada por voluntarios. La represión de las protestas de estudiantes incluyó el uso de gas lacrimógeno y fuego real. Cuatro estudiantes murieron por disparos realizados por los guardias nacionales y otros nueve resultaron heridos, uno de ellos con parálisis permanente.