Vittorio Arrigoni, manifiestamente humano
- Foto: Il Manifesto
Me gustaría ilustrar este artículo con la fotografía que ofreció el
diario italiano Il Manifesto junto a un texto de su amigo Michele
Giorgio, en lugar de elegir la imagen del vídeo en que Vittorio Arrigoni
aparece cautivo y ensangrentado, con una venda en los ojos y las manos
atadas a la espalda.
Puede que lo más actual sea el cuerpo asesinado del cooperante italiano
secuestrado en Gaza y hallado en una casa abandonada de la franja, según
fuentes de los servicios de seguridad de Hamás a la agencia Reuters.
Pero yo me quedo con la imagen más trascendente de Arrigoni que su amigo
Michele ha seleccionado para glosar su vida, por la vida que nos deja
cuando ya nadie puede rescatar la suya. En la foto aparece el
colaborador de Il Manifesto al lado de una niña palestina de Gaza, que pasa su brazo por el hombro del amigo de su pueblo.
Arrigoni pertenecía al Movimiento de Solidaridad Internacional, una ONG
propalestina, y se sintió llamado por esa causa cuando Israel desató
sobre Gaza la Operación Plomo Fundido, la invasión militar que acabó con
la vida de casi dos centenares de niños y niñas como la que abraza a
Vittorio. Entonces, sin ser periodista, se hizo corresponsal del diario
Il Manifesto, en cuyas páginas vino publicando un blog sobre la vida
cotidiana en la franja. De la Operación Plomo Fundido quedó como
testimonio un libro cuyo título lo dice todo: Gaza: restiamo umani.
(Gaza: seguimos siendo humanos).
Entresaco muy de prisa algunas de las reflexiones del autor sobre su
obra. "Es la crónica de tres semanas de derramamiento de sangre, escrita
con lo mejor de mi capacidad y en una situación de inseguridad absoluta.
A menudo transcribo el infierno que me rodea inclinado sobre un cuaderno
arrugado, en una ambulancia con las sirenas en marcha. O tecleo en mi
ordenador dentro de un edificio sacudido por las explosiones. Son
páginas manchadas de sangre o impregnadas de fósforo blanco".
Un grupo islamista salafista, de esos que se mueven como marionetas al
servicio de oscuros intereses, había anunciado que el secuestro de
Vittorio Arrigoni acabaría con su muerte si en el día de hoy el Gobierno
de Hamás no liberaba a varios detenidos, entre ellos el líder salafista
Abu Al Waleed Al Maqdisi. El grupo cumplió su amenaza sin dilación y con
extraña y urgente prontitud, por no decir con apresuramiento.
Puede que estragulando a quien tan comprometida voz dio de la última
masacre sufrida por el pueblo palestino crean sus asesinos que van a
contribuir a mermar la solidaridad del mundo con esa causa, algo que en
última instancia solo tendría como beneficiario al Estado de Israel.
Pero estamos convencidos -tenemos que estarlo para seguir siendo humanos
como Vittorio- de que las palabras sembradas por Arrigoni no acabarán
con las Flotas de la Libertad que mueve el viento de los corazones
manifiestamente humanos, como el suyo. No dejéis de buscarlas en la
librería para que sigan latiendo.