Salvemos el Pirineo aragonés
- PIROTECNIA. La animada manifestación de Zaragoza reunió el sábado 11 de
marzo a unas 2.500 personas para luchar contra la especulación en la montaña. / Josan Casabona
En el verano de 2003 quedó
patente que el Gobierno
de Aragón tenía muy
olvidados los retos del
Año Internacional de las Montañas
asumidos el año anterior. La
sospecha tomó cuerpo cuando se
destapó la caja de los truenos con
el artículo ‘Perdón para Espelunciecha’,
firmado por el catedrático
de Geografía Física, Eduardo M.
de Pisón, quien movilizó a la sociedad
aragonesa y española para
pedir el indulto a un valle pequeño
pero simbólico del Pirineo de
Huesca, señalado con el dedo de
Aramón (consorcio de la nieve integrado
por Ibercaja y el Gobierno
de Aragón). Desde entonces, junto
con otros colectivos y personas,
nuestro empeño ha crecido y
nuestro tesón de trabajar por un
verdadero desarrollo sostenible
en la montaña no ha cesado, sin
olvidar en ningún momento la
prosperidad de los pueblos de la
montaña.
La Plataforma en Defensa de las
Montañas decidió presentar a las
Cortes de Aragón una Iniciativa
Legislativa Popular para la defensa
de la alta montaña de Aragón, creando
una Comisión Promotora que
estuvo trabajando desde marzo hasta
septiembre de 2005 en la recogida
de firmas. Se necesitaban 15.000
y se consiguieron el doble. Se pretendía
que nunca volviera a suceder
lo mismo que en Espelunciecha en
lugares que también están en el
punto de mira, como Ruego (en
Bielsa), Punta Suelza (en Gistaín),
Ardonés y Castanesa (en la Ribagorza),
la Canal Roya o la Canal de
Izas (en Canfranc), o las sierras inigualables
del Sistema Ibérico turolense.
Quería una ley que controlara
nuevas infraestructuras como
grandes carreteras, presas, líneas
eléctricas, las urbanizaciones o un
turismo pernicioso y mal enfocado,
como el que se está dando en las estaciones
de esquí alpino.
¿Por qué y para qué es necesaria
una ley más? Porque a la vista de
lo sucedido en estos últimos dos
años, está claro que todo lo existente
es insuficiente para frenar el
deterioro de las montañas aragonesas
y el urbanismo alocado que
en ellas se vive. Porque hasta la fecha,
no existe tratado mundial alguno
jurídicamente vinculante que
se ocupe específicamente de las
montañas. Y las diversas normativas
de Aragón no tienen en cuenta
las peculiaridades de los ecosistemas
de montaña.
El presidente del Gobierno de
Aragón, el Sr. Iglesias, manifestó
su intención de aprobar una Ley
del Pirineo y, sin embargo, ahora
acaba de aprobar, con gran premura
y sustanciosos cambios, unas
Directrices de Ordenación del Territorio
Pirenaico Aragonés que ni
abarcan la especificidad de las
montañas, ni abordan el problema
que generan los actuales proyectos
expansionistas de las estaciones
de esquí en el Pirineo.
La iniciativa privada (como la de
la empresa Nozar) se está fijando
ahora en valles de la Ribagorza,
cerca de Castanesa y Cerler. La filosofía
de desarrollo de este tipo
de inmobiliarias responde al crecimiento
sin contemplaciones, aún a
costa de urbanizar lugares naturales.
Cuando, por otra parte, se está
demostrando que la ampliación y
creación de nuevas estaciones de
esquí es un negocio deficitario y
que sólo se sostiene con una gran
inversión en el sector inmobiliario.
No nos vale la excusa repetida del
‘pobre montañés’ que tan alegremente
manejan el Sr. Iglesias o el
Sr. Sánchez desde su consistorio.
O esos argumentos falaces de que
los ecologistas no dejamos mover
una piedra. Está quedando claro
que entidades de ahorro como
Ibercaja serán las grandes beneficiarias -y no los montañeses-, gracias
a la obtención de suelo público
gratis y a las ayudas financieras
que éstas prestan a las promotoras
inmobiliarias y futuros propietarios
en forma de créditos e hipotecas.
El propio presidente de Ibercaja
ha reconocido que “una instalación
mecánica no es rentable. Es
un pozo sin fondo de meter dinero
a pérdidas”.
Tampoco hay que dejar de lado
el problema del cambio climático.
Según un estudio de la ONU: “El
calentamiento global puede originar
el cierre de más del 50% de las
estaciones de esquí de los Alpes en
el año 2050”. Si eso pasa allí que
hay montañas más altas, más frías,
con más nieve y glaciares, ¿qué pasará
en los Pirineos, por no decir
ya en las montañas de Teruel?
Por todos estos motivos, la Comisión
Promotora de la Iniciativa
Legislativa Popular defendió ante
el Parlamento aragonés el 15 de
diciembre de 2005 una “Ley de
protección de la alta montaña en
Aragón”. Los grupos que sustentan
el Gobierno aragonés, PSOEPAR,
rechazaron debatirla, y el PP
se abstuvo, criticándola duramente;
todos haciendo oídos sordos a
la voluntad de miles de aragoneses
y sometiéndose a intereses inmobiliarios-
financieros. El presidente
Sr. Iglesias se comprometió,
en su discurso de investidura, a
“aprobar, en este curso parlamentario
una ley de protección de la
montaña”, y vamos a seguir haciendo
todo lo posible por que esto
se cumpla.
Aramón y la especulación
Sin presión popular, Aramón
seguirá convirtiendo el Pirineo
en una gigantesca estación de
esquí. Pretende, además, extensas
reclasificaciones de suelo
público en la proximidad de sus
estaciones, donde construirá
miles de chalets y adosados. La
empresa hace oídos sordos a la
declaración del Senado español
que alerta de «que el crecimiento
urbanístico en el Pirineo
resulta insostenible». No da ningún
valor al testimonio de los
profesionales europeos de
«turismo de invierno» que señalan
a las grandes urbanizaciones
como amenaza para un turismo
de calidad en la montaña.
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