Los intentos de simular Bolonia en América Latina
Texto de Alfredo Almendros
Unos 1.000 rectores de universidades
de toda América Latina expectantes
en un auditorio. Un
hombre tras una tribuna y un fondo
rojo. Un cartel en la tribuna:
Universia. Una promesa: 600 millones
de euros para los cinco próximos
años. Un objetivo: “Universia,
como mayor red virtual
universitaria del mundo, constituye
un elemento decisivo para el
impulso del Espacio Iberoamericano
del Conocimiento (EIC)”.
¿Y quién es ese hombre? Emilio
Botín, presidente del Santander y
de Universia en su apuesta por extender
a América Latina y el
Caribe el Espacio Europeo de
Educación Superior (EEES), en
junio, en un encuentro internacional
en Guadalajara (México).
El proceso avanza lento con la
firma de acuerdos, como la Declaración
de Guadalajara de junio. Si
nos fijamos detenidamente en sus
conclusiones observamos cómo se
imita el proceso de construcción
del EEES: “Se comprometen con
una universidad abierta, en relación
con los gobiernos, las instituciones,
las empresas y el conjunto
de los actores de la sociedad”; “un
gran Programa Iberoamericano de
Movilidad Académica, con financiación
mixta, pública y privada”;
“consolidar los procesos de evaluación
y acreditación de las enseñanzas
y proceder a su adaptación
para facilitar la compatibilidad de
sus estructuras y contenidos”;
“instar tanto a los gobiernos como
al sector privado a un incremento
progresivo y continuado de los niveles
de inversión en I+D+i”; “un
marco jurídico que favorezca el
mecenazgo y gestionar estratégicamente
la captación de recursos
a través del mismo”. Todo ello, con
el agravante de que los poderes
económicos dispuestos a interferir
el proceso están preparados gracias
al rodaje del EEES, mientras
que las autoridades académicas y
universidades latinoamericanas
entran tímidamente en un proceso
nuevo para ellas.
Universia es el mayor portal universitario
del mundo en habla hispana
y portuguesa y cuenta con más
de 1.100 instituciones académicas
socias según sus propios datos. Se
organiza como una empresa de la
que las universidades son accionistas
y Botín presidente. Esta inversión
anunciada en Guadalajara es la
continuación de la iniciada en 2005.
Entonces, el Santander aportó 375
millones de euros.
- MÉXICO. Emilio Botín y Felipe Calderón en el Encuentro Universia el 31 de mayo.Red Universia
Otros apoyos internacionales
Este intento liderado por Universia
no es el único. Encontramos otros
dos principales impulsores oficiales:
Unión de Universidades de
América Latina (UDUAL, fundada
en 1949 con sede en la UNAM méxicana)
y la Organización Universitaria
Interamericana (OUI, fundada
en 1979 con sede en la ciudad
canadiense de Quebec). La UDUAL
aglutina a 182 instituciones de educación
superior de 21 países. Entre
sus principios está la defensa de la
autonomía universitaria y la integración
cultural regional, en una
retórica similar a la Magna Charta
Universitatum europea, documento
de 1988 que de aplicarse habría
provocado una deriva muy diferente
en la universidad europea.
La OUI por su parte, agrupa alrededor
de “300 instituciones y
asociaciones nacionales universitarias
que acogen a más de 6 millones
de estudiantes, 500.000 profesores
y 600.000 miembros de
personal de apoyo” según sus propios
datos. En esta organización
encontramos, además de instituciones
latinoamericanas, la influencia
de EE UU. Entre sus fines,
además de la retórica habitual, comenzamos
a encontrar referencias
a la gestión, a los “productos” de
la universidad, a la integración interregional-
continental, renovaciones
pedagógicas vinculadas a
nuevas tecnologías, gobernanza,
etcétera. Actualmente, si bien no
aparece entre sus principios fundacionales,
se plantea como tarea
propia el convertir a las universidades
“en elementos eficaces del
desarrollo económico, social, cultural
y tecnológico”, algo que recuerda
a la retórica boloñesa.
El Instituto Internacional para
la Educación Superior en América
Latina y el Caribe de la UNESCO
(IESALC-UNESCO) también se
encuentra entre otros de los promotores,
aunque en un segundo
plano. A caballo entre este punto y
el siguiente debemos colocar a la
Organización de Estados Iberoamericanos,
que incluye el proceso
en el marco de sus “Metas educativas
2021: La educación que queremos
para la generación de los bicentenarios”.
También en la agenda europea
Si Bolonia se fraguó en Europa,
Europa también tiene mucho que
decir en los intentos de extender
Bolonia a América Latina. Y, por supuesto,
ha estado presente durante
la presidencia española de la Unión
Europea, más concretamente en las
reuniones de ministros de Educación
de la UE y América Latina,
celebrada en Madrid, los días 25 y
26 de marzo de 2010. Entre los participantes,
además de los representantes
gubernamentales, se encontraba
una institución tan universitaria
como es el Banco Mundial.
De estas reuniones conjuntas
ha surgido la promoción del Espacio
Común América Latina-Caribe-
Unión Europea de Educación
Superior (ALCUE). En su comité
de seguimiento, que cuenta con
ocho miembros, encontramos a
una de las herramientas más denunciadas
en la implantación de
Bolonia en el Estado español: la
Agencia Nacional de Evaluación
de la Calidad y la Acreditación
(ANECA), responsable de los criterios
mercantilizadores que rigen
hoy día la educación superior
española. El espacio ALCUE fijó
sus principios en la conferencia
de Ministros UE-ALC de París del
año 2000, si bien su origen se remonta
a Río de Janeiro un año antes.
El mismo año de la declaración
de Bolonia.
En este marco han comenzado
programas como el ERACOL
(Erasmus Columbus) que comenzando
por las disciplinas sanitarias,
emula al programa Erasmus
europeo. Está financiado por la UE
y ha sido denunciado porque absorbería
estudiantes destacados
de Latinoamérica. Un acicate para
la fuga de cerebros de los países
con menos recursos.
TUNNING EN 'STAND-BY'
Otra correa de transmisión de
la nueva Universidad sería el
proyecto Tunning América Latina.
El proyecto Tunning (que
comienza en 2001) está coordinado
desde la Universidad
de Deusto (privada y de jesuitas)
afirma buscar la armonización
de las estructuras educativas
europeas. En 2003 se
presenta ante la Comisión
Europea el proyecto para América
Latina. En él podemos ver
lo que durante la batalla contra
el Plan Bolonia se ha criticado:
un modelo educativo
que relega el conocimiento a
un segundo plano en favor de
las competencias, que se convierten
en criterio de calidad
de programas que respondan a
las demandas empresariales
de mano de obra flexible constantemente
readaptable. Aunque
desde febrero de 2007 no
se ha vuelto a reunir.