FRANCO, FRAGA Y EL NACIONALISMO
He visto las fotos de Francisco Franco,
colgado en efigie, como en las
antiguas ceremonias de damnatio
memoriae (condena de la memoria),
mientras se desmonta, en una
ceremonia muy simbólica (incluso
por ser tan tardía) su última estatua
pública ecuestre. La estatua de la
Plaza del Ayuntamiento de Santander,
se retira para la recuperación
de nuestra sociedad, por fin, y, sólo
en parte, para la recuperación de la
memoria histórica en ese punto tan
negro. También he recordado las,
tan recientes como significativas,
palabras de su ex ministro preferido,
Manuel Fraga Iribarne, de que
“había que colgar de alguna parte a
los nacionalistas, para ver su peso
real actual”. Se olvidaba convenientemente
el Sr. Fraga de que él fue
(o es, ya que nunca ha renegado de
ello) un importante puntal de aquel
bando “nacionalista” y centralista
de Franco. Un bando que sigue
constituyendo, si no el único, sí el
más dañino de los negocios políticos
que, disfrazados hábilmente de
patriotismo, se erigen en el mayor
factor de división y debilitamiento
de España.