Primer jaque al rey borbón
La manifestación anti-monárquica del pasado sábado en la capital del reino puede aportar interesantes elementos de análisis.
1) Ha tenido bastante repercusión mediática, no solo por varios miles de asistentes (a pesar de la tromba de agua que les cayó encima) sino por su valor simbólico. El destino final del recorrido era la Plaza de Oriente, ante el mayor de los palacios reales de Europa Occidental, construido por el fundador de la dinastía borbónica española, Felipe V. Utilizado para ceremonias de Estado, su dimensión simbólica se acrecienta por haber sido el escenario elegido por el dictador Franco para arengar a sus fieles. La última de estas concentraciones franquistas tuvo lugar el 1º de octubre de 1975, para apoyar los cinco fusilamientos cometidos días antes, y mostrar desprecio a las campañas internacionales que habían pedido indulto. Entre los altos dignatarios del régimen que escoltaban al “Caudillo”, respaldando así su dureza represiva, se encontraba Juan Carlos de Borbón y Borbón, designado como sucesor del dictador a título de rey.
2) Podría ser que a los actuales gobernantes les acometiera una crisis de pánico ante la posibilidad de que la confluencia de antimonárquicos superase en número a los que vitoreaban a Franco, puesto que desplegaron 1400 policías antidisturbios, auxiliados por caballos y perros, en un amplio perímetro alrededor de la plaza, “operación jaula” de mayor extensión que la practicada para impedir la llegada al Congreso de recientes manifestaciones.
3) Ha vuelto a demostrarse la relevancia de las redes sociales digitales y los medios de información independientes e interactivos para la movilización ciudadana, sustituyendo a los medios de comunicación masivos y comerciales, obedientes a “lo políticamente correcto”.
4) Los organizadores del acto no solicitaron permiso para manifestarse, y a pesar de declarar altos cargos del gobierno que “no autorizaban” lo que consideraban “inconstitucional”, en el momento que los manifestantes ocuparon las calles, se optó por permitirles la marcha.
5) Los asistentes a estas manifestaciones han sido jóvenes en su mayoría, que no sólo no conocieron la II República, sino tampoco el Franquismo. Para haber votado la actual Constitución de 1978, hoy día habría que tener 53 años o más, lo que implica que más de la mitad de la población española no lo pudo hacer. Y no han sido pocos los cambios sociales, culturales, tecnológicos y económicos sucedidos entre tanto.
6) El propagandístico rol de “garante de los derechos constitucionales” que se atribuye a la Casa Real, desde hace algún tiempo se ha visto carcomido por asumidos errores y enriquecimiento personal que se está investigando como delito de corrupción. No se les puede responsabilizar de la actual depresiva recesión, pero su “santa alianza” con los financieros, el ejército y la iglesia (que recuerda la forjada por Franco), hace que la crisis económica no les afecte. Así. no deberá extrañar que en enero 2013 una encuesta indique que el 57,8% de los jóvenes españoles entre 18 y 29 años está en contra de la monarquía como forma de organización del estado (Sigma Dos).
7) Finalizando con la reciente jugada de ajedrez-político, el jaque al rey fue repelido por la muralla defensiva de torres y caballos. La partida continuará.