Un frente democrático con IU
La resistencia social contra el golpe de Estado del bipartidismo económico y político ha llegado a un momento de acumulación y de incertidumbre en el que resulta imprescindible la referencia de un programa alternativo. Hay que conseguir la unidad de la izquierda como base de confianza para la formación de un Frente Democrático con el que se sienta identificada la inmensa mayoría de los golpeados por las agresiones del Gobierno del Partido Popular contra los derechos y las libertades que, en un sentido profundo, son la continuación de las barbaridades cometidas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero sin una adecuada respuesta de Comisiones Obreras y UGT. La resistencia ciudadana necesita ya un referente político mediante la unidad de la izquierda en alianza con los movimientos sociales y sindicales para la defensa de la democracia.
La convergencia de la izquierda se puede hacer contra IU, sin IU, en IU y con IU. Contra IU o sin IU no se conseguiría la unidad, sino la ruptura. La unidad en IU, como parece proponer la reciente Asamblea Federal, no es ni suficiente ni estratégica. La unidad con IU puede ser la convocatoria más razonable para la acumulación política, social y electoral.
Propuesta de entendimiento
De IU debería surgir la propuesta de una mesa de entendimiento para toda la izquierda con la capacidad, no sólo de parar al PP, sino de romper el bipartidismo. Dicha convocatoria está latente en las bases de Izquierda Unida para establecer un programa político de convergencia que le proponga una actuación conjunta a las mareas sociales de resistencia. Aunque no hay un llamamiento tan claro en la Declaración de Madrid, aprobada en la X Asamblea Federal de IU, podría considerarse como un avance en ese camino el reconocimiento de que “es más necesario que nunca
organizar una rebelión democrática de la mayoría social en defensa de una salida anticapitalista” y la disposición para “poner plenamente la organización de IU al servicio del movimiento popular”.
El tridente
IU tiene pendiente el debate sobre el tridente: tres reacciones diferentes en los escenarios similares de Andalucía, Extremadura y Asturias. Y puede tropezar en Madrid, donde en la Asamblea Regional se impuso por muy poco una peligrosa continuidad que no sintoniza con lo pactado en la Asamblea Federal.
Hay por lo menos tres dificultades y una amenaza para el Frente Democrático. Las dificultades son la desconfianza en importantes sectores de Izquierda Unida y de PCE hacia lo que significa el 15M en sus reclamaciones de democratización de la participación política, el anticomunismo que prefiere dividir a la izquierda en dos bloques (como en Grecia y Portugal) y la actitud de CC OO y UGT, que siguen actuando como si la agresión depredadora del poder económico fuera transitoria y se pudiera regresar a un escenario de pacto social.
Los dos grandes sindicatos, en sus Propuestas para promover el crecimiento, que no han querido discutir con sus aliados en la Cumbre Social y que sólo han enviado al Gobierno de Mariano Rajoy y a la CEOE, aceptan el ajuste (la destrucción de derechos y libertades) a cambio de “un proceso de negociación constructivo e integrador”.
La amenaza es lo que siempre se ha hecho contra el PCE y contra Izquierda Unida (y más ahora, cuando el PSOE teme la ruina electoral): el injerto en su interior de los que siempre estarán dispuestos a desbaratar lo que mejora y crece para ayudar al PSOE en una supuesta alianza de la izquierda. La termita interna está en El libro rojo de Gaspar Llamazares, que propone “revitalizar el capitalismo a través del socialismo” en colaboración con el PSOE.